Online-Buch lesen «Robert Johnson Hijo De Diablo» Autor Patrizia Barrera

Robert Johnson Hijo De Diablo
Barrera Patrizia
La tràgica historia de Robert Johnson, gran m?sico Blues de los a?os 30 americanos, la resoluciîn del misterio de su tràgico final, el trasfondo y la discograf?a completa. Una novela emocionante y una investigaciîn histîrica sobre la breve vida de Robert Johnson, considerado por la mayor?a como el abuelo del rock pero amad?simo de locos del blues. Una narraciîn apasionante y quizà la soluciîn de un nudo oscuro, denso de esoterismo y fanatismo religioso, que llevaron a la muerte violenta y prematura de aquel que fue marcado como Hijo del Diablo. ?Quå cosa del arte de Robert Johnson puede ser definida malåfica? ?De verdad ål firmî un pacto con Satanàs para obtener fama y honores del mundo de la m?sica? ?Y cuàl fue realmente la causa de su muerte? Descubràmoslo juntos en este libro absorbente y muy flu?do que os tocarà el corazîn.


Patrizia Barrera
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Indice dei contenuti

COPYRIGHT (#u3f5e268b-fb79-544b-b9cc-452aa8e1406d)
MÀS ALLÀ DE LA LEYENDA (#u2f7604df-7662-5361-b108-b5df89d08a33)
HIJO DEL DIABLO (#u0877a5ed-0772-5969-b810-3d39b2fd988c)
EL MISTERIO EN UNA FOTO (#uaf1ea391-d14d-5321-981a-cb0df287be3a)
MATAR A SATANÀS (#uee533d28-97a3-553c-a878-4c7eca4a0dee)
EL MISTERIO ESTÀ EN SU MUERTE (#litres_trial_promo)
QUÅ QUEDA DE ÅL (#litres_trial_promo)
BIBLIOGRAF?A (#litres_trial_promo)
Ringraziamenti (#litres_trial_promo)


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RHA PRODUCTION

MÀS ALLÀ DE LA LEYENDA
Un Chico solo


A veces me gusta “desenmascarar” un poco los mitos, reducirlos a una dimensiîn màs humana. Es este el caso de Robert Johnson, desde siempre definido “demon?aco”, “oscuro”, ligado en cierto sentido al Maligno y a aquella imagen Dark de pionero del rock. Sobre ål se ha dicho de todo y de màs, pese a que, como en el caso de much?simos artistas de la åpoca, los datos biogràficos a nuestra disposiciîn sean realmente escasos. Pero quizà sea precisamente la Leyenda que incide sobre la inmortalidad de su figura y que, a mi parecer, acent?a tambiån el espesor art?stico de la misma. No puedo esconder que su personaje no me resulta simpàtico y probablemente muchos de vosotros me odiaràn por esto: sin embargo, no es mi costumbre tener pelos en la lengua, es màs, adoro llevar a la luz verdades incîmodas. En el caso de Robert Johnson, me he esforzado mucho para remontarme a la realidad VERDADERA de los hechos, ?y os aseguro que he encontrado bocaditos jugosos para vosotros lectores! Pero vayamos en orden. Una infancia seguramente dif?cil, pero en ning?n caso oscura, como muchos afirman.
La madre se llamaba Julia Major y fue seguramente una mujer... ?muy exuberante! En el 1889 se casî con un tal Charles Dodds, que pose?a terrenos y tambiån un peque?o negocio de muebles de mimbre. El hombre parece quizà de origen jud?o y no era muy bien visto en la peque?a Hazlehurst, en el Misisipi, donde viv?a la familia. Hàbil comerciante, atra?a la envidia de otros peque?os propietarios de la zona, probablemente tambiån molestos por el hecho de que no fuese un “puro americano”.




Aqu? està la primera casa de Robert Johnson en Hazlehurst.
Ya era una ruina cuando, en los a?os 90, la peque?a ciudad decidiî restaurarla y convertirla en un museo.
La casita fue construida por Charles Dodds e inicialmente ten?a un pîrtico, que se ve tambiån en alguna fotograf?a vieja de Johnson. Comodidad de la åpoca: ?la casa gozaba tambiån de agua corriente!

Se sabe que en la åpoca las cosas se precipitaron demasiado deprisa: habiendo llegado a las manos con los hermanos Marchetti (?y parece que se hubiese escapado tambiån el muerto!), Charles fue obligado a huir en la misma noche en el 1909, haciendo borrar sus huellas. Habiåndose quedado sola con 10 hijos sobre las espaldas, la pobre Julia no sabe quå hacer: aislada, se?alada, objeto de varios abusos, no consigue hacer prosperar la peque?a fàbrica, que va a la ruina. Mientras tanto, el marido se ha mudado a Memphis y se ha cambiado el nombre a Spencer. Reuniendo alg?n dinero de ambas partes, Julia consigue enviar, de dos en dos, a los hijos màs peque?os al padre, hasta que se queda sola en Hazlehurst con las hijas mayores. Y aqu? la tragedia explota: obligada a cerrar tambiån el peque?o negocio de muebles porque no consigue pagar los impuestos y encontrando cobijo en una casucha abandonada en la periferia, la pobre mujer es obligada a hacer aquello que hoy llamar?amos “trabajos estacionales” para sobrevivir, recogiendo algodîn doce horas al d?a por las plantaciones cercanas.


Aqu? la misma casa de antes, despuås de la restauraciîn, màs o menos como se ve hoy.
Aqu? tiene una breve relaciîn con un campesino del lugar, un tal Noah Johnson, y se queda embarazada del peque?o Robert, que en los primeros a?os de vida es educado en realidad por las hermanitas. Durante una åpoca, la cosa es escondida a las orejas del marido Charles... ?pero no por mucho tiempo! Incapaz de comprender la soledad de la mujer, este ?ltimo desencadena rayos y truenos, rechazando reconocer al ni?o durante los a?os siguientes, a pesar sin embargo de que haga desesperados intentos de reunir a la familia. Lo conseguirà 10 a?os despuås, pero el peque?o Robert (Leroy) seguirà siendo para siempre “el bastardo” mal tolerado y poco amado. Para consolarse de la traiciîn de la mujer, parece que, aun as?, este ya hubiese establecido con anterioridad una relaciîn estable y tenido dos hijos con otra mujer, por lo que, cuando finalmente la familia se reuniî, se trataba en la pràctica de una gran familia “alargada” que comprend?a los diez hijos de Charles y Julia, los dos nacidos de Charles con su amante y el peque?o Robert. ?No era para estar muy contentos en una situaciîn del gånero!


Aqu? el certificado original del censo de 1920... En este periodo, el peque?o Robert viv?a ya con la madre y el padrino Dusty Willis en Arkansas. Es interesante cîmo el apellido del ni?o està indicado con Spencer

In?til decir que el matrimonio entre Charles y Julia se desmorona; en 1919 encontramos a esta ?ltima casada de nuevo con un cierto Dusty Willis, y la nueva pareja se va a vivir a Robinsonville, sobre el delta del Misisipi. Robert està con ellos pero la relaciîn con el padrino es muy dif?cil. El chiquillo se ha enterado hace poco de quiån es su verdadero padre y, rencoroso en las comparaciones entre ambos padrinos, grita el apellido Johnson a los cuatro vientos.
Es combativo, irascible, sufre de continuos dolores de cabeza. Aun habiendo aprendido a leer y a escribir con anterioridad (?y algunos dicen que ten?a una escritura bonita!) no quiere ir màs a la escuela y no acaba ni siquiera la escuela primaria. Su ?nico consuelo es ir a la orilla del r?o y tocar la harmînica y el “arpa del jud?o”.

En casa es totalmente in?til y de trabajar en los campos ni se habla. En 1920, la peque?a familia se traslada en Arkansas a Lucas Township, Crittenden County, como parece demostrar un censo de 1920, pero las cosas no van mucho mejor. Es bien sabido que Robert ten?a un ojo “bailar?n”, esto es, un ojo màs peque?o que el otro, y que ten?a notables dificultades de atenciîn. Se susurra que pudiese haber sufrido epilepsia... pero no me apetece confirmar este dato, tambiån porque muchas crisis de agresividad t?picas de la edad adolescente pueden ser confundidas con esta enfermedad. Y parece que el buen Robert de crisis... tenga una cuantas, ?visto que al final la familia se resigna a su vida de vagabundo!


As? se ve?a Crittenden County en 1920

Con 14 a?os comienza a visitar las barcazas musicales sobre la orilla del Misisipi, a fumar, beber y salir con mujeres. Contagiado con la m?sica de Son House y Willie Brown, se refugia en el Blues, pero la m?sica “maldita” es odiada por la familia, que a?sla esta pasiîn suya de todas las maneras. Quizà nace en este per?odo la man?a del joven Johnson de tocar en los cementerios y en los bosques oscuros: lej?simos del pensamiento del “demonio”, el pobre Robert busca simplemente un lugar escondido para practicar en paz su pasiîn y llorar en silencio. Todav?a sin haber sido “tocado” por el Maligno, a los 15 a?os es un adolescente inquieto y, en realidad, un inadaptado.
Ahora, antes de continuar, me gustar?a concentrar vuestra atenciîn en esta famosa “arpa del jud?o”, de la cual tantos hablan, y si miràis en derredor encontraråis muchos art?culos sobre Robert Johnson que afirman que la tocase... sin ir MÀS ALLÀ en la descripciîn. No obstante, ?este peque?o instrumento dice mucho sobre la psicolog?a y, sobre todo, sobre las capacidades art?stico-musicales del joven Johnson!


As? se ve?a Crittenden County en 1920

La “Jew's Harp” es en la pràctica... un ARPA DE BOCA, un instrumento de origen gitano que era tocada por los nîmadas del Rayastàn ya desde el 1500 y que, como muchos otros, hab?a llegado a las orillas del Misisipi junto con los inmigrantes italianos y jud?os, que lo hab?an adoptado. Hoy como ayer, llamar a alguien gitano era llamarlo en modo despreciativo, esto es, “c?ngaro”. El peque?o instrumento era entonces casi el s?mbolo de un estilo de vida fuera de los esquemas, por no decir descarriado. Era ademàs muy fàcil de obtener, fabricar y tambiån tocar; no se necesitaba ninguna habilidad particular, tan solo la constancia. Probablemente Johnson la utilizaba tambiån para alcanzar estados de trance y bienestar (hoy lo llamar?amos de “subidîn”), porque las vibraciones del instrumento conjuntamente a la utilizaciîn de alcohol induc?a a una forma de alejamiento de la realidad y de disociaciîn, tåcnica probablemente aprendida en los locales de mala reputaciîn del Delta.



El arpa del jud?o, de matriz claramente afro, es hasta ahora extendida en Nueva Guinea, entre los Papuas.
Obviamente con las debidas modificaciones.

Ademàs de tocar el arpa y la harmînica, nuestro Robert parece que hubiese iniciado tambiån a trabajar un poco para sustentarse, sobre todo cuando las relaciones con la madre y el padrino se derrumbaron por completo. Estamos en 1928 y Johnson trabaja como peîn en la plantaciîn Abbay-Leatherman cerca de Robinsonville.

Aqu?, muy probablemente, encontrî al primer y ?nico gran amor de su vida, Virginia Travis, que despuås esposî a la edad de 18 a?os en Penton, Misisipi, el 17 de febrero de 1929. Ninguno de los dos tiene dinero y van a vivir a casa de la hermana de esta, Bessie, y del cu?ado Granville Hines. Parece que la modesta casita estuviese situada en los alrededores de una comunidad que ya no existe màs, la New Africa, pero por tener una idea de cîmo estaba orientada social y culturalmente podåis hacer un peque?o viaje a New Road Africa en direcciîn a Clarcksdale. Se trata todav?a hoy de una comunidad bastante r?gida, un poco cerrada y seguramente movida por un gran fervor religioso. Todo parece bastante limpio y ordenado y la vida transcurre tranquila seg?n un orden social bastante fårreo. ?Vivir ah? en 1929 no deb?a ser una diversiîn para un tipo como Robert Johnson!



Una rar?sima imagen que retrata a Robert Johnson sobre la barandilla de su casa en New Africa, donde viv?a con la mujer Virginia, la hermana de esta y el cu?ado. Es 1928.
Aunque trabajase y amase a la mujer, una t?mida y dulce quincea?era ocupada con las tareas de la casa, es bien sabido que Johnson no toleraba la vida rural y que se escapaba de casa muy a menudo. Se retiraba a los locales de mala muerte y a las barcazas sobre el r?o, persiguiendo un sue?o. Ya corrupto por la m?sica Blues y por la obsesiîn fanàtica por Charlie Patton y Son House estaba muy poco junto a la mujer, ya embarazada del primer hijo. Pero la tragedia està detràs de la esquina. En la noche entre el 9 y el 10 de abril de 1930, Virginia muere de parto con el peque?o Claude Lee en el vientre: Robert no està con ella, sino tocando para clientes borrachos en las barcazas del Misisipi.

Cuando vuelva a casa dos d?as despuås encontrarà a la mujer muerta... y sepultada, y el ostracismo de toda la comunidad que lo acusa de “disoluto, libertino y esclavo del demonio”. Asaltado por la cu?ada Bessie, que lo acusa p?blicamente de “haber vendido el alma al diablo y de haber as? asesinado a su mujer”, el muchacho es literalmente echado fuera de casa, humillado, herido y con el ànimo completamente destrozado. Desapareciî el mismo d?a e comenzî a vagar por los trenes de mercanc?as de ciudad en ciudad, adoptando cada vez nombres diversos: Robert Spencer, Robert James, Robert Barstow y Robert Sacks. Lo reencontramos por un breve periodo en Hazlehurst, probablemente a la b?squeda de consuelo. Quizà lo encontrarà en uno de los hermanastros del padrino Charles, que le ense?arà los rudimentos de la guitarra, e incluso le regala una, una Gibson Kamalazoo che ål tendrà consigo hasta la muerte. Aqu? conquista a una mujer mucho mayor que ål, Calletta Craft, con la que se casarà en gran secreto en mayo de 1931 y que no solo le darà un hijo, sino que le permitirà (incluso favorecerà) las visitas a aquel que fue llamado “el Diablo en persona”.

HIJO DEL DIABLO
El Maestro oscuro


?Pero quiån era esa “oscura figura” de siempre parangonada al diablo? ?Fue a causa de esta que Robert Johnson hizo el famoso PACTO vendiendo la propia alma para obtener åxito y habilidad al tocar la guitarra? ?Fue de verdad este hombre el famoso mentor que lo acompa?î al “cruce” donde el Maligno fue evocado? Veamos cîmo fueron los hechos.
La leyenda de Ike Zimmerman nace de un famoso testimonio de Son House, que conociî a Robert en 1930 en uno de los locales del Misisipi.
En la åpoca, la euforia del blues era palpable y acontec?a que a los m?sicos se unieran los clientes y las promesas tocando todos juntos, justo como en una Jam session de hoy. Pues bien, Son House refiere que Robert Johnson tocaba la guitarra “como una hazada y que muchos clientes ?le pidieron que se callase a aquel muchacho que provocaba dolor de cabeza a la gente!” A distancia de un solo a?o de este episodio, los dos se encontraron de nuevo, y esta vez Johnson deja a todos con la boca abierta “?por las capacidades incre?bles y la velocidad al pellizcar las cuerdas que hab?a desarrollado en un solo a?o!”. Y fue todav?a Son House, junto con su alter ego Willie Brown, quien sugiriî “que ?solo vendiendo el alma al diablo se puede llegar a ser tan bueno en tan poco tiempo!”. Y dado que en aquel breve a?o todos recordaban haber visto al joven Robert en compa??a de Ike Zimmerman “tocar el blues” y para colmo “sobre las làpidas del cementerio fuera del pueblo”, la uniîn entre Talento-Zimmerman-Demonio fue casi automàtica.



Aqu? Son House en la åpoca de los hechos.
Los rumores se expanden y la leyenda del pacto con el diablo cogiî inmediatamente forma: finalmente fue el mismo Robert Johnson quien la estableciî definitivamente, dàndole voz en su CROSSROAD BLUES. Despuås, como sucede en estos casos, la leyenda saliî a caminar màs ràpidamente que ål y quizà lo fagocitî, transformàndolo en un artista “bello y da?ado” destinado (como despuås resultî) a una intensa y breve vida de åxitos y a una muerte dramàtica e improvista. Y Zimmerman en todo aquello... ?quå papel tuvo?
He encontrado muchas noticias sobre ål... sobre una radio de Alabama, que hizo una entrevista a la hija de ål alg?n a?o atràs, con la ocasiîn de la reivindicaciîn de algunas piezas del padre, despuås publicadas por Robert Johnson. ?La imagen que sale es muy distinta a aquella que veis por ah?!
Isa?as “Ike” Zimmerman (pero el apellido originario parece ser Zinnerman) naciî en Grady, Alabama, en 1907. Si bien desarrolla prontamente el amor por la m?sica, se ve obligado a trabajar desde ni?o como agricultor en la peque?a empresa familiar. En su tiempo libre le gustaba sin embargo irse a tocar por los locales y parece que en Montgomery era bastante conocido. En esta soleada ciudad tomarà como mujer a una cierta Ruth, que era cocinera en uno de los mejores albergues del lugar. Con ella se muda a un lugar llamado “The Quarters”, en Beauregard Road.
Es interesante notar cîmo el peque?o aglomerado de 6 casas resid?a justamente al lado de un cementerio y que la casa de Ike “se encontraba al extremo de un cruce”, como narra la hija. Aqu? la peque?a familia se extiende, ål cambia de trabajo, pero no pierde nunca la pasiîn por el blues que, como por lo general, no està bien visto por la gente del lugar. Sin embargo, es muy habilidoso no solo con la guitarra, sino tambiån con otros instrumentos, ademàs de buen maestro, y parece que en un cierto punto haya comenzado a interesarse por la ense?anza de la guitarra... ?a las mujeres! El enåsimo punto de contraste con la peque?a comunidad, si pensamos que en los primeros a?os 20, la sociedad, tanto negra como blanca, no ve?a con buen ojo que las mujeres "fuesen cultas". ?Imaginåmonos entonces tocar el blues!
Zimmerman acaba as? por dar clases en los cementerios, y no solo en el de Beauregard, sino màs bien en todos los de la zona, ya que siempre estaba viajando.
El porquå de esta l?gubre elecciîn es muy simple: se trataba de lugares sacros, tranquilos y un poco apartados, sitios en los que ni siquiera la desencadenada cabeza caliente del distrito hubiese salido con diatribas... o peor. Con el tiempo, la figura de Ike es "absorbida y tolerada" y comienza a formar parte del paisaje. Sus breves paseos sin rumbo lo llevan a Martinsville, donde habitaba el hermano Herman y donde ål se paraba a menudo en un local de la åpoca llamado ONE STOP porque toda la zona ten?a una ?nica parada de autob?s. Precisamente aqu? tiene lugar el fat?dico encuentro entre Zimmerman y Johnson.
Escuchando los testimonios, Robert no ten?a ni un duro y hab?a parado en el bar para reponer fuerzas y tocar un poco. Los dos se gustaron al instante e Ike invitî al muchacho arruinado, que demostraba un gran amor por la guitarra y una fuerte voluntad de aprender a tocarla, a su casa. Johnson se quedarà un a?o entero.
Toda la familia Zimmerman se encari?î con el muchacho y los ni?os jugaban con ål.
Por la tarde se reun?an todos en torno al fuego para tocar baladas tradicionales o tambiån canciones t?picas de la familia Zimmerman. Escuchando los testimonios de los hijos, parece que la famosa Ramblin' on my mind y Come on into my kitchen, publicadas por Johnson, eran en realidad canciones compuestas por Ike, de las cuales despuås Johnson se apoderî.
En cualquier caso, los dos se organizaban mucho: los sàbados y los domingos sal?an a pie por una calle de tierra a travås de los bosques, atravesaban un cruce (!) y despuås se encaminaban a la derecha para entrar en un cementerio donde se ejercitaban en el tocar, tanto de d?a como de noche. ?De hecho, mucho màs de noche, visto que el buen Ike por el d?a trabajaba como obrero para mantener a la familia! A veces Robert volv?a a casa de su mujer Callie, pero por brev?simas pausas.
Ademàs de la guitarra, parece que Zimmerman lo haya ayudado a afinar el arte de la harmînica y que haya sido coautor de muchas canciones entre aquellas que despuås fueron escritas por la Okeh, alg?n a?o despuås.

Al poco empezaron a exhibirse en “duelos musicales” en toda la zona entre Juke y Martinsville: se desafiaban a golpes de guitarra en medio de las calles y finalmente partieron hacia Texas, donde sus caminos se separaron. Robert regresî al norte a impresionar a sus colegas m?sicos con las habilidades adquiridas, e Ike dejî despuås Beauregard para mudarse con la familia primero a Los Àngeles y al final a Compton, en California, donde adoptî una actividad pastoril. No dejî nunca de tocar el blues y muriî plàcidamente en su cama en 1974.


Ike Zimmerman cuando hac?a de mentor del joven Johnson...
?Nada màs? Y entonces, ?el pacto con el diablo?
Digamos que, si realmente no queremos sacar el tema del pobre DOCTOR FAUSTO, la idea de vender la propia alma al Maligno... ?es historia antigua! Toda la tradiciîn afroamericana y europea està llena de referencias a esta pràctica; basta recordar el famoso cuento de Irving Washington “El diablo y Tomàs Walker” del 1824, o “El diablo y Daniel Webster” de Stephen Vincent Bennet de 1936.
?Y quå decir de uno de los ilustres predecesores de Robert Johnson, el m?sico negro TOMMY JOHNSON, que, triste y alcoholizado y en la estela del igualmente famoso CHARLIE PATTON estaba de gira por el Misisipi gritando su BIG ROAD BLUES? Y si de verdad queremos decirlo todo, ?no fue todav?a Son House quien mostrî la “familiaridad” entre la historia de Robert Johnson y aquella del hombre del blues de St. Louis PEETIE WHEATSTRAW, que se autoproclamaba “hijo leg?timo de Satanàs”? Por ?ltimo, si queremos recurrir a las historias de Casa Nostra, ?que me dec?s de Nicolàs Paganini y de muchos de sus piezas que se dec?a que “le estuviesen sido dictadas por el demonio”?


Ike Zimmerman pocos meses antes de su muerte, acaecida en 1974.
En suma, hacer de un talento adquirido, nacido de un duro esfuerzo y de una predisposiciîn innata, una leyenda, y bordarlo por vanagloria de Robert Johnson y despuås para puros fines comerciales por parte de las discogràficas que lo produjeron, no fue dif?cil. ?Una làstima que luego el m?sico CONDENADO se haya destrozado solito alimentando sus propios cuentos!



Tommy Johnson, hijo del diablo D.O.C....

De todas maneras, su comportamiento no era ciertamente edificante: entretenido en satisfechas reuniones sexuales con la se?orita Virginia Mae Smith ya dos meses tras la muerte de su pobre mujer, embarazada esta de un hijo que no quiso reconocer nunca y huido con gran secreto para casarse con la adinerada y pluridivorciada Callie Craft, diez a?os mayor, solamente por motivos... econîmicos, iba dejando a su paso rencores, disputas y corazones rotos.
A diferencia de muchos hombres del blues que se met?an en la cama de cualquiera con el ?nico objetivo de obtener alg?n centavo, una botella y un poco de calor, Robert Johnson aprovechaba sus dotes amatorias con el càlculo preciso de un hombre de negocios, vendiåndose a quien ofrec?a màs.
No consideraba vergonzoso hacerse mantener por mujeres ancianas y adineradas, que seduc?a, explotaba y las màs de las veces golpeaba para al final abandonarlas cuando encontraba algo mejor. Su segundo matrimonio se acabî cuando Callie enfermî (algunos dices por un aborto o un hijo nacido muerto) y era necesario estar a su lado.
De la noche a la ma?ana, Robert la dejî para ser acompa?ado en sus fechor?as por una estrellita de paso...
Entre 1932 y 1933 lo encontramos a menudo de viaje: hac?a autoestop o sub?a a trenes como polizîn, y a veces cog?a tambiån el autob?s. Por un breve periodo se estableciî en Helena, en Arkansas, comenzando a hacer prosålitos entre los m?sicos del lugar como Howlin' Wolf, Honeboy Edwards, Memphis Slim, Robert Nigthawk, Sonny Boy Williamson... solo por nombrar a algunos. Estrechî tambiån una relaciîn (?otra?) con la bella Estella Coleman, ayudando despuås al hijo de esta, el futuro hombre de blues Robert Lockwood Junior, a enfilar la calle del åxito.


Un maduro Robert Lockwood en 1940...
Pero su compa?ero preferido de peregrinaciones fue Johnny Shine, con quien llegî hasta Nueva York y Canadà.
Seguimos el rastro de esta preferencia en una foto que se remonta quizà a 1933 y que ha dado la vuelta al mundo como “la tercera desconocida foto del gran Robert Johnson”...


EL MISTERIO EN UNA FOTO
Del polvo a Ebay


La historia de esta foto es tremendamente singular: descubierta por casualidad en Ebay en 2007 por una coleccionista, publicada en la revista Vanity Fair en noviembre de 2008, fue finalmente autentificada en enero de 2013 despuås de largas y atentas disertaciones sobre su orginalidad. Aquello que hac?a pensar, aparte de la expresiîn del joven Robert que aqu? no parece tener absolutamente NADA de demon?aco, es que los botones de la chaqueta de Shines parecen estar “al femenino”. A menos que el joven Shines no soliese ponerse la chaqueta de la hermana, es entonces plausible que la foto original fuese “girada” y que por tanto el m?sico individuado como Johnson fuese en realidad... zurdo, otro punto a favor con respecto a su naturaleza... ?luciferina!



Aqu? la foto girada del lado correcto, que confirma la hipîtesis de que era zurdo.
Hasta aquel momento, de hecho, las ?nicas dos fotos “confirmadas” eran aquellas en posesiîn de la hermanastra de ål, Carrie, que son despuås aquellas que bien conocemos; en ambas Johnson NO parece zurdo. ?Entonces cîmo son realmente los hechos?
De hecho, tenemos varios testimonios de Johnny Shines. Sabemos que este ?ltimo se uniî a Johnson por un par de a?os, de 1933 a 1935, màs o menos, y que ambos fueron de gira a lo largo y a lo ancho del Delta siguiendo las mejores tradiciones de los Ramblers.

Shines no habla nunca de la presunta “zurdez” de su amigo pero narra minuciosamente “cîmo Johnny amase tocar el Blues de espaldas a los otros m?sicos” mientras que se “giraba tranquilamente de cara si se trataba de tocar m?sica de otro gånero, aquella que los promotores a menudo ped?an, como las baladas del viejo sur”.

Esta man?a suya de girarse de espaldas està bien confirmada tambiån por Son House que, como normalmente, la pinta de vud?. “Ål no quer?a que los otros m?sicos lo mirasen a los ojos mientras tocaba y se daba la vuelta, probablemente para que ninguno le pudiese arrebatar el secreto de la velocidad de sus exhibiciones. ?Se sabe que al diablo no le gusta que lo miren a la cara!”
?S?, bastan frases como estas para alimentar una leyenda! Mucho màs fàcil imaginar que uno es zurdo, una hipîtesis que explicar?a en parte tambiån los dolores de cabeza infantiles de Johnson, sus dificultades de concentraciîn, la irritabilidad y el no querer ir a la escuela.
Ser zurdo ha estado considerado durante siglos un “signo demon?aco” y no pocos individuos acabaron en la hoguera durante el periodo de la Inquisiciîn... ?pero tambiån otras!
?Incluso en åpoca moderna (y estoy hablando de la mitad de los a?os 70) se tend?a a corregirlo envolviendo la mano del ni?o y estimulàndolo a escribir con la derecha!

Si entonces trasladamos el ser zurdo a los comienzos del s. XX en Amårica, en el Delta, con una comunidad negra y un ni?o “bastardo” (es decir, hijo de la culpa), que por a?adidura una vez crecido “se va a hacer blues”... bien, podemos comprender la enorme carga psicolîgica y emotiva que ha acompa?ado al joven Johnson durante toda su breve vida. En esta îptica es fàcil suponer que las “imprevistas capacidades” asociadas al pacto con el diablo fuesen simplemente un reapropiarse de la zurdez perdida, quizà precisamente bajo el est?mulo de su maestro Zimmerman, que hab?a sabido leer en el ànimo atormentado del chaval.


Un maduro Johnny Shines a caballo entre 1940 y 1950. Notad la referencia al “crossroads” de las mejores tradiciones del blues.
Entonces, musicalmente hablando, asistimos a un verdadero desdoblamiento de Robert Johnson: por una parte, un artista en grado de “tocar cualquier cosa que se pidiese en cualquier estilo”, una capacidad t?pica de los ramblers que deb?an adaptarse a los variados gustos de los promotores de los bares, y por otra parte “un artista que hac?a volar los dedos sobre la guitarra tocando el blues... de espaldas”.
En el primer caso hay seguramente la adquisiciîn de un “måtodo” que, si para Son House y otros m?sicos de color era innato, en Johnson era fruto de un esfuerzo constante y disciplinado; en el segundo, por el contrario, la “liberaciîn” del blues que es entonces ejecutado seg?n la propia naturaleza zurda y que es mantenido oculto” a los otros.
Por otra parte, que Johnson fuese un disociado y un alienado està ampliamente documentado: Shines refiere cuàn afable y gentil fuese el amigo con el p?blico y violento y abusador en privado, sobre todo con las mujeres, a las que maltrata, humilla y abandona.
“A menudo desaparec?a justo cuando estàbamos tocando y me dejaba solo” – narra Shine – “estaba fuera d?as enteros sin dar se?ales de vida, despuås regresaba como si nada hubiese pasado.
Yo sab?a que amaba meterse en l?os, merodear a las mujeres casadas y màs de una vez se ha metido en una pelea con sus maridos. Alguna vez ha sido encerrado en prisiîn por un par de noches por embriaguez molesta y ri?as. Al principio era bonito viajar con ål, subir y bajar por los trenes, tocar donde fuese que nos diese la gana. Johnson era amado por la gente, ya que sab?a satisfacerla en todo y para todo. Pero cuando ha empezado a meterse con las mujeres ha cambiado.
Desahogaba su rabia sobre cualquier mujer que se le pusiese a tiro, la golpeaba a muerte y despuås ven?a a tocar conmigo. Me dec?a “?ah, pegar a una mujer me hace sentir mejor!” y en realidad casi todas las canciones que escrib?a hablaban de mujeres.
En un cierto punto, la convivencia con ål se volviî imposible y nos separamos”.

En 1936, Johnson estaba atormentado por el deseo de grabar sus canciones y de entrar en el mercado discogràfico. Trabajî duro para ser recibido por HC Speir, un cazatalentos blanco que dirig?a un negocio de discos en el Misisipi y que hab?a ya descubierto grandes talentos como Charlie Patton, Skip James, Tommy Johnson y Son House.
Seg?n se dice, Speir reconociî al vuelo las capacidades de Johnson, pero debido a una antipat?a muy fuerte prefiriî pasàrselo a Ernie Oertle, otro cazatalentos, que se ofreciî a llevarlo a San Antonio en noviembre del 36 para hacer una sesiîn de prueba.
Esto tuvo lugar en la habitaciîn 414 del Gunter Hotel, donde la Brunswick Record hab?a construido un estudio de grabaciîn “volante” como se usaba en la åpoca. Junto a ål, de hecho, hab?a un montîn de m?sicos recogidos de aqu? y de all? del Delta, mexicanos sobre todo, e incluso la Wagon Gang Chuck, un grupo musical muy popular en aquel periodo en los locales del Delta.
Aqu? Johnson, como cuenta Oertle, “grabî acuclillado en una esquina y de espaldas, tanto que trabajî mucho para posicionar los micrîfonos”.
Sin embargo, Oertle no se maralliva demasiado: estaba acostumbrado a las man?as de los Bluesman y a sus rituales y pensî que Johnson estaba simplemente buscando “el àngulo de carga”, esto es, el mejor modo para sacar el sonido.
En esta primera sesiîn fueron grabadas entre otras BLUES, COME ON INTO MY KITCHEN, KINDHEARTED WOMAN, CROSSROAD BLUES y TERRAPLANE BLUES, la ?nica que Johnson escuchî grabada y que se convirtiî en un gran åxito, vendiendo en la primera semana unas buenas 5000 copias, ?un verdadero råcord para la åpoca!
En esta primera experiencia de prueba no encontramos un ciclo de canciones seguramente ligadas al sur rural, visceral y de impacto, consideradas desde siempre “la màs verdadera expresiîn del melancîlico Johnson”. Entre estas se destaca Kindhearted Woman por su complejidad y por una mayor b?squeda del sonido; el texto es seguramente mucho màs estructurado que en las otras, y no por casualidad, junto con Crossroads blues, se convirtiî durante a?os casi en el distintivo del artista.
Una segunda sesiîn se hizo despuås en 1937 directamente en Dallas en el Vintagraph Building situado en 508 Park Avenue, donde la Brunswick Record ten?a su cuartel general.
En total 29 canciones, màs algunas pruebas incompletas y las grabaciones descartadas, un total global de 41 grabaciones. Un n?mero exiguo de piezas que sin embargo constituyen un precioso patrimonio para la m?sica mundial.
Sin embargo, el åxito de de Robert Johnson fue PÎSTUMO. Si bien fue un apreciado m?sico, sus capacidades de innovaciîn no estaban bien comprendidas en la åpoca y no fue cierto que su prematura muerte lo relegî en un inmediato olvido que lo ocultarà a la cr?tica por unos treinta a?os.
En 1938, periodo de su mayor åxito, si hubieses preguntado a cualquiera por la calle “?Quiån es Robert Johnson?”, no habr?a sabido responder, pero habr?a podido describiros cuàntos pelos en la cabeza ten?a Son House.
Sin embargo, su nombre comenzaba a abrirse camino entre los expertos del sector, visto que justo aquel a?o el famoso John Hammond, productor de la Columbia Records, ?lo hab?a puesto bajo contrato para la primera ediciîn del despuås famos?simo “ Spirituals to Swing” a la Carnegie Hall de Nueva York, como darle la consagraciîn oficial al joven Johnson!
Pensad que, cuando se conociî su muerte y con Big Bill Broonzy que lo sustitu?a en el palco, fueron conservados dos minutos de silencio y se tocaron dos de sus ?ltimas grabaciones, entre una muchedumbre atînita y ba?ada en làgrimas.



Aqu? la caràtula del disco del famoso evento al cual Johnson no pudo participar. Notad el elenco de nombres ilustres.
?Cîmo se explica entonces su escasa popularidad entre la gente com?n?
Robert Johnson en realidad NO FUE NUNCA famoso en vida y su producciîn parece irrisoria respecto a aquella de los otros Bluesman de la åpoca. Pero reentrî en auge, y se puede decir fue redescubierto, en los a?os 60 con la nueva generaciîn de los artistas Rock, en particular gracias a un recopilatorio editado por Paramount llamada KING of the Delta Blues Singer, que literalmente... se agotî, tanto que fue reeditada en 1969 e incluso en 1970.
Artistas como Eric Clapton y los Cream contribuyeron netamente al renacimiento de su estrella, grabando una nueva versiîn de Crossroads Blues, por no hablar de los Rolling Stones, que se volvieron locos con su versiîn de Love in Vain y Stop Breakin Down Blues.
Pero ya tiempo antes, artistas menos notos hab?an buscado sacar a Johnson de su tumba.
En 1951, Elmore James hab?a grabado su (particular?sima) versiîn de I Believe I dust my broom, que no tuvo el merecido åxito, mientras que la ahora celebårrrima Sweet Home Chicago se hab?a convertido en el emblema de much?simos Bluesman por excepciîn, primero entre todos Muddy Waters, que a su vez habr?a influenciado a los Beatles.
En realidad, Johnson encarnaba una realidad muy actual para los primeros a?os 60 americanos: la imagen de un antihåroe da?ado, maldito y obsesionado por el demonio que canta el blues destrozàndolo desde el interior, tan pronto como se casaba con la naturaleza revolucionaria de la nueva generaciîn americana. Ål, en sus canciones, “grita” literalmente el dolor existencial de una sociedad que no encuentra dentro de s? misma puntos de referencia y que, con espasmîdica angustia, se lanza contra un futuro oscuro y lleno de incîgnitas.
Si queremos, la producciîn de Johnson està llena de mujeres, alcohol y violencia, exactamente como en la màs pura tradiciîn blues. En sus textos se percibe su fuerte disgusto contra aquello que ål siempre narra y de lo cual no està para nada orgulloso. Su ritmo obsesivo de boogie neonato, su voz estridente y nasal, las pausas detràs de las palabras, la utilizaciîn de microtonalidades y los textos estructurados, en los cuales destaca su devastaciîn moral, su sentirse un “bastardo sin patria” seguido por los “diablos del remordimiento”, fueron una influencia de gran impacto sobre los m?sicos de la åpoca, enfermos de su propia enfermedad.
Salido de un decenio de bienestar y de sanos principios familiares, los “chicos de los 60” se sienten apretados por una sociedad en la que la tradiciîn tiene el sabor de uniformidad y en la que el concepto de patria va demasiado de la mano con la palabra GUERRA. Serà despuås la campa?a de Vietnam y la ruptura la que consigue darles la justa voz; entre tanto el mundo exige un cambio y esto normalmente sucede, como siempre, a travås de la m?sica.
Nace entonces la generaciîn ROCK.



Fuertemente influenciados por el blues, los Rolling Stones se han convertido despuås en el icono viviente del vivir Rock. Sus conciertos entre los a?os 60/70 estaban plagados de droga, alcohol y rituales oscuros. No pocas veces fueron protagonistas de rituales pseudosatànicos y se dice que fueron espectadores impasibles tambiån de varios homicidios realizados en sus espectàculos por grupos de fanàticos.
Ser rockero, en la Amårica del tiempo, equivale a “romper con los esquemas, refutar la tradiciîn, poner en duda las convenciones y ansiar una sociedad de verdadera agregaciîn, en la cual los conceptos de Humanidad y Progreso no sean palabras escritas sobre papel.
Es indicativo, por tanto, y tambiån natural, que Johnson, con su m?sica maldita y sus innovaciones estil?sticas, que tend?an a hacer de la guitarra la “verdadera voz del alma”, fuesen utilizadas como punto de partida para la construcciîn de este nuevo mundo.
Aparte del satànico artista, con sus delirantes y evocativas canciones, los textos en que se autodefine “da?ado”, su evidente desprecio por las mujeres y la descripciîn demasiado particularizada de un estilo de vida degradado y dedicado al vicio, NO PUEDE no ser un icono ideal para una generaciîn que hace de su comportamiento de ruptura un estilo de vida. Y despuås, ?el famoso tr?o de “drogas, sexo y rock' n roll” sobre la que se ha apoyado toda una generaciîn de jîvenes americanos entre los a?os 60 y 70 ?no se inspira demasiado en la conducta johnsoniana de “alcohol, mujeres y blues”?
Malvadamente puedo sugerir que quizà no es oro todo lo que reluce.
Una de las caracter?sticas que hicieron cålebre a Johnson y le dieron sempiterna memoria fue su ritmo exuberante y eclåctico, muy diverso de aquel de los bluesman del Delta de los a?os 30. Para daros una idea, cuando Keith Richards escuchî por primera vez una de sus grabaciones se preguntî: “Pero, ?quiån es el otro guitarrista que toca con ål?”, ya que no se hab?a dado cuenta de que Johnson estaba solo. Todo esto porque toda la pieza manten?a desde el principio hasta el final un ritmo estructurado y veloz y la voz disonante y nasal de Johnson ten?a el color de un verdadero “grito”.
Sin embargo, existen declaraciones autånticas del director ejecutivo de la Sony Berhil Cohen Porter, que ganî un Grammy en 1991 por la reediciîn de las obras de Johnson, respecto a la posibilidad de que las grabaciones de 1936/1937 pudiesen haber estado aceleradas, un medio t?pico de la parejita Okeh/Vacalion, que amaba hacer rarezas similares.
Despuås, en 2010 fue John Wilde, en la famosa revista musical THE GUARDIAN, quien subrayî que las grabaciones de Johnson hubiesen sido aceleradas a propîsito para conferir un “toque de modernidad” al conjunto.
Dif?cil decir cîmo son en realidad las cosas, ya que las matrices originales de los 78 giros de entonces no existen màs. Pero si esto fuese cierto, la m?sica de Robert Johnson, definido el ABUELO DEL ROCK, ser?a quizà reinterpretada.


Comparaciîn entre la foto reencontrada en ebay (a la izquierda) y aquella confirmada de Johnson. Notaråis las enormes diferencias entre las dos. Pese a que anàlisis computados sobre la anatom?a facial de Johnson hayan afirmado con seguridad que ambas fotos son del artista, falta aclarar QUÅ hubiese podido modificar en ål en tan breve tiempo la expresiîn y el somatismo de la cara.
Quizà... ?el pacto con el diablo?
Ål entrî en la ROCK' N ROLL HALL OF FAME con cuatro canciones de talla NO blues, sino rock. Precisamente con:
Sweet Home Chicago y Cross Roads Blues de 1936, y Hellhound on my Trail y Love in Vain de 1937. Por otra parte, sin su leyenda, quizà HOY el universo de la m?sica rock no ser?a el mismo, vista su influencia sobre muestras sacras como Eric Clapton, que comenzî la carrera justo sobre las v?as de las m?sicas del maestro; o los Led Zeppelin que lo homenajearon con el fantàstico TRAVELING RIVERSIDE BLUES ?en el cual las referencias a la m?sica y a los textos de las canciones de Johnson son desbordantes!
Resumiendo, desde Jeremy Spencer hasta Fletwood Mac y hasta Peter Green, Amårica e Inglaterra se han dado la mano para consagrar a Johnson como “Maestro Espiritual” de la nueva Era.
Aquello que es seguro es que Robert Johnson no gozî jamàs de su åxito y que tuvo una muerte prematura y oscura. Ni siquiera el lugar de su sepultura se conoce oficialmente y esto ha alimentado por a?os la leyenda de que quizà ål no haya existido jamàs.
Pero a m? los misterios no me gustan y he tratado de desvelarlos.
Aqu? lo que he descubierto para vosotros...

MATAR A SATANÀS
Crînica de una muerte anunciada


Fantasear sobre la muerte es seguramente fàcil y excitante, sobre todo si se junta con la leyenda del pacto con el diablo. Sin embargo, la realidad es mucho menos poåtica y seguramente màs amarga, tal de proyectar una sombra oscura no tanto sobre su persona cuanto sobre la sociedad de la åpoca y sobre las creencias populares que a veces pueden contribuir a la muerte del propio individuo.
Muchos han dicho cuànto ha sucedido en aquel maldito agosto de 1938.
Beth Thomas, una de las tantas amantes acosadas y maltratadas por Johnson, afirma que fue su padre quien lo asesinî sobre el puente de Quito, cerca de Greenwood, apu?alàndolo en la espalda la noche del 13 de agosto. El padre parece que estuviese harto de los maltratos sufridos por la hija, que regresî a casa tumefacta y sangrante mientras Johnson estaba tocando en uno de los locales al lado del r?o.


Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà.
Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ».
Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=51835010) íà ËèòÐåñ.
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