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Cosas Peligrosas
Amy Blankenship


Cosas Peligrosas
Serie Vinculo De Sangre Libro 3

Amy Blankenship, RK Melton
Traducido por Marta Fernandez

Copyright © 2020 Amy Blankenship
Segunda edición publicada por TekTime
Todos los derechos reservados

Capítulo 1
Envy se movía deprisa por el dormitorio metiendo sus cosas en una maleta de cuero negro. Cuando se detuvo y miró a su hermano, se dio cuenta de que él las estaba quitando de la maleta cada vez que ella se daba la vuelta para recoger más. Había estado pisándole los talones desde que llegó a casa y estaba empezando a sentirse muy frustrada.
—¡Para ya! —le dijo mientras le quitaba un puñado de ropa y lo arrojaba de nuevo en la maleta.
Sacudiendo su larga melena pelirroja y colocándosela sobre el hombro le lanzó una mirada de advertencia.
—¿Pero mudarse? Sólo lo conoces desde hace... ¿una semana? ¿Estás segura de que esto es lo que quieres hacer? —repitió Chad a modo de mantra.
—La respuesta sigue siendo la misma Chad —le contestó Envy con voz firme, preguntándose cuántas veces tendría que decírselo antes de que la escuchara. Le miró fijamente y, tratándole como a un niño ingenuo, repitió muy lentamente: —Quiero mudarme con Devon, y eso es exactamente lo que voy a hacer.
—¿Cómo puedes estar segura de que dentro de una semana o de un mes, no encontrará a otra chica y te dejará? —preguntó Chad con desesperación.
—No lo hará. Ella continuó haciendo la maleta, tratando de ignorar la persistente sensación de estar abandonando a su hermano. Por el amor de Dios, él era un hombre adulto y además era policía.
—No lo sabes con seguridad. Lo que quiero decir es que él baila medio desnudo en ese club cada noche y tú estarás atrapada detrás de la barra sirviendo bebidas a pervertidos —exclamó Chad, empezando a enfadarse. Lo que en realidad quería hacer era gritarle por haberse metido en algo tan peligroso...con alguien tan peligroso.
Envy dejó de empaquetar sus cosas y miró a su único hermano, al que quería mucho, pero al que estaba a punto de estrangular.
—Uno, lo sé con seguridad. Dos, puede que esté medio desnudo, pero es muy guapo. Tres, podré bailar con él en la jaula. Y cuatro —se inclinó hacia él como para deshacerse de un secreto inconfesable —lo que realmente necesitas es acostarte con alguien.
Chad miró a su hermana: —No necesito acostarme con nadie—, él gruñó mientras ella le hacía un guiño.
—Sí, y lo sabes. Ella abrió un cajón y agarró un puñado de lencería provocativa.
—No, no es cierto. Chad cerró de golpe la maleta antes de que ella pudiera añadir la lencería a lo que a él le hubiera gustaría que sólo fuera un neceser.
—Sí, lo es. Envy le sacudió la lencería en la cara como para demostrar algo.
—No, no lo es. Él se la quitó de la mano.
—No, no lo harás. Entrecerró los ojos enfadada.
—Sí, lo haré. Chad se detuvo y dio un puñetazo al aire con la mano llena de lencería —¡Maldita sea!
Devon estaba en la sala de estar apoyado en la pared, sus tobillos entrecruzados y las manos en los bolsillos de los vaqueros... trataba de no morirse de risa. Sus discusiones le recordaban mucho a la relación que tenía con sus propios hermanos.
Se notaba que Chad se preocupaba por Envy y por eso no se interpondría entre ellos. Chad hacía lo que mejor sabía hacer.... era el hermano mayor de una pelirroja con carácter. No, no los detendría, pero pagaría solo por ver cómo se peleaban.
Devon se río a carcajadas y luego trató de disimularlo con una tos fingida. Alguien llamó a la puerta y entornando sus ojos azul cielo se preguntó quién diablos venía a visitar a los hermanos antes del amanecer. —Devon, ¿podrías abrir la puerta? —gritó Chad.
—Claro —contestó Devon, y se alejó de la pared antes de acercarse a la entrada. Abriendo la puerta, no pudo evitar sonreír ante la cara de sorpresa de Trevor.
—Hola Trevor, cuánto tiempo sin verte.
Como le prometió, Trevor había venido a hablar con Chad sobre lo que había visto en la iglesia. Lo último que esperaba era que Devon Santos le abriera la puerta. Incapaz de controlar su reacción, Trevor levantó el puño y golpeó con fuerza al jaguar justo en la nariz.
Devon retrocedió un par de pasos y se limpió la sangre de la nariz. Se quedó mirándola antes de volverse a Trevor y mostrarle los dientes. Antes de que Trevor pudiera reaccionar, Devon lo apartó de la puerta y lo llevó al patio delantero.
Sus ropas se hicieron trizas y cayeron al suelo cuando ambos se transformaron en sus respectivas formas animales. Devon dio vueltas alrededor del kodiak y arremetió contra él con un fuerte rugido de jaguar. Trevor gruñó y se levantó sobre sus patas traseras mientras intentaba agarrar al jaguar que tenía pegado a la espalda.
Dentro de la casa, Chad y Envy oyeron el rugido de Devon y corrieron hasta alcanzar la puerta principal. Se quedaron paralizados cuando vieron a Devon peleándose con un enorme oso en el jardín. El policía se sintió aliviado de que no hubiera vecinos cerca.
Chad activó su interruptor mental anulando todas sus emociones. Era algo que podía conectar interiormente y que siempre le hacía estar totalmente tranquilo y sereno... incluso en medio de un tiroteo. Alcanzando la funda que llevaba en la cadera derecha, sacó su pistola y disparó al aire tratando de llamar la atención. Frunció el ceño cuando vio que no se inmutaban y que además le daban un puñetazo en el brazo izquierdo.
— ¡Avisa a alguien cuando vayas a disparar esa cosa! —exclamó Envy mientras se ponía una mano sobre el oído derecho y se estremecía ante un fuerte zumbido.
Zachary se bajó de su coche y dejando escapar un profundo suspiro miró fijamente a los dos niños que estaban peleándose. Una vez más «las cabezas frías tendrían que intervenir» pensó. Sonrió para sus adentros porque nadie usaría la palabra frío para describirlo. Levantando su mano, esta lanzó una bocanada de fuego hacia los dos cambia formas, haciéndolos retroceder cuando una ráfaga de fuego atravesó del patio separándolos.
—Si no queréis que se os chamusque el pelaje, entonces será mejor que volváis a ser hombres y finjáis tener un poco de sentido común —les advirtió Zachary mientras otra llama comenzaba a brotar de su mano ahora extendida. —¿Vais a actuar como adultos o como niños? ¡Porque no me importa en absoluto!
Sonrió con frialdad mientras la llama se elevaba y se inclinaba hacia su objetivo.
Adivinando las intenciones de Zachary, Trevor regresó a su forma humana y miró a su oponente a través de las llamas. Le subía la presión solo con mirar al hombre que le había robado a Envy, de manera que tuvo que concentrarse para mantener su apariencia humana.
Devon también se transformó, pero mantuvo su postura de lucha ya que desconfiaba de Trevor, que todavía podía derribarle. Se distrajo momentáneamente al escuchar a Chad exclamando —¡Dios mío! —y miró rápidamente a los hermanos. Viendo a Envy que miraba fijamente a Trevor.... ahora desnudo, Devon gruñó enojado, quería que ella devolviera su atención a donde correspondía.... es decir, a él.
Envy se restregó la sien, ambos hombres estaban ahora desnudos y por suerte sólo con heridas leves. Devon le había mostrado lo rápido que se podían curar los de su especie, así que sabía que aquello no era tan malo como parecía. Su mirada recorrió el cuerpo de Trevor. Aún se sorprendía al pensar que sin saberlo, había estado saliendo con un oso durante tanto tiempo.
Trevor sonrió con satisfacción al ver que el rugido de Devon era el sonido de los puros celos.... el jaguar se lo merecía.
Chad parpadeó preguntándose quién sería que le había cabreado así. Normalmente estaba muy tranquilo en las situaciones difíciles así que respiró profundamente y luego se alejó de la puerta para ponerse completamente de pie.
—Esta es mi casa, así que jugaremos según mis reglas. Envy se queda aquí conmigo, y todos los que no son humanos se van.
Intentó cerrar la puerta, pero Envy se lo impidió.
—No sin mi compañera —dijo Devon tratando de sacudirse el efecto de eco que estaba percibiendo.
¡Maldición! ¿Quién diría que Trevor era tan fuerte? El hecho de saberlo no le agradaba demasiado.
— Vístete—dijo Envy frunciendo el ceño y mirando con curiosidad a Zachary. Le pareció que él y Trevor podían haber sido hermanos, su color de piel era muy similar. La única diferencia era que Zachary tenía el pelo corto y era un poco más alto.
—Vale, sé lo que son... pero ¿qué eres tú?
Zachary se inclinó con elegancia: —Puedes llamarme guardián—y sonrió mientras se apagaban las llamas.
—Guardián de los humanos y de las criaturas paranormales— se enderezó y miró a Trevor. —¿No le dijiste nada?
—No, no lo hizo. Envy le lanzó a Trevor una mirada despectiva, se la tenía bien merecida. Luego volvió a prestarle atención a Zachary.
—¿Guardián? ¿Qué significa eso exactamente? ¿Trevor y tú sois hermanos? No pudo evitar preguntárselo.
—Significa que nos protegemos mutuamente—respondió Trevor y añadió: —Y no. En cuanto a familia, no tengo ninguna.
—Vaya, ahora tienes mucha información —murmuró Envy.
—Traté de decírtelo —le recordó Trevor mientras se ponía los pantalones que Zachary acababa de lanzarle. —No es culpa mía que no me escucharas.
Envy se disponía a regañarlo cuando se detuvo al recordar no sin cierta culpabilidad, la última noche que había visto a Trevor. Él Le dijo que estaba involucrado en la CIA, pero ella no le creyó. Incluso le disparó con su táser por hacer que se sintiera tan tonta como para caer en una mentira tan estúpida. Pero entonces, ¿cómo esperaba que ella le creyera cuando él se dedicaba a bailar de forma tan provocativa con otras mujeres?
Por otro lado... él le había dicho que aquello era la tapadera de su trabajo. Envy frunció el ceño ante el incipiente dolor de cabeza que esto le provocaba, y llegó a la conclusión de que Trevor era un imbécil más grande de lo que pensaba solo por haberle hecho pensar en esto.
Chad miró al jaguar antes de entrar en casa. Salió un par de segundos después con un par de vaqueros y se los tiró a Devon.
—No necesitamos tu ayuda —dijo Devon mientras se subía la cremallera de los vaqueros y se dirigía a Envy para pasarle un brazo por la cintura de manera posesiva.
—¿Ah, sí? Yo salvé a tu hermana mientras tú estabas ocupado robándome a mi novia —respondió Trevor antes de dirigir su furiosa mirada hacia Envy.
Ella levantó su mirada y la fijó en los ojos de color azul plateado de Trevor. Todavía podía ver el dolor que había en ellos y eso hizo que se le encogiera el corazón. En realidad ella no le odiaba. De hecho, seguía queriendo a Trevor.... pero no como quería a Devon. Sus labios se entreabrieron para tratar de explicarse, pero Devon la interrumpió.
—¿Por qué has venido aquí? ¿Nos has seguido? —preguntó Devon, no le gustaba el hecho de que Trevor siguiera poniendo a Envy en una encrucijada. Ella había tomado una decisión y Trevor necesitaba aceptar los hechos para no sentirse herido.
—En realidad, vino a verme a mí —dijo Chad con toda la calma que le era posible. Volviéndose hacia su hermana, la tomó de la mano y tiró suavemente mientras miraba por encima de su hombro a Devon.
—Si no te importa, me gustaría tener la oportunidad de hablar con ella un minuto en privado.
En el momento en el que Devon la soltó, Chad la metió dentro de la casa y cerró la puerta. De hecho, se abstuvo de cerrar con llave. Además, después de lo que acababa de ver en el patio, una cerradura de seguridad no serviría de nada.
—¿Estás segura de que no te quedarás aquí sólo una noche más? Por mi salud mental —suplicó, a pesar de que sabía qué hacía ya algún tiempo que había perdido el control de su propia vida.
Envy rodeó a su hermano con los brazos y después de darle un abrazo muy cariñoso, dio un paso hacia atrás para mirarlo.
—No puedo. Ya viste lo que pasó en la iglesia esta noche. Todos están desperdigados, así que Warren está tratando de organizar una reunión para primera hora de la mañana.
Miró hacia la puerta cuando otro pensamiento la sorprendió. —Además, quedarse con ellos es quizás lo más seguro en este momento. De hecho, te llamaré para decirte a qué hora debes venir a la reunión y si es en Moon Dance o en Night Light. Quiero que me hagas un favor. Trae a Trevor y al chico de las llamas a la reunión, porque si lo que he oído es verdad... vamos a necesitar toda la ayuda que podamos conseguir.
—¿Vampiros? Preguntó Chad al ponerse de nuevo en plan policía mientras se frotaba la nuca, donde sus finos y minúsculos cabellos habían decidido quedarse de punta para siempre.
Envy asintió, y frunciendo el ceño agitó la cabeza.
—Los vampiros sí, pero hay un demonio suelto y....
Chad extendió la mano y la agarró por los brazos.
—Un demonio? ¡Nadie dijo nada sobre demonios!
Envy respiró profundamente y luego asintió, esperando decirle algo que le hiciera sentir mejor.
—Sí, un demonio. La buena noticia es que tenemos dos ángeles de nuestro lado
Ella le sonrió confiando en que no se desmayara.
—¿Ángeles? —Chad la soltó y se apoyó pesadamente contra la pared. —Dios mío.
—Exactamente —asintió Envy, mientras le veía pasar los dedos por el pelo como si estuviera luchando contra la necesidad de arrancárselo.
—Ahora ocúpate de Trevor. ¿Puedes hacer eso por mí? Llévalos a él y a Zachary a la reunión de mañana—. Se mordió el labio inferior, no quería montar otra escena. —Y a cambio, no me llevaré mis cosas esta noche.... si eso hace que te sientas mejor.
Chad asintió con la cabeza y le sonrió: —Trato hecho.
Abrió la puerta para que salieran, pero ambos se detuvieron al ver a Zachary de pie entre los dos hombres con una palma en llamas que les señalaba.
—Oh no, vámonos —dijo Envy, y salió corriendo por la puerta agarrando de la mano a Devon mientras se dirigían hacia su coche.
Trevor comenzó a seguirles, pero Zachary le detuvo.
—No tan deprisa, tortolito. Tenemos que ocuparnos primero del hermano.
—Entremos y prepararé un poco de café —dijo Chad, y suspiró agradecido cuando Trevor se dio la vuelta y entró en su casa como un hombre que estuviera en una misión. Mientras Zachary seguía a Trevor adentro, Chad cerró la puerta mientras se preguntaba en qué demonios se había metido.
Una vez que la cafetera estaba en marcha, Chad se volvió hacia sus dos invitados. Por el momento, tenía más preguntas que respuestas y eso no ayudaba en nada.
—¿Por qué dice Envy que hay un demonio suelto? También dijo que Warren convocará mañana a todos para una reunión sobre lo que pasó esta noche y que quiere que los tres nos colemos en ella.
Trevor no pudo contener la pequeña sonrisa que se dibujó en sus labios. Así que Envy quería que se involucrara... quería mantenerlo cerca. No podía culparla. Tal y como Devon la estaba protegiendo no le bastaría para sentirse tranquila. Saber que ella le necesitaba hizo que se desvaneciera la rabia que le quedaba dentro.
— De todos modos, nos habríamos colado en esa fiestecita. Miró hacia Zachary, quien asintió. Volvió a sonreír y se dio cuenta de que vería a Envy en un par de horas. —Supongo que ya es hora de contaros lo que está pasando.
Se avergonzaba de cómo estaba usando su rango para poder reencontrarse con Envy. También era plenamente consciente de lo que aquello parecería a los ojos de los otros.
Devon asumiría que estaba utilizando de nuevo a Envy, pero nada más lejos de la verdad. Por otra parte, ¿quién era él para utilizar a su hermano con el fin de acercarse a ella y hacer su trabajo al mismo tiempo? Devon tendría que aprender que todo era válido en el amor y la guerra... y que triunfe el mejor cambia formas.
—Soy todo oídos —refunfuñó Chad mientras cruzaba los brazos sobre el pecho para llamar la atención de Trevor que parecía distraído. Nunca se había considerado un adivino, pero estaba haciendo un buen trabajo adivinando las intenciones de Trevor en este momento.
—No sabemos mucho sobre el demonio, sólo que ha permanecido atrapado allí durante varios siglos. Su existencia es anterior a todo lo que tenemos archivado en el P.I.T., pero aún estamos buscando pistas— comenzó diciendo Zachary esperando que Trevor interviniera.
—¿Así que sabías que un demonio fue encarcelado bajo el cementerio por quien sabe cuánto tiempo y no hiciste nada al respecto? —preguntó Chad.
Trevor frunció el ceño: —¿Qué esperabas que hiciéramos al respecto? ¿Ayudar a liberarlo? Estaba atrapado allí y ni siquiera sabemos cómo un caído y un vampiro fueron capaces de romper el hechizo que lo retenía.
—¿Caído? —preguntó Chad. —¿Te refieres a uno de los ángeles de los que me habló Envy?
Zachary asintió con la cabeza: —Sí, los conocemos desde hace mucho tiempo. Sabemos que hay otros, pero no podemos localizarlos en ninguna parte, y aparentemente, los dos caídos que viven en la ciudad ni siquiera sabían de la existencia del otro atrapado en la cueva hasta que uno de ellos bajó allí.
—También tenemos a alguien que sabe cómo tratar con los demonios— dijo Trevor—. Con un poco de suerte, será capaz de averiguarlo una vez que la llamemos.
—No es demasiado tarde para echarse atrás —le dijo Zachary a Chad—. Sólo da la orden y borraremos de tu memoria todo lo que pasó.
Chad frunció el ceño y comenzó a servirles café a los tres. Había sido policía toda su vida porque quería hacer algo importante. Sin embargo, más de una vez sintió que no estaba haciendo lo suficiente. Siempre había otro traficante de drogas, o un asesino más, u otra infracción de tráfico.... a veces no parecía valer la pena. Pero lo que Trevor y Zachary estaban haciendo marcaba la diferencia... el tipo de diferencia que Chad siempre había querido lograr.
Tomando un largo trago de café, dejó la taza y asintió. —Me apunto.

*****

Angélica llegó a la conclusión de que los teléfonos eran peores que los demonios cuando sonaban a las tres de la mañana. Mirando el identificador de llamadas, entornó la vista y agarró el auricular. Al contestar, se lo colocó contra la oreja mientras se apartaba el pelo de la cara.
—A menos que el mundo se esté desmoronando, los mares se hayan vuelto rojos, las siete plagas de Egipto hayan regresado o estés muriéndote, será mejor que haya una buena explicación para que me hayas despertado —dijo gruñendo.
—Ah, vamos Boo... ¿es esa la forma de hablarle a tu oso Zachy?
Angélica colgó y dejó caer la cabeza sobre la almohada. Acababa de volver a dormirse cuando volvió a sonar el teléfono. Sin mirarlo siquiera, descolgó y volvió a hablar.
—Voy a atraparte, Zachary —murmuró ella. —A ti y a tu perrito.
—Oh no, memorias del Mago de Oz —dijo Zachary con voz entrecortada mientras Angélica sonreía ante sus payasadas, contenta de que él no pudiera verla.
—¿Qué quieres? Se sentó y se quitó el pelo de la cara.
—Tenemos algo realmente desagradable para ti llamado Misery —dijo Zachary.
Angélica se levantó de la cama y encendió la lámpara. —¿Cómo de importante?
—No estoy seguro, pero voy a suponer un nivel siete. Sonriendo, sabía que eso llamaría su atención.... y le encantaba llamar la atención de Boo.
Angélica entró en la sala de estar y encendió su portátil. Escribió algunas cosas y frunció el ceño.
—¿Nivel siete? ¿Estás seguro? —preguntó ella. Cualquier cosa que superase un nivel cinco era muy peligrosa y extremadamente rara.
—Es sólo una suposición —respondió Zachary. —Fue capaz de atrapar a uno de los dos caídos que hemos estado siguiendo y aparentemente otro caído habría estado ahí abajo con él durante mucho tiempo. Puesto que se consideran nivel siete, supongo que cualquier cosa lo suficientemente poderosa para atrapar a uno, solo puede ser un igual.
Angelica estaba buscando en su base de datos. Más de tres cuartas parte de esta información había sido obtenida ilegalmente de los archivos del Vaticano, pero nadie podía cuestionar su autenticidad. El hecho de que un demonio de nivel siete pudiera haber sido descubierto en Los Ángeles, fue una razón más que suficiente para despertar no sólo a ella, sino también al resto de la tripulación del P.I.T.
Cada demonio había sido clasificado en un nivel del uno al diez, siendo el nivel diez el equivalente al del propio Satanás. Odiaría encontrarse con alguien que poseyera la suficiente magia para atrapar a un demonio de nivel siete... se necesitaría una fuerza sobrehumana para lograrlo.
—No encuentro nada sobre un demonio llamado Misery en el área de Los Ángeles —dijo después de unos minutos—. Déjame conectar mi disco duro externo y echar un vistazo a esos archivos.
Escuchó a Zachary hablando con alguien y pensó que era Trevor hasta que oyó otra voz que se unió a la conversación.
—¿Con quién estás hablando? —preguntó con curiosidad.
—El miembro más nuevo de nuestro equipo —respondió Zachary—. Es Chad, un policía local que sabe demasiado, así que lo hemos traído para proteger a las masas, y por masas me refiero a los otros idiotas con los que trabaja.
Angélica sonrió con satisfacción: —Probablemente hay cosas peores ahí fuera.
—No son mucho peor —dijo Zachary.
—De acuerdo —dijo Angélica —. Lo tengo conectado, echemos un vistazo y veamos qué es todo lo que hay aquí.
—¿Quieres decir que no lo sabes? —preguntó Zachary sorprendido.
Angélica suspiró: —Ya sabes cómo soy. A veces me olvidaría la cabeza si no la tuviera pegada. Sólo he tenido la oportunidad de explorar una mínima parte de esta cosa.
—Sí, lo descargaste con mucha prisa —dijo Zachary suspirando —. Buenos tiempos aquellos, buenos tiempos.
Angélica accedió al disco duro, escribió una palabra en su solicitud de búsqueda y presionó la teclaEntrar.
—Supongo que no te has estado portando bien —le preguntó Angelica recostada en su sofá mientras el ordenador hacía su trabajo.
—Claro que no —se río Zachary —no me puedes llevar a ninguna parte, ¿recuerdas?
Angélica esbozó una mueca al recordar que hacía sólo un par de meses habían ido a una gran fiesta mientras perseguían a un hombre lobo de tan solo cuatro años que se había perdido, y que por ello no estaba de muy buen humor. Al final de la noche, Zachary había perdido sus pantalones porque el hombre lobo se había transformado durante una rabieta y los había hecho pedazos.
La parte más graciosa fue que Zachary no había dicho nada, sólo se los quitó y anduvo en ropa interior, chaqueta y camisa de esmoquin. Angélica no sabía si sentirse avergonzada o morirse de risa. Casi le da algo cuando varias jovencitas decidieron agolparse a su alrededor queriendo bailar con él al ver sus piernas con los calcetines altos hasta la rodilla y los zapatos de vestir.
Su portátil emitió un pitido y ella se sentó a mirar los resultados de la búsqueda.
—¿Encontraste algo? —preguntó Zachary.
Angélica abrió algunos de los archivos que tenían la palabra Misery localizada en ellos y comenzó a leer. El cigarrillo se le escapó de entre los dedos mientras leía y aterrizó sobre su pie.
—¡Ay, maldita sea! —maldijo mientras recogía el cigarrillo para apagarlo rápidamente.
—¿Todo bien? —Zachary frunció el ceño con preocupación y levantó una mano cuando Trevor quiso saber qué estaba pasando.
Angélica leyó la información de nuevo para estar segura.
—Voy a coger el siguiente vuelo —le informó antes de apartar el teléfono de la oreja. Colgó el teléfono antes de responder a las preguntas de Zachary y volvió a mirar la pantalla. No fue lo que había leído lo que la convenció de que esto era peligroso... fue que el jefe del P.I.T. de alguna manera había bloqueado el acceso al archivo.
Si Storm estaba guardando secretos.... entonces ella quería saber por qué.

Capítulo 2
Anthony se paseaba impaciente por el suelo de mármol de su estudio. Se pasó una mano por el oscuro cabello, se sentía frustrado y enfadado. Sabía que había perdido los estribos cuando mató a Arthur y ahora también habría perdido su influencia para que Jewel se le uniera como pareja.... pero aquello no le detendría.
Hubiera querido que la situación se mantuviera en calma... pero cuando Arthur mencionó al padre de Anthony, su parte de hombre lobo se volvió loca. Ahora se vería forzado a usar otro tipo de coacción sobre su fugitiva novia. El único problema era que primero tendría que encontrarla.
Alguien llamó a la puerta y Anthony dejó de caminar para alisarse el pelo y la ropa. Él era el alfa, y ello conllevaba una cierta dosis de decoro.
—Entra—gritó con voz fría.
La puerta se abrió y uno de sus lobos entró, cerrando la puerta tras él.
—¿Qué encontraste? —preguntó Anthony.
El miembro de la manada parecía muy nervioso y aclarándose la garganta contestó: —Como usted ordenó, me quedé atrás para ver si el sacerdote regresaba a la iglesia. No estuve mucho tiempo cuando se desató el caos en la iglesia y en el cementerio que hay detrás de ella. La gente aparecía a diestro y siniestro, la mayoría de ellos saliendo de la nada.
Se detuvo y tragó con nerviosismo antes de añadir: —Ahí fue cuando noté que Jewel estaba con ellos.
—Entonces, ¿dónde está? —preguntó Anthony mientras cerraba la distancia entre ellos a pasos agigantados. —¿Por qué no la trajiste de vuelta contigo?
El lobo retrocedía mientras el pánico asomaba a su mirada, sabía que traer malas noticias a un alfa nunca fue nada bueno. —No pude—, dijo mientras se estremecía.
La mano de Anthony se abrió repentinamente y agarró a su subordinado por la garganta, levantándolo en el aire. —Eres un hombre lobo. ¿Por qué no te la llevaste?
—Estaba rodeada de hombres.... demasiados—, explicó el lobo, forcejeando con sus manos para tratar de aliviar la presión alrededor de la garganta.
La mano de Anthony le apretaba y sus ojos se volvieron de un extraño color dorado. Por fin su hermano había vuelto de Italia, estaba seguro de ello. —¿Te enseñé o no a pelear con otra manada por tu cuenta? Mi hermano no debería haber sido un rival para ti.
Era mentira. El lobo habría estado tirado en una zanja en alguna parte si se hubiera atrevido a pelear con Andreas Valachi.
—No eeeeran loooooobos, — jadeaba el lobo mientras intentaba respirar.
Anthony volvió a prestar atención al hombre al que estaba estrangulando y retiró la mano, viendo que casi lo había matado. —¿Quién era? —preguntó con voz enfurecida.
El lobo yacía tendido en el suelo tratando de recuperar el aliento. Se apresuró a ponerse de rodillas antes de postrar su frente en el frío suelo de mármol. Exhibiendo la parte posterior de su cuello para mostrar sumisión a su líder deseó haber huido cuando tuvo la oportunidad.
—Gatos... olí gatos—, dijo después de unos segundos. —Pumas y jaguares.... había muchos. Levantó la cabeza y vio los ojos de Anthony entornados de forma amenazadora.
Rápidamente añadió: —Había un puma siguiéndola a cada paso. El lugar también estaba lleno de vampiros. Parte de la iglesia explotó, y luego apareció un coche de policía.
Anthony permanecía allí de pie tratando de dominar su creciente ira. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba más enfadado estaba. Su plan para recuperar a su compañera ahora fugitiva había sido frustrado repetidamente, ya fuera por sus propias acciones o por las acciones de sus inútiles subordinados.
Hizo señas a sus guardias personales para que se acercasen.
—Llevadlo al sótano para que pueda reflexionar sobre su fracaso.
El lobo se arrodilló con una expresión de súplica en su cara. Había oído historias sobre el sótano y lo que contenía. Algunos de los hombres lobo que sobrevivieron a la tortura todavía tenían las cicatrices en sus cuerpos como recordatorio. Se quejó lastimosamente cuando los guardias tomando sus brazos le pusieron de pie.
Sin mirarle siquiera a la cara, los guardias no dijeron nada, ni reconfortante ni despectivo. Si se hubieran atrevido, lo habrían dejado escapar. Para ellos, la señorita Jewel tenía motivos para huir de su alfa. Ella era infeliz y, a pesar de los mejores intentos de Anthony, nunca lo amaría. Vivir así, aprovechándose de la desgracia de los demás no era el verdadero estilo de vida de los hombres lobo... era el estilo de vida de la mafia.
En otro tiempo, habían protegido a la humanidad de los males que amenazaban con invadir el mundo. Ahora, con la excepción de unas pocas tribus localizadas en los Estados Unidos y en alguna parte del extranjero, ellos representaban el mal. No es de extrañar que los humanos hicieran películas que los retrataran como perros rabiosos empeñados en causar muerte y destrucción.
Anthony siguió a sus guardias hasta el sótano y sonrió cuando el joven hombre lobo gimió silenciosamente. El sótano de la mansión había sido convertido en una gran cámara de tortura subterránea que cubría varios cientos de metros cuadrados. Había cadenas que colgaban de la pared con grilletes para mantener a una persona atada y sujeta contra la fría piedra.
En la parte derecha había una mesa llena de látigos y fustas de varios tamaños. Sobre un fuego ardía una caldera de la que sobresalían unos cuantos hierros que se usaban para hacer marcas, algo que Anthony rara vez había usado. Por último, en el muro opuesto, se hallaba una fila de celdas que albergaban a unos cuantos ocupantes.
Varios hombres lobo se movieron entre las sombras, preparaban más aparatos para un invitado especial que Anthony había tenido la suerte de atrapar hacía ya un par de semanas. Se detuvieron y observaron con curiosidad cuando su alfa entró en la sala con los guardias y un nuevo lobo al que disciplinar.
Anthony se echó hacia atrás mientras los guardias encadenaban al lobo a la pared y les hizo señas para que se apartaran de su camino cuando terminaron. — Qué quiere que hagamos, Lord Anthony? —preguntó el mayor de los hombres lobo.
—Boris, quiero que te asegures de darle una lección a este— contestó Anthony. —No ha logrado traer de vuelta a mi novia y debe aprender que el fracaso aquí no se tolera.
Boris miró al joven y suspiró interiormente. —Es sólo un niño.
—Entonces aprenderá pronto. La voz de Anthony carecía de emoción.
Con una mano llena de cicatrices Boris hizo señas a dos hombres lobo para que se acercaran. Se aproximaron y le arrancaron la parte trasera de la camisa al joven lobo. Boris levantó uno de los látigos, que era de nueve colas, y lo blandió contra el aire. El lobo encadenado se estremeció mientras Anthony sonreía.
Boris se colocó a unos dos metros detrás del joven y sacudió el látigo. El joven lobo gritó al recibir los golpes en la espalda. Los gritos continuaron mientras Boris seguía golpeando la piel antes intacta. Finalmente se detuvo, y otro hombre lobo se adelantó con un gran tazón de sal. Le siguieron gritos aún más agonizantes cuando la sal fue arrojada sobre las sangrantes heridas.
El joven lobo se desplomó golpeando la pared y creyendo que la tortura había terminado, sólo para volver a gritar cuando la paliza empezó de nuevo.... uniéndose dos látigos más a dicha tortura.
Anthony levantó su mano derecha para observarla y frunció el ceño cuando vio que tendría que volver a cortarse las uñas. Encogiéndose de hombros, se alejó de la paliza y se acercó a la celda más alejada de todas, al final del sótano. Una sonrisa iluminó su cara cuando escuchó el sonido de las pesadas cadenas.
El hombre que estaba dentro se puso repentinamente de pie y resistiéndose a los grilletes trató de llegar a Anthony.
El mal humor de Anthony se evaporó de repente al ver al espléndido macho que se encontraba dentro de la celda. Su sonrisa se acentuó al pensar en la forma de llevar a Jewel de vuelta a sus brazos y lejos de los pumas en los que ella había buscado refugio.
—Me alegro de haberte disparado sólo una vez, Micah... puede que aún tenga un encargo para ti.

*****

Tabatha miró alrededor del apartamento que compartía con Kriss y se estremeció. Normalmente no le importaba estar sola, pero por distintas razones, esta noche estaba siendo muy difícil de sobrellevar. Miraba por la ventana cada vez que escuchaba un ruido pensando que Kriss había regresado. Creyó encontrarse bien cuando Envy y Devon la dejaron en casa de camino a la casa de Chad, pero ahora se dio cuenta de lo mucho que necesitaba su compañía.
Envy le había preguntado si quería ir con ellos en caso de que necesitaran trabajar en equipo para manejar a su hermano. Pero Tabby había pensado que tal vez Kriss habría llegado pronto a casa y quería preguntarle qué había pasado, así que rechazó su oferta... y ahora deseaba no haberlo hecho.
Pensar en Kriss la llevó a pensar en Dean y en cómo había actuado en la iglesia. Todavía podía ver la expresión de su cara cuando vio a Kane.
En un vano intento de no pensar en él, Tabatha agitó la cabeza cuando la imagen de Kane apareció en su mente. Viéndole morir allí tirado había tocado algo muy profundo en su corazón y en su alma. Ella no entendía por qué, pero pensar en su muerte le hizo querer acurrucarse como un ovillo.
—Contrólate—susurró ella para romper el silencio. —Lo que necesitas es una distracción.
Descolgando el teléfono, decidió llamar a Jason al trabajo para ponerse al día y ver si había ocurrido algo raro desde que Kriss la llevó en avión hasta Florida.
El teléfono sonó tres veces antes de que contestaran.
—Reserva Forestal, habla el oficial Fox—dijo una atractiva voz.
—Hola Jason, soy Tabby. Este sonrió por primera vez desde que entró por la puerta principal.
—¿Tabby? — exclamó Jason y ella oyó que algo se caía, probablemente la silla, porque normalmente se inclinaba hacia atrás en ella sobre dos patas y en un ángulo peligroso. —¿Dónde diablos has estado?
—Kriss nos secuestró a mí y a Envy y nos llevó a Florida durante unos días— contestó Tabby. —Acabo de llegar a casa y pensé en llamarte para ver qué me perdí.
Jason suspiró: —Aparte de las cosas raras de siempre, no te perdiste mucho. Lo único emocionante que pasó es que la otra noche recibimos una llamada de un loco de verdad.
Tabby sonrió y se sentó en su sofá: —¡Cuéntame!
—Jacob y yo estábamos aquí sentados, era una noche muy tranquila cuando sonó el teléfono. Al contestar había un tipo hablando de que un jaguar perseguía a un puma por el centro de la ciudad con un teléfono móvil atado a una de sus patas.
Tabatha no pudo evitarlo y empezó a reírse. Si hubiera estado en la piel de Jason hace un par de semanas, habría pensado lo mismo. —¡Oh, no! — exclamó ella.
—Dímelo a mí —dijo Jason riendo. —Jacob y yo estamos apostando si habrá o no mensajes de texto en el móvil cuando encuentren al bicho.
—¿Estás seguro de que no estás bebiendo ninguna de las especialidades de Kat? — le preguntó entre risas.
—¡No bebo en el trabajo! —exclamó Jasón y Tabatha escuchó la risa de Jacob al fondo. —¿Cuándo vuelves al trabajo?
Tabatha se encogió de hombros. —Todavía no lo sé. Necesito unos días más y tengo que usar los días de vacaciones.
—Está bien, pero te echamos de menos. Esto no es lo mismo sin una cara bonita que alegre este lugar. Todo lo que tengo ahora es a Jacob, y él no es gran cosa.
—Yo también os he echado de menos— dijo Tabatha, y lo decía en serio. —Nos reuniremos en los próximos días.
Jason se quedó callado por un momento y Tabatha supo instintivamente lo que se avecinaba. —¿Cómo está Envy?
— Ella también está bien. Al igual que yo, sólo necesitaba unos días libres.
Se mordió el labio inferior cuando transcurrieron varios segundos de silencio.
—¿Es verdad? —preguntó Jason.
—¿Es verdad el qué? —preguntó Tabatha tratando de sonar como si no tuviera ni idea de lo que le decía.
— ¿Envy está saliendo con Devon Santos? Los nudillos de Jason se volvieron blancos de agarrar el teléfono con fuerza.
Tabatha suspiró. Sabía que esto iba a dolerle mucho a Jason, pero hasta cierto punto era culpa suya. Alguien tan guapo nunca debería estar tan colgado de la única chica que solo veía en él a un amigo y hermano.
—Sí, es verdad—dijo Tabatha en voz baja. —Sé que no quería hacerte daño. Ella te adora.... ya sabes.
Jason respiró con calma y Tabatha sintió pena por él. Había perseguido a Envy durante tanto tiempo que era la única chica en la que se había fijado. Ahora estaba fuera de su alcance, pero Tabatha no se lo iba a decir. Eso era cosa de Envy.
—Sé que no quiso hacerme daño— dijo Jason después de un minuto. —Supongo que debería haberme dado cuenta cuando ni siquiera se percató de que estaba coqueteando con ella.
—Se dio cuenta, Jason—dijo Tabatha. —Ella sólo pensó que eso perjudicaría vuestra amistad.
Jason murmuró: —Sí, supongo que sí, pero no puedes culpar a un hombre solo por soñar, ¿no?
Tabatha escuchó a Jacob en el fondo diciendo: —Puedo culparte de muchas cosas.
—Cállate la boca—gruñó Jason de manera juguetona y Tabatha le oyó bajar de golpe las patas de la silla a su posición correcta. —Tabatha, te llamo luego. El niño ha decidido empezar a tirarme bolitas de papel.
Tabatha asintió con la cabeza riéndose: —Está bien, hablamos luego.
Colgó el teléfono y se sentó allí por un momento antes de volver a poner el teléfono en el cargador. Mirando el apartamento de nuevo, ya no le parecía tan solitario. Jason necesitaría su amistad ahora más que nunca y ser necesaria le ayudó a sentirse más segura.
De pie y estirando los brazos por encima de la cabeza, caminó por el pasillo hasta su habitación. Se desnudó y se puso un par de pantalones cortos y una camiseta de tirantes antes de hundirse en la fresca y familiar suavidad de su cama.
Esta vez no intentó impedir que la escena invadiera su mente mientras intentaba quedarse dormida. Después de todo, necesitaba descifrarla y no desaparecería hasta que lo hiciera... ¿por qué luchar contra ello? Se hundió en la oscuridad del sueño, con la mirada todavía clavada en la iglesia y en los ojos de Kane.

*****

Jewel paseaba por el amplio dormitorio de Steven. Tenía los brazos cruzados y había empezado a morderse las uñas, algo que no había hecho desde que era niña.
—Esto es por mi culpa—dijo en voz baja, mientras trataba de apartar la imagen de su padre crucificado sobre el altar de la iglesia a la que había acudido desde siempre ¿Cuántas veces había rezado allí abajo donde él había muerto? Sabía que Anthony era retorcido, pero aquello era sádico.
Steven veía a la mujer caminar de un lado a otro e incluso pudo ver sus labios moviéndose silenciosamente mientras despotricaba mentalmente. Extendiendo la mano, la puso sobre el brazo de ella suavemente en un intento de calmarla. —Jewel, nada de esto es por tu culpa.
Ella le miró la mano y luego lo miró fijamente.
—En parte tienes razón. Es tanto culpa tuya como mía. Y ahora que mi padre está muerto, ya no tengo que casarme con Anthony e indudablemente, no tengo que seguir casada contigo.
Jewel se apartó de él para así deshacerse de su mano. Lo último que necesitaba en este momento era ser absuelta de sus pecados... era culpable de todo. Le había dado a Anthony los clavos para crucificar a su propio padre.
Steven no lo admitió, pero sus palabras le dolieron mucho. Él respondió de la única manera que sabía hacerlo en ese momento, ya que lógicamente ella no quería escuchar palabras de aliento o amabilidad.
—¿De verdad crees que Anthony dejará de ir tras de ti sólo porque mató a tu padre? —gritó Steven. Sabía que tenía la razón y que ella no escucharía ni una maldita palabra.
—Mató a mi padre.... Yo jugaba con fuego al estar con él porque quería que mi padre estuviera vivo y a salvo. Si Anthony se atreve a acercarse a mí ahora, le volaré la maldita cabeza—. Jewel se sentía muy rara. Era como si estuviera perfectamente tranquila por fuera, pero temblando de manera incontrolable por dentro.
Lloró durante horas, pero la ira finalmente la despejó. Ya había derramado suficientes lágrimas. Ahora había llegado el momento de recuperar su vida. Había formado un plan para tenderle una trampa a Anthony y rezó para que Steven tuviera razón... que Anthony viniera a por ella, porque ella estaría lista para él.
—No puedo dejar que te vayas—, le dijo Steven. Si ella no iba a protegerse, entonces él la protegería, al fin y al cabo era su pareja. Vio como sus ojos enrojecidos se volvían para clavarse en los suyos.
—Entonces no eres mejor que Anthony y te odiaré el resto de mi vida—dijo obstinadamente. Quería que Steven se enfadara con ella, que la echara de su vida y se lavara las manos. Si lo hiciera.... entonces tal vez Anthony no intentaría matarlo de la misma forma que mató a su padre. Ella no quería ser la culpable de más muertes horribles a menos que se tratara de la de Anthony.... aceptaría con gusto ser la culpable de su final.
Steven la miró enfurecido durante un minuto, luego abrió la puerta y se hizo a un lado. —Adelante entonces. Me ofrezco a salvarte el pellejo, ¿y tú quieres ponerte así? Veamos hasta dónde llegas en contra de algo que no sabes cómo matar. Steven sonrió maliciosamente y le dijo: —Para que lo sepas, lo que ocurre en las películas no son más que un montón de tonterías.
—¡Supongo que eso lo sabes muy bien! — le gritó Jewel y dio unos pasos adelante. ¿Por qué seguía intentando salvarla? ¿No entendía que ella haría que lo mataran?
Steven cerró los ojos y miró hacia otro lado. —Sí, lo sé... ¿o no? — Se burló y miró hacia atrás mientras Jewel intentaba pasar a su lado. En un segundo de pánico, Steven la agarró por la cintura y la acercó hacia sí.
—¡Maldición, espera! —le dijo
Jewel comenzó a retorcerse y él la apretó más contra su pecho. —Si quieres tenderle una trampa, está bien, pero no puedes hacerlo sola. Deja que te ayudemos.
Jewel le empujó hacia atrás para poder mirarlo de frente. —¿Por qué? ¿Para qué te cuelguen en una cruz a ti también? — Ella quería chillarle mientras la visión se abría paso en su mente. —No quiero que eso suceda.
No estaba segura de lo que sentía por Steven, pero la idea de que cayera muerto de ese modo la hacía sentir como si la hubieran apuñalado en el pecho. —Si me dejas ir ahora, entonces él no tendrá ninguna razón para ir tras de ti. Y agarrando la parte delantera de la camisa con sus pequeñas manos suplicó: —Estarás a salvo.... y vivo.
—Él vendrá a por mí de todos modos—le dijo Steven, y luego pasó su dedo por encima de la marca de unión que le había hecho. Sonrió suavemente al sentir que ella temblaba.
—Ya te lo he dicho, esto es la vida real. Si vuelves con él y ve esa marca de emparejamiento, vendrá a por mí sin importarle lo más mínimo lo que digas o lo que hagas.
Jewel se recostó en la sólida calidez que él le brindaba y cerró los ojos. Sintió como su ira se desvanecía en la seguridad de sus brazos y quiso patalear para mostrar su frustración. La tristeza de perder a su padre estaba empezando a resurgir, pero ella no quería llorar.
Steven envolvió a Jewel en un abrazo tranquilizador. No podía culparla por la forma en que actuaba. Si Anthony hubiera matado a su padre, entonces ninguna fuerza en este mundo o en el próximo sería capaz de detenerle.
—Mira, ¿qué te parece esto? —le preguntó retrocediendo e inclinando su cara hacia la de él.
—Tenemos una reunión por la mañana y todo el mundo va a estar allí. Te ayudaremos a pensar en algo mejor que entregarte a él. De cualquier manera, con nosotros tendrás un ejército a tu lado. Sin nosotros, te enfrentarás a un ejército de hombres lobo y hagas lo que hagas.... Anthony te tendrá.
Le acarició la mejilla mientras escudriñaba sus ojos —y no quiero que Anthony te tenga.
Jewel bajó de nuevo la cabeza hasta el pecho de Steven y respiró profunda y temblorosamente. Él tenía razón. No quería estar cerca de ese monstruo después de lo que había hecho. Presionó su oreja contra el pecho de Steven escuchando los latidos fuertes e incesantes de su corazón. ¿Cuántas veces la había salvado de los vampiros, de Anthony, y ahora de su insensatez?
—¿Me puedo quedar contigo esta noche? — susurró Jewel sabiendo que si él la dejaba ir, el horror de las últimas dos horas volvería a perseguirla. Ella lo miró fijamente. Sus labios se entreabrieron por sorpresa al mismo tiempo que una ráfaga de calor atravesaba el centro de su cuerpo.
Se preguntó cómo era posible que él pudiera calmar su ira y la hiciera sentir como si estuviera ardiendo al mismo tiempo. Rápidamente apartó la mirada para que él no pudiera notar su confusión.
Sin responder siquiera, Steven la levantó en sus brazos, cerró la puerta con el pie, y regresó a la habitación mientras la colocaba en el borde de la cama. Quitándole los zapatos, se deshizo rápidamente de los suyos y se acostó con ella. Escuchó la respiración agitada de Jewel mientras la colocaba de tal manera que pudiera abrazar su cuerpo. Llevaría tiempo... pero estaría loco si dejara ir a Jewel tan fácilmente.

Capítulo 3
Kriss entró en el apartamento que compartía con Tabatha y cerró la puerta con llave. Había buscado por todas partes a Dean y no había encontrado ni rastro de él ni del demonio que había estado persiguiendo.
Una de las cosas que caracterizaba a los de su especie era que si querían esconderse, sabían cómo desaparecer y no dejar rastro. Había sido capaz de sentir al demonio en todas partes aunque nunca lo había visto. Solo cuando fue liberado se dio cuenta de que siempre había sido capaz de sentir su presencia. Todavía podía sentir la maliciosa intención de aquella personalidad oscura, incluso dentro de su casa... y aquello le producía nauseas.
Caminando por el oscuro apartamento, Kriss regresó a la habitación de Tabatha y sonrió al inocente rostro dormido en la cama. Estaba acurrucada como un gatito alrededor de su peluche favorito.... un perro Yorkie al que le sobresalía la lengua. El peluche era el único recuerdo que le quedaba de su infancia. Algunos años atrás se había desmoronado y le había contado la historia de Scrappy y cómo el perro había desaparecido cuando se fue de vacaciones con sus padres por última vez.
Kriss suspiró y se acostó en la cama a su lado, enroscándose a su alrededor como una manta de seguridad. Tan pronto como lo hizo, Tabatha se acurrucó contra él.
—¿Encontraste a Dean? —preguntó en voz baja.

*****

Kane se las había arreglado para escabullirse; se alegró de que Warren hubiera captado la atención de Michael el tiempo suficiente para poder hacerlo. Lo que fuera que Michael y Dean hicieron para arreglar lo que Misery le había hecho, le había provocado una gran descarga de adrenalina. Ahora estaba ansioso y no se libraría de esta ansiedad sentado en la oficina de Warren recordando al demonio chupa-almas. Ello solo le provocaría nos cuantos retorcijones en sus pesadillas durante un tiempo.
Observando la abrumadora oscuridad del cielo, vislumbró las primeras señales del amanecer. Quiso alejarse del centro de la ciudad y se movió tan rápido por las calles que si alguien hubiera estado mirando, no se habría dado cuenta de que había estado allí. El lado negativo de eso es que ahora estaba muy lejos de la casa de Michael.
Quería ver a Scrappy y acurrucarse con el perro en el sofá con una buena botella de vino, un cuenco de palomitas de maíz de tamaño enorme y.... ¿una película de terror? Kane agitó la cabeza.... ¿en qué diablos estaba pensando? Scrappy probablemente escogería la película, lo que podría ser una buena idea en ese momento, o quizás no…. A ambos les gustaban las películas donde los animales podían hablar.
Kane se detuvo y miró a su alrededor cuando se dio cuenta de que algo lo había llevado allí. Al principio pensó que era Misery quien lo había traído hasta allí. Volvió a negar con la cabeza y descartó la idea cuando la imagen de Tabatha en la iglesia pasó por su mente. Podía sentir su presencia y, por primera vez en toda la noche, Kane se olvidó de los monstruos que fornicaban bajo la cama y en el armario.
Tabatha era su alma gemela y que él hubiera probado su sangre sólo aumentó la conexión entre ellos. La única razón por la que no la había sentido esta última semana era porque el caído... Kriss... la había llevado muy lejos de él, maldito bastardo. Empezaba a preguntarse si sufría de ansiedad por la separación.
Al moverse por esta parte de la ciudad, llegó a la casa de ella en cuestión de minutos. Aterrizando silenciosamente en el techo de la casa de un vecino, se colocó para observarla a través de la ventana del dormitorio. Su aguda vista se fijó en la forma en que su cabello caía sobre la almohada y en la forma en que sus labios se abrían ligeramente al respirar profundamente. Nunca había conocido tanta paz como ahora.... sólo mirándola dormir.
Kane se preguntó cómo le vería ella. ¿Se parecía a los otros monstruos con los que se había encontrado o con lo que soñaba? ¿Se daba cuenta de lo profundos que eran sus sentimientos por ella?
En cuclillas y listo para ir hacia ella, de repente y cuando casi estaba en pie, la oyó gritar en su mente. El sonido provenía de sus sueños, pero el sonido mental le hizo detenerse, ya que le recordaba la forma en que ella gritaba de niña, muchos años atrás. Hasta la fecha, todo lo que había hecho era causarle dolor... hacerla sufrir por él.
Kane se giró para irse cuando vio que la puerta de la habitación de Tabatha se abría. Sus músculos se tensaron en preparación para atacar al intruso cuando vio a Kriss, el caído, entrando en la habitación de Tabatha y metiéndose en la cama con ella.
Kane se dio cuenta de que el caído estaba molesto, y sintió rabia cuando Kriss rodeándola con un brazo, la estrechó contra si como si fuera su amante.
Sintió como su tranquilidad se hacía añicos y la rabia se apoderaba de él mientras los miraba. Concentrándose mucho, su extraordinaria audición comenzó a captar su conversación susurrada. Frunció el ceño por un momento al darse cuenta de que su poder era más fuerte que antes. Se sorprendió y su ceño se hizo más profundo cuando escuchó los latidos de sus corazones incluso desde esa distancia.
—Dean no quiere que yo lo encuentre.
Kriss suspiró preguntándose si Kane hablaba del demonio que Dean estaba persiguiendo o del caído que había estado allá abajo con el demonio.
Desearía que Dean hubiera esperado. Había algo en el aura del otro caído que hacía desconfiar a Kriss y esta tenía la esperanza de que Dean fracasara en la búsqueda de cualquiera de ellos.
—Me pregunto qué pasó—, susurró Tabby
—Por lo que dijeron Envy y Devon, Dean estuvo atrapado allí la mayor parte del día.
Ella no pudo evitar imaginar a Kane sabiendo que él también había estado allí abajo con el demonio y casi no lo cuenta.
—Me aseguraré de preguntárselo tan pronto como lo encuentre—, contestó Kriss, incapaz de no sonar preocupado.
—Dean te aprecia... volverá pronto. Tabatha cerró los ojos, confiando por el bien de Kriss en tener razón.
—Duérmete—, susurró Kriss esperando que ella tuviera razón con respecto a que Dean regresaría pronto. No había visto al otro caído porque se había estado moviendo demasiado rápido, pero lo había sentido por un momento antes de que el aura del demonio le hiciera sombra.
Aquel sentimiento fugaz lo perseguía, así que podía imaginarse por lo que estaba pasando Dean.
Los caídos eran tan raros que se quedaban maravillados cuando estaban cerca unos de los otros. La mayoría pensaba que eran los ángeles caídos de una leyenda en la que habían sido enviados a la tierra para ayudar a protegerla... pero las leyendas a menudo sólo son verdades a medias, moldeadas por las palabras de hombres que necesitan un héroe o a veces un enemigo.
Los caídos habían venido a la tierra desde otra dimensión... igual que los demonios. Las leyendas llamaban cielo a aquella dimensión pero se equivocaban.
Las leyendas también dijeron que los caídos destruían a los demonios... de nuevo aquello era solo una verdad a medias. La Biblia decía que los caídos se habían apareado con las mujeres más hermosas de la tierra y habían sido castigados por ello... y para los profetas eso era lo más parecido a la verdad.
La razón por la que el resto de los caídos se mantuvieron alejados de aparearse con las mujeres de la Tierra era que el producto de esos apareamientos resultaba en el nacimiento de un demonio. Fueron los caídos los que crearon los demonios.
Cuando aparecieron los primeros caídos, hubo muchos, pero cuando los demonios nacieron y comenzaron a destruir aquello que los caídos amaban, los caídos se volvieron contra sus propios hijos y lucharon. Así los números en ambos frentes disminuyeron y el sello entre dimensiones se fue cerrando lentamente.
Algunos de los caídos originales habían desaparecido, se creía que habían perdido la vida a manos de los demonios que habían engendrado. La mayoría de los supervivientes eligieron regresar a sus hogares para no sentirse tentados por la seducción de las mujeres humanas. Fueron ellos los que enviaron a los jóvenes guerreros de vuelta a este mundo para vigilarlo.... proteger a los humanos de los monstruos.
Sólo había una regla... no podían aparearse con las hembras de este mundo y mucho menos matarlas. Un niño de la auténtica raza habría sido colocado en cada punto energético de la tierra y sólo unos pocos habrían sobrevivido tanto tiempo. Las leyendas decían que eran inmortales... las leyendas estaban equivocadas.
Los caídos no eran inmortales, vivían durante largos períodos de tiempo.... a veces milenios. También podían ser asesinados por humanos o demonios... aunque para un humano esto sería extremadamente difícil.
Syn había conocido las verdaderas leyendas y se las había transmitido a sus niños.
Recordando esas lecciones, Kane entendió ahora cuánto amaba Kriss a Tabatha.... lo suficiente como para no tomarla como compañera... y lo suficiente como para no dejar que alguien que él creía que no era mucho más que un demonio la poseyera. Parecía que él no era el único con secretos ocultos.
Una sonrisa intencionada asomó por la comisura de sus labios de Kane mientras se daba la vuelta y se alejaba.

*****

Envy y Devon estaban esperando en el bar cuando la gente empezó a llegar a la reunión. Kat y ella estaban ocupadas hablando y tratando de terminar de ponerse al día con todo lo que sucedía mientras Devon y Quinn simplemente se paraban a mirarlas con una expresión extraña.
—¿Qué idioma están hablando ahora? —preguntó Devon.
—No hay un nombre para ello—, dijo Quinn. Es un ritual en el que las mujeres participan con bastante regularidad. Comienza siendo inocente y antes de que nos demos cuenta, ellas están de compras y nosotros estamos atrapados fuera de los probadores sosteniendo sus bolsos.
—También estás parado sosteniendo la bolsa mientras ella entra en las tiendas de ropa interior femenina y compra lencería que no te permite ver hasta el día de vuestro aniversario—dijo Nick con una sonrisa burlona.
Warren puso su mano en el hombro de Nick. —Confía en mí, hermanito, estarás feliz de sostener esas bolsas cuando llegue el momento.
Un par de brazos rodearon el cuello de Warren desde atrás y la cara de Michael apareció entre ellos. —¿Significa eso que me llevarás de compras?
—Por supuesto—dijo Warren con una sonrisa de satisfacción. —Te llevaré a esa tienda de artículos de esclavitud que tanto te gusta.
La expresión de Michael se volvió soñadora. —Oh sí, látigos, cadenas, estribos, fustas.... cuero.
—Qué diablos... Nick se levantó de repente y se alejó de ellos haciendo que Devon resoplara.
—Homófobo—, murmuró Devon.
—¡Cállate! —gruñó Nick —O son muy buenos mintiendo o es preocupantemente cierto.
La puerta se abrió y Steven entró con Alicia y Jewel. Alicia había revisado su armario y encontró un vestido morado para que Jewel se lo pusiera hasta que pudiera conseguir más ropa. Afortunadamente, eran aproximadamente de la misma talla y altura, por lo que Jewel podría arreglárselas por ahora. Alicia también le había dicho a Steven que hasta que no pudiera conseguir más ropa para Jewel, esta era bienvenida a revolver en su armario tanto como quisiera.
Steven se acercó inmediatamente al lugar donde Quinn y Devon estaban sentados con Nick, una mesa justo enfrente de la zona de trabajo de Kat.
— Veo que no llegamos tarde— dijo Steven sonriendo interiormente cuando vio que Jewel sonreía a Alicia. Se dio cuenta de que no la había visto sonreír hasta ahora.
Warren miró a su alrededor.
—En realidad creo que todo el mundo está aquí.
—No todos—, dijo Envy. —Todavía estamos esperando a Chad.
En ese mismo momento las puertas se abrieron y Chad entró con Trevor y Zachary detrás de él.
—¿Qué demonios está haciendo aquí? —preguntó Devon mientras se ponía de pie.
—Chad es policía—, le recordó Envy. —Ya sabe lo que está pasando y vio el final de lo que pasó en el cementerio. Está en esto lo quiera o no. Además, — continuó ella, —él podrá mantener a la policía alejada de ti por algún tiempo.
—No me refería a tu hermano—dijo Devon en un tono que sonaba peligroso.
Kat meneó la cabeza al ver que Envy, erróneamente también se estaba preparando para pelearse con Trevor. No quería que se produjese una batalla campal, así que se alejó del bar para interponerse en su camino.
—Trevor también puede quedarse—, dijo con firmeza y cruzó los brazos sobre el pecho.
—Después de todo.... es un jugador que interactúa bien con los demás— concluyó Kat con un guiño al hombre rubio que le dirigió un saludo un tanto fingido.
Quinn se levantó de su silla y caminó hacia Kat, poniendo su brazo alrededor de su cintura para acercarla a él. —Voy a tener que vigilarte... ¿no? — murmuró juguetonamente, pero la mirada de sus ojos contaba una historia diferente.
—¿Podemos seguir adelante? — preguntó Kane desde las sombras.
Todos, excepto Michael, se sobresaltaron al oír su voz. Había estado tan callado que nadie sabía que estaba allí.
—De acuerdo— dijo Warren. —Creo que todos sabemos por qué estamos aquí.
Miró a Chad, quien asintió una vez para indicar que comprendía, y luego dirigió su mirada a Trevor y Zachary.
—Antes de hablar de lo que pasó en el cementerio, tengo una pregunta para Trevor.
Trevor entrecerró los ojos: —¿Qué pregunta?
—¿Qué demonios eres? —preguntó Devon interrumpiendo a Warren.
—Soy un cambia formas, como la mayoría de los que estamos aquí—respondió Trevor.
Kane resopló entre las sombras haciendo que todos le miraran
—¿Sabes algo sobre él? — preguntó Envy.
No creía en la palabra de Trevor.... él ya había demostrado con anterioridad que era un gran mentiroso.
—Puede que sí, pero tendrás que ser muy amable conmigo si quieres que te lo cuente—, dijo Kane con entusiasmo en su voz.
Habría echado la culpa de su mal humor al hecho de haberse levantado con el pie izquierdo, pero diablos.... todavía no se había acostado.
Devon estaba de pie y levantó a Kane por las solapas de su chaqueta.
—Creo que hemos terminado de ser amables—, gruñó el jaguar.
Kane sonrió al cambia formas con satisfacción.
— ¡Oh, qué pena! Ya le dije a mi cachorro que eras un encanto y se alegró mucho de poder conocer a un nuevo compañero de juegos.
Ambos sabían quién sería el perdedor si decidían enredarse... y no sería el gatito.
—¿Tu cachorro? —preguntó Jewel, sus ojos brillaban ante la perspectiva de algo lindo y adorable. Su labio se tensó al imaginar un perro entre todos los gatos de la habitación.
—Es un conejo polvoriento de gran tamaño—, gruñó Michael.
Warren se pellizcó el puente de su nariz y Quinn tuvo que luchar para no reírse de su cuñado el jaguar.
—Devon, deja a Kane y pon tu trasero en una silla —dijo Warren. —Terminaremos la discusión sobre Trevor más tarde.
Nick, Devon y Kat miraron a Warren con los ojos muy abiertos. Si no conocieran a Warren, sabrían que estaba entusiasmado con la perspectiva de un nuevo cambia formas en la zona y el hecho de que le gustaría aprender más sobre aquella raza desconocida.
Devon soltó a Kane y volvió a la silla que estaba junto a Warren. Las puertas se abrieron y Kriss entró con Tabatha enganchada a su brazo. Devon dejó que una lenta sonrisa iluminara sus labios mientras miraba hacia el vampiro rubio. Puede que no fuera capaz de poner a Kane en su lugar, pero el hombre que acaba de entrar sí podía y sabía que Kriss no tenía ningún aprecio por aquel vampiro reformado.
—¿Llegamos tarde? —preguntó Tabatha feliz por haber ganado la discusión con Kriss para asistir a la reunión.
A veces Kriss podía ser un poquito sobreprotector.... un poquito de más.
—No, llegas justo a tiempo—, dijo Envy. —Todavía no hemos empezado.
Tabatha se unió a las mujeres en el bar y se sentó, mientras tanto Kriss se acercaba a donde estaba Chad.
El corazón de Kane dio un vuelco cuando entró Tabatha, tuvo que luchar contra el impulso de agarrarla en sus brazos y llevársela lejos de allí.
Dio un paso hacia atrás, hacia las sombras, de modo que apenas se podía ver su silueta. Sus ojos se dirigieron hacia los caídos y se estremeció ante la mirada que recibía del hombre.
—Necesitamos aprender más sobre el demonio que ha sido atrapado en el cementerio—, continuó Warren. —Necesitamos saber qué aspecto tiene, Dean no está aquí y Kane es el único que lo ha visto.
Kane había sacado un cigarrillo y encendió su mechero. La luz iluminó su rostro por un momento y se podía ver la angustia en su mirada.
Tabatha contuvo la respiración cuando su mirada se fijó en la pequeña llama y miró a Kane. Sus perfectos labios estaban ligeramente curvados mientras encendía el cigarrillo y sus ojos ensombrecidos por las oscuras pestañas. A pesar de aquella sombría mirada, podía sentir cómo si esta la tocara, como si fueran sus manos acariciando su piel.
Se distrajo con algo que le rozaba el brazo, miró a su alrededor y se encontró a Kriss de pie a su lado.
—Su nombre es Misery—, dijo Kane tras un momento. —El problema es que.... no estoy seguro de cómo es ella.
—¿Cómo es posible que no sepas cómo es? — preguntó Kriss frunciendo el ceño. —Estuviste ahí abajo con Dean durante quién sabe cuánto tiempo.
—¿Me dejas terminar, Plumas? —preguntó Kane en tono sarcástico.
Kriss entornó la mirada resentido por el insulto.
—Bien—, contestó Kane. —La razón por la que no sé cómo es, es porque cambiaba de aspecto. En un momento dado era una niña bonita con una personalidad escalofriante como el infierno, al siguiente era un cadáver podrido, una nube de humo negro, y al final era una mujer hermosa. Esas parecen ser sus formas favoritas. Es extremadamente poderosa cuando puede retener a dos caídos en esa cámara al mismo tiempo.
Kriss respiró hondo y asintió con la cabeza: —Se sabe que algunos demonios tienen ese tipo de poder.
—Tenemos una especialista en demonios que viene para aquí ahora mismo. — dijo finalmente Zachary. —Su vuelo debería llegar en un par de horas más o menos. Cuando llegue aquí, será mejor que todos le dejen ocuparse de Misery.
Kane ladeó una ceja: —¿Una?
—Sí—, dijo Trevor. —Se llama Angélica. Tiene información sobre casi todas las leyendas, mitos y cuentos de hadas del mundo entero. Si hay algún tipo de historia sobre Misery, la tendrá en su memoria USB.
Alicia suspiró con frustración: —Bien, que se quede con el demonio. Quiero saber qué vamos a hacer para encontrar a Micah.
—Micah puede cuidarse solo—, dijo Quinn.
La verdad es que durante esa última discusión entre él y Micah, le había ordenado a Micah que se retirara pero su hermano no había obedecido y eso sólo podía significar una cosa... ahora tenían dos machos alfa dentro del clan de pumas y eso nunca había sucedido. En el pasado habría supuesto una lucha a muerte.
Quinn quería a Micah y estaba orgulloso de él por su fuerte personalidad. Lo último que quería era que sus peleas se descontrolaran.
—Pero él no sabe nada de lo que ha pasado—, exclamó Alicia, buscando una razón que pudiera hacer que lo encontraran. —¿Y si se encuentra con Misery y se lastima.... o lo matan? Se haya ido o no, él es parte del clan.
—No puedes razonar con su lógica, amigo mío—, dijo Kane tras haber leído los pensamientos de Quinn.
Alicia lo miró desde las sombras y se sonrojó antes de mirar hacia otro lado. Se sintió bien al escuchar que por una vez alguien se ponía de su lado. Lo que Alicia no sabía es que toda su familia había estado pensando en Micah y en la última vez que lo vieron en persona; justo después de la pelea que tuvo con Anthony.
Kane le devolvió la sonrisa aunque ella no podía verlo. Aparentemente, ella era la única del grupo que tenía agallas.
—La última vez que vimos a Micah, se había metido en una gran pelea a gritos con Anthony Valachi y lo echó del club—, dijo Steven en voz baja. —Eso fue justo antes de desaparecer.
—¿El hombre lobo? —preguntó Trevor con la cabeza inclinada.
—Sí, y además, Steven se apareó con la prometida de Anthony. —dijo Quinn a él y a todos los que no se habían enterado todavía.
Jewel frunció el ceño al darse cuenta de que Steven le había estado diciendo la verdad sobre los lazos que tal vez vinculaban a su hermano desaparecido con Anthony. Se mordió el labio, preguntándose en silencio si esa era la única razón por la que Steven la había ayudado.
No, no podía ser eso. Cuando Steven se la llevó de la iglesia, ni siquiera sabía que Anthony era su prometido.
Escuchó la acusación tácita en la voz de Quinn y se puso de pie. Un instinto de protección se apoderó de ella y tuvo que reaccionar.
—Steven no sabía quién era mi prometido y yo no tenía ni idea de que Anthony era un hombre lobo—, dijo Jewel con voz firme. —No fue hasta que nos apareamos que le conté lo de Anthony. Así que, si vas a culpar a alguien por eso, cúlpame a mí.
Quinn se mostró reprendido y Kat le hizo una discreta señal de aprobación.
Jewel se recostó contra la barra y empezó a morderse el labio inferior de nuevo. Enfrentarse al hermano mayor de Steven, el alfa de la tribu de los pumas, la atemorizaba.
Miró a Steven y se relajó cuando vio el orgullo que se reflejaba en sus ojos por ella. Algo dentro de ella se debilitó y luchó como loca para construir un muro protector que la rodeara. Su corazón latía muy rápido y se preguntaba si se estaba enamorando de él.
—Anthony Valachi ha estado bajo sospecha desde hace tiempo—, dijo Chad. —La policía tiene razones para creer que no sólo está involucrado en el contrabando de personas, sino también en la esclavitud. Se rumorea que sus hombres han estado recogiendo prostitutas, secuestrándolas y también vendiéndolas como esclavas sexuales.
—¿Por qué la policía no ha hecho nada al respecto entonces? —preguntó Kat.
—Nos dijeron que nos mantuviéramos al margen porque el FBI había tomado el control de la investigación —contestó Chad. —Desafortunadamente, cuando el FBI aparece, no tenemos jurisdicción y no podemos hacer nada más que mantenernos apartados de su camino a menos que queramos terminar en la cárcel junto a los malos.
Steven asintió pensando que era hora de contarles todo. —El padre de Jewel fue investigado por el FBI hace un tiempo. Fue por ello por lo que Jewel se comprometió con Anthony—. Sonrió a Jewel antes de volver a dirigirse al grupo.
—Su padre era el gerente del Palm Springs Resort y Anthony no estaba contento con la orden de registro que tenían ni con que Arthur les permitiera moverse libremente por la propiedad. Al darse cuenta de su error, Arthur mató al agente y fue arrestado por asesinato. Para salvar su propio pellejo, Arthur entregó a Jewel a Anthony como pago por sacarlo del lío del asesinato.
—Él es el que mató a mi padre. Estoy seguro de ello—, dijo Jewel apretando el puño. —Entonces, ¿cuándo podremos ir tras él?
—No tenemos que ir tras él—, le dijo Chad. —Idearemos un plan, y luego le haremos saber que estás bajo la protección de los Wilder. Cuando haga un movimiento.... lo atraparemos.
—Creo que todo esto puede ser ilegal—, corrigió Trevor. —Mantén a Jewel oculta por un par de días más y deja que Zachary y yo nos aseguremos de que el FBI no se involucre y convierta todo en un desastre.
—¿Por qué iban a interferir? — preguntó Kat. —Tu eres parte de esa organización paranormal... ¿no están por encima del FBI?
—Sólo en ciertas áreas—, respondió Trevor. —La mayoría del FBI no tiene ni idea de que existimos. Maldita sea, ni siquiera el presidente de los Estados Unidos sabe quiénes somos, y para eso, necesitamos pruebas de que algo paranormal está pasando.
—¿Significa eso que al menos una parte del gobierno sabe algo sobre nosotros? —preguntó Nick a pesar de que la certeza le hacía sentir incómodo.
Trevor asintió: —No específicamente de cada uno de vosotros... pero son conscientes de lo más... inusual. Tú estás protegido de la misma manera que los humanos... tal vez aún más y con reglas más permisivas, y por un gobierno pequeño pero poderoso que está por encima del propio gobierno
Se rascó la cabeza esperando que todos pudieran entender aquella vaga versión de la verdad.
—Mi preocupación es que el FBI investigue más y descubra cuando ya sea demasiado tarde, que se trata de hombres lobo, no de seres humanos—, dijo Chad, frunciendo el ceño y sin que le gustara lo que Trevor acababa de decir. ¿Creía que lo paranormal estaba por encima de lo humano? Tal vez no estaba siendo imparcial, pero él era uno de esos seres humanos menores.
Trevor sacudió la cabeza.
—La mafia no se va a poner furiosa y a atacar al FBI. Además, si el mundo se enterara de la existencia de los hombres lobo, ellos serían los próximos en extinguirse y lo saben. La última vez que les descubrieron, fueron perseguidos casi hasta su extinción.
—Déjame hacer un par de llamadas y ver si tenemos plena jurisdicción sobre el caso Valachi dijo Zachary. —Si la tenemos, entonces tendremos rienda suelta y podremos reclutar a cualquiera que creamos cualificado.
Miró alrededor del grupo sabiendo que eso incluiría a casi todos en la sala y les daría inmunidad sin importar cómo resultaran las cosas.
—¿Alguien sabe qué conducía Micah el día que desapareció? —preguntó Chad. —Puedo hacer un seguimiento desde mi coche patrulla y poner una orden de búsqueda.
—Su motocicleta—, dijo Alicia, y acto seguido sus ojos se abrieron de par en par mientras recordaba haberle dicho a Warren que ella conducía la misma motocicleta la pasada noche durante la tormenta. Mirándole fijamente, suspiró aliviada cuando él simplemente le guiñó un ojo.
Nick añadió su opinión: —Estoy totalmente a favor de mantenerme alejado de Misery, pero los vampiros se están multiplicando por ella y no podemos permitirlo.
—Todos deben colaborar en el control de plagas—asintió Warren.
—Supongo que no todos—Trevor miró hacia Envy.
Zachary se interpuso discretamente frente a Trevor para bloquear la ferviente mirada que Devon le estaba dirigiendo a su amigo. —Creo que también es hora de que pidamos un par de favores y consigamos más ayuda del equipo en esta zona.
—¿Quieres decir que hay más como tú corriendo por ahí? —preguntó Steven.
Zachary metió las manos en los bolsillos e inclinó un poco la cabeza. El suave resplandor de las luces asomaba entre su cabello rubio y puntiagudo mientras sonreía. —Siento decepcionarte, pero sólo hay uno como yo. He estado queriendo clonarme a mí mismo, pero el temeroso líder aquí no me deja—terminó señalando a Trevor.
—Cállate y haz esas llamadas—, exclamó Trevor. —Si hubiera otro tú corriendo por ahí, Angelica lo mataría sólo para decir que finalmente tuvo éxito.
La expresión de Zachary adquirió una cualidad vidriosa. —Ah, y ser pisoteado por esos maravillosos Doc Martens que tiene escondidos en su armario.
Trevor se acercó nerviosamente a su compañero de equipo y Zachary inmediatamente corrió por el área del bar para esconderse detrás de Kane.
—¿Hay alguna razón por la que me estés usando como escudo? —preguntó Kane.
—Sí—, exclamó Zachary. —Dame un minuto y pensaré en una.
Kane sonrió. —Dame un minuto y me iré a casa el tiempo suficiente como para encontrar mis Doc Martens.
Zachary se alejó de Kane con las manos en alto. —Oye que yo soy heterosexual.
—¡Zachary! —gritó Trevor.
—Está bien, está bien—, dijo Zachary y sacó su teléfono móvil. —Cielos, estoy rodeado de gente sin sentido del humor.... A Angélica le va a encantar este grupo.

Capítulo 4
Kane se apoyó en la cruz situada a varios metros detrás de Michael y miró hacia la ciudad preguntándose dónde se escondía Misery o si todavía estaba allí. Para ella existía todo un mundo que aterrorizar, pero también existía el karma, y su instinto que le decía que ella no podía haber ido muy lejos.
Se la imaginaba caminando por la acera como un cadáver en descomposición, y sacudiéndose un escalofrío ante la imagen de la extraña niña friqui, decidió que la visión del cadáver era menos espeluznante.
A lo largo de los siglos había sido testigo de momentos en los que vampiros adultos habían transformado en vampiros a los niños. Lo que muchos vampiros nunca comprendieron fue que los niños a menudo eran más viciosos que sus ‘padres' y por esto a veces terminaban muertos de la mano de un adulto o, a veces era el niño el que mataba al que los convertía en vampiro. Tuvo que admitir que la mujer que escribía libros de vampiros tenía ideas muy acertadas.
Esperaba que el experto en demonios que Trevor había mencionado supiera lo que estaba haciendo.... aunque lo dudaba.
El recuerdo del demonio fue lo que lo llevó a cuidar de Michael... eso también le impediría perseguir a Tabatha, ahora que ella estaba de vuelta en la ciudad. Se requería una gran fuerza de voluntad para no hacerlo. El solo hecho de estar en la misma habitación que ella implicaba dolor físico.... dolor que él sabía que no podría haber aguantado por mucho más tiempo si ambos se hubieran quedado allí. Su mirada se desviaba hacia su amigo y se apoyó con mayor fuerza en la cruz.
Tenía que admitir que si querías estar solo y rodeado de humanos, entonces el tejado de la iglesia más grande de la ciudad era un lugar fascinante para ello.
Curiosamente, sabía que Michael no venía hasta allí en busca de paz y serenidad. Allí fue donde el vampiro venía a preocuparse y a meditar. No importaba que estuvieran al descubierto porque Kane tenía la sensación de que si Misery quería encontrarlos, cuatro paredes no los salvarían. Nunca se había escondido de un enemigo y no iba a empezar ahora. Obviamente, Michael pensaba igual.
Hizo una mueca cuando un extraño pensamiento cruzó por su mente. Tan pronto como volviera a encontrarse con Dean, iba a pedirle un favor al caído. Quería un puñado de esas plumas con el hechizo que Dean había usado con la pluma de las catacumbas. A Misery no le había gustado demasiado. Puso la palma de su mano sobre su hombro recordando toda la carne perdida que de alguna manera había reaparecido mientras él estaba inconsciente. Michael le había dicho que Dean lo había curado.
Kane no podía recordar mucho de aquellos momentos al salir de la cueva. Recordó haber escuchado la voz de Michael llamándolo desde la oscuridad, pero no mucho más. Lo siguiente que recordaba era el despertarse en una iglesia llena de gente y a Michael revoloteando sobre él como una mamá gallina.
La cara de Tabatha pasó fugazmente por su mente. Había pasado las últimas dos horas tratando desesperadamente de no pensar en ella, pero la mayor parte de esas dos horas no se había escuchado a sí mismo.
Michael podía sentir la presencia de Kane muy cerca, pero en lugar de enfadarse por la involuntaria distracción, se sintió aliviado por los cuidados de su amigo. Al menos si Kane estaba preocupado por él, entonces se tomaría un descanso de sus propios problemas. Además, quería a Kane como a un hermano... la palabra hermano resonaba en su mente mientras sus pensamientos se ensombrecían y se centraban en Damon. ¿Cómo pueden los verdaderos hermanos estar tan equivocados el uno con el otro?
Tratando de vaciar su mente de los perturbadores recuerdos, Michael se echó hacia atrás y dejó que el cansancio se apoderara de él. Sabía que era seguro dormir.... Kane lo estaba cuidando.
Kane se sorprendió ante los pensamientos de Michael. No sabía que Michael tenía problemas para dormir. ¿Qué pasaba para que su amigo se sintiera tan amenazado que tenía miedo de cerrar los ojos? Sabía que la falta de sueño le volvería loco poco a poco... sin embargo, también se había dado cuenta de que dormir demasiado era aún más dañino.
Miró al otro lado de la calle, el edificio de Michael estaba situado entre otros edificios de la ciudad. Por el aspecto de la habitación circular en la parte superior, era de un diseño victoriano. Había aceptado mudarse con Michael, pero parecía que ahora tendría que convencerle para que se mudara con él, en lugar de dormir en el tejado de enfrente.
Alzó una ceja ante su extraño amigo. La casa tenía todas las comodidades modernas que alguien tan viejo como ellos podría necesitar, incluyendo salas para mantener a los demonios alejados, así que ¿por qué la repentina necesidad de aire fresco con olor a lluvia?
Sabía que Michael todavía se sentía culpable por no estar cerca cuando él se marchó y consiguió que le enterraran. Aunque Kane había intentado mantenerse alejado de su cabeza, aún no le había dicho a Michael que si lo intentaba, podía leer su mente. Era algo que en realidad, como amigo era mejor que no lo supiera... además, tenía la sensación de que él era el único con ese poder.
El haberlo abandonado no era lo único en el pensamiento de Michael esta noche... la razón por la que Damon, hermano de Michael, había dejado el país en primer lugar, fue lo que llamó su atención.... Kane no había visto a Damon desde que recuperó la cordura... lo que quedaba de ella, pero los recuerdos que tenía eran en su mayoría buenos. Damon tenía una vena muy salvaje y ambos hermanos le habían provocado a Michael, que trataba de mantener el ritmo, un fuerte dolor de cabeza.
Kane miró hacia abajo y vio a Michael jugando con el anillo de su dedo mientras pensaba en Damon. No pasó mucho tiempo antes de que Michael se dejara vencer por el sueño y sus sueños se intensificaran. Cuanto más duraban los sueños, más lograba enterarse Kane de lo que escondía Michael. Cerró los ojos, aislando la ciudad por un momento y concentrándose por primera vez en el dolor de otra persona.
Se sorprendió al ver que no sólo escuchaba los sueños, sino que también captaba recuerdos visuales de hacía cuarenta años. Lo vio todo desde la perspectiva de un extraño mientras se ello se desarrollaba como si fuera una película dramática.
Michael había sentido la necesidad de ir a ver a Damon por primera vez en más de un siglo. Cuando encontró a su hermano, todo parecía estar bien. Damon había estado viviendo en el candelero social de Londres y Michael se había unido a él durante algún tiempo. Se lo pasaron de maravilla hasta que conocieron a una chica... Katie.
Los solteros más codiciados habían sido invitados a su dieciocho cumpleaños, incluyendo a los hermanos. Ella era la auténtica belleza del baile. Lo que había empezado como una simple competición fraternal se convirtió en un peligroso juego de celos. Todo lo que había entre ellos parecía convertirse en una competición. Habían pasado semanas librando una guerra silenciosa entre ellos para ganarse su afecto.
Damon le había dicho que se fuera... para volver a cruzar el océano, pero Michael no pudo hacerlo. No dejaría que Damon ganara echándolo de allí. A medida que la rivalidad entre hermanos aumentaba, lo hacían las peleas por la misma chica. Ella no era su alma gemela ni nada de eso, pero ambos habían quedado cautivados con ella. Parecía que Katie tenía el mismo problema.... se había enamorado de los dos y no quería elegir.
Lo que era aún más retorcido acerca de aquel triángulo amoroso era que Katie pensaba que los hermanos eran humanos... nunca le habían dado una razón para pensar lo contrario.
Habían llevado a Katie a bailar aquella noche, pero ello había constituido un fatal error. La tensión entre los hombres se podía cortar. Después de una hora de sentirse morir lentamente por dentro mientras el otro bailaba con ella, los hermanos finalmente llegaron a las manos. No se habían dado cuenta de cómo habían perdido el control hasta que sus ojos cambiaron de color mientras sus manos se agarraban a la garganta del otro y sus pies se levantaban del suelo.
Ni siquiera la habían visto correr. Michael y Damon ya habían sofocado su rabia cuando escucharon el chillido de las llantas y el crujido del metal fuera del salón de baile. Cuando llegaron hasta ella... ya estaba muerta.
Cuando Damon corrió hacia ella con la intención de tratar de revivirla con su sangre de vampiro, Michael lo había detenido porque allí se había congregado una multitud. Damon se había vuelto contra él, culpando a Michael de no haberse marchado cuando le había dicho que lo hiciera.
Después de aquello se pelearon durante meses.... pidiendo tregua por momentos, apelando al dialogo y los sentimientos, pero ello siempre les conducía a otra pelea. Michael sabía que Damon estaba cada vez más mal y que quería matarlo. Si lo intentaba, entonces Michael se defendería y uno de ellos moriría.
Fue entonces cuando Michael hizo algo que juró que no haría... fue a ver a Syn. Syn fue el primer vampiro. Se había dormido y no se había despertado durante siglos, pero Syn no estaba muerto porque no podía morir.... al menos es lo que se creía. No estaban seguros de por qué había elegido dormir durante los dos últimos siglos, pero parecía que Syn estaba esperando por algo que todavía no había ocurrido.
Michael paseaba alrededor de la estatua que marcaba el lugar de descanso de Syn dentro del mausoleo. Sabía que Syn estaba allí, justo debajo de él. Le hablaba a la tumba vacía, escuchando el eco de sus palabras que a veces resonaban en forma de susurro y otras parecían un grito ensordecedor.
Pelearse con Damon lo estaba volviendo loco, nunca quiso que esto llegara tan lejos. Ni siquiera estaba seguro de si realmente amaban a la chica. Sintió que su corazón se retorcía por el dolor que le había causado a su hermano.... y a Katie. No sabía si Syn estaba escuchando, pero al menos compartiría la verdad con alguien más.
Los ojos de la estatua se movieron mirándolo. Esta se parecía a Syn pero no tenía color. Las velas encendidas a su alrededor resplandecían, se apagaban y encendían cuando la estatua se movía. Susurraban palabras que parecían desprenderse del suelo en un idioma hoy ya olvidado.
El silencio que siguió fue como un calmante, Michael sabía que Syn le había perdonado aunque Damon no lo hubiera hecho. Se frotó los brazos con las palmas de las manos tratando de calmar los escalofríos que sentía. Syn era un hombre algo mágico y Michael se preguntaba qué hechizo se había apoderado ahora de él.
Se levantó y salió de las catacumbas. Entró en el mausoleo sólo para descubrir que Damon estaba allí de pie esperándolo. Una vez más, se intercambiaron simples emotivas palabras, pero no pasó mucho tiempo antes de que volvieran a enfadarse. Michael sólo quería que todo terminara... quería abrazar a su hermano y empezar de nuevo.
Damon se había tomado la primera parte de su declaración al pie de la letra y, antes de que Michael pudiera detenerlo, sacó una lanza de madera de su chaqueta. Michael sintió que la madera penetraba en su corazón y cayó de rodillas. Mirando a Damon, abrió la boca para decir algo, pero todo lo que pudo emitir fue un gorgojeo.
Michael cayó de costado, sintiendo como la sangre se detenía en sus venas y se convertía en cenizas mientras su visión se desvanecía lentamente y todo se volvía de color negro.
Con lágrimas en los ojos, Damon se alejó sabiendo que ahora si estaba maldito. La voz de Syn empezó a resonar en su mente volviéndolo loco. Se agarró la cabeza y se agachó tratando de silenciar la voz, pero no se podía silenciar a Syn.
En ese momento, Michael volvió a la vida con mucha fuerza. Sintiendo que le mataba el dolor insoportable de la estaca en el pecho, cogió la madera y la sacó de su corazón. Le dolió tanto al salir como al entrar.
—¡Damon! — gritaba Michael mientras luchaba por ponerse en pie y salía en busca de su hermano. Valió la pena cada ápice de dolor al ver la cara de Damon cuando este se dio cuenta de que Michael estaba vivo.
En cuestión de segundos y sacándose el maldito palo de la manga, Michael apuñaló a Damon. — ¡Toma esto hermano! —, gritó mientras le devolvía el favor. Le dolió hacerlo, pero esto tenía que parar de alguna manera.
Cuando Damon resucitó, Michael se había sentado en el suelo para tratar de recuperar el aliento. Michael entendió lo que Syn había hecho... lo que significaban las palabras flotando en el aire de las catacumbas. Eran un hechizo que sólo Syn podía realizar y que haría imposible que Michael y Damon se mataran el uno al otro.... tal vez haría que no pudieran morir nunca. Podrían matarse entre ellos.... pero sólo les dolería.
Después de esa noche murieron varias veces, siempre a manos del otro. Finamente Michael se había rendido y había regresado a casa, dejando a su hermano al otro lado del planeta. Sabía que era inútil contactar con su hermano y aunque su corazón le gritaba que no todo estaba perdido, no estaba del todo seguro.
Kane mantuvo sabiamente la boca cerrada mientras Michael se recuperaba de su pesadilla. Parpadeó preguntándose si el ahondar tan profundamente en la mente de Michael había hecho que este recordara todo de una manera tan clara. Si era así... entonces se arrepintió al instante y desapareció antes de que Michael se volviera para mirar a la cruz justo cuando empezaba a amanecer.

*****

Alicia se pintó los labios tratando de borrar la inocencia de aquella cara que la miraba fijamente en el espejo. No estaba enfadada con Kane por quitarle el libro de hechizos... después de todo, era el libro de Kane. Pero estaba enfadada con los demás porque la trataban como a un bebé. Vivía en un club nocturno, por el amor de Dios.
Puede que hubiera estado en un internado, pero nunca fue un jardín de infancia. Después de todo ella era un puma y podía cuidar muy bien de sí misma. Debido a las reglas estrictas y a los ojos vigilantes de los maestros, Alicia había dominado el arte de escabullirse para ser libre. A su lado animal nunca le había gustado estar en una jaula.
Ahora que estaba en casa y su familia necesitaba protección, no era justo que todo el mundo se uniera y la dejara de lado. Si Micah hubiera estado aquí, habría comprendido sus necesidades y, por muy protector que fuera, nunca habría tratado de quitarle su libertad. Eso fue definitivamente algo que ella apreciaba de Kane.... él la había aceptado como si supiera por lo que estaba pasando.
Ahí estaba el problema principal. Micah había desaparecido y ella lo iba a encontrar aunque tuviera que enfrentarse a todos los seres paranormales de la ciudad para hacerlo.... empezando por los vampiros y hombres lobo.
Sabiendo que había arruinado todo tratando de usar un hechizo en el cementerio, se miró al espejo y frunció el ceño. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de que había dos tipos de vampiros completamente diferentes.
Durante sus cortas visitas a casa nunca conoció a Michael ni a ningún otro vampiro, y el único que había venido a visitarla regularmente a la escuela había sido Micah. Solía venir a la escuela y firmar su salida para el fin de semana y las vacaciones. Fue entonces cuando se iban al bosque donde él le enseñó a luchar con y sin armas.
Cuando no estaban entrenando, se transformaban y corrían disfrutando de la libertad. Gracias a Micah, ella era más inteligente, más rápida y fuerte que la mayoría de las cambia formas femeninas. Micah siempre había sido su héroe y él era el único en la familia que no creía que ser una niña fuera una desventaja.
Todavía recordaba la primera vez que Micah la sacó de la escuela para pasar juntos el fin de semana. Habían ido a los bosques a acampar cuando Micah le dijo que iban a correr. Alicia nunca había tenido tal oportunidad y estaba tan emocionada que cuando se transformó, despegó corriendo a toda velocidad y dio tres vueltas completas al campamento.
Cuando paró, miró a Micah, que se reía a carcajadas. Al principio pensó que se estaba riendo de ella, pero él solo se reía de lo estúpidos que eran en su familia. Ninguno de ellos se había molestado en enseñarle todo lo referente a su herencia de puma y tampoco le habían permitido correr demasiado. El solo hecho de verla así en libertad le había hecho pensar en un gatito que salía por primera vez a la calle.
Ella había crecido pensando que todos los vampiros eran monstruos porque eso era lo que Nathaniel les había enseñado a sus hijos pero Nathaniel estaba equivocado. Si Kane no hubiera sido liberado de la tumba a la que su padre lo había condenado, entonces seguramente habría sido asesinado en el cementerio la otra noche.
Se sentía agradecida de que Kane hubiera estado allí para salvarla, pero no iba a dejar de buscar a su amado hermano. Esta vez tendría más cuidado. Podía agradecerle a Kane una cosa más... gracias a él, Michael la había besado. Se preguntaba si Michael sólo veía a una niña cuando la miraba pero de alguna manera lo dudaba. Sonrió ante el espejo. Había sido un beso increíble.
Se dio una vuelta delante del espejo para asegurarse de que no se parecía a la niña que todos creían que era. La falda de cuero negro tenía una cremallera que iba desde el dobladillo en la mitad del muslo hasta arriba, y ella la llevaba medio abierta a propósito. La camisa negra estaba hecha en su mayor parte de un material ligero, con una pequeña camisa de seda debajo.
Se metió un par de mechones de cabello rubio debajo de la peluca de Cleopatra que había encontrado en un baúl de disfraces de Halloween almacenados en el ático. Incluso ella tuvo que admitir que aquel atuendo elegante la hacía parecer muy sexy.
Apostaría dinero a que si Quinn o alguien que ella conociese la viera ahora, no tendrían ni idea de que era ella. Quinn estaba tan ocupado persiguiendo a Kat y tratando de actuar como si nada, que de todos modos no le había prestado atención. Ahora que él y Kat estaban juntos... había puesto toda su atención en su pareja. Todo lo que había hecho era poner dos cambia formas vigilando a Alicia y le ordenó a esta que se mantuviera quieta hasta que ellos decidieran que era lo suficientemente seguro para que ella saliera a jugar afuera.
Sus guardaespaldas eran tontos perdidos, musculosos y sin cerebro. No se necesitaría mucho para ser más listo que ellos y escapar de su pequeña prisión. Iba a buscar a Micah esta noche con o sin su aprobación.
Quinn le dijo que Micah los había dejado solos y que conocía el camino de regreso si quería volver a casa, pero ella sabía que Micah no se marcharía... no sin llevarla con él. Micah tenía problemas.... podía sentirlo. Alicia alzó los hombros e inclinó su barbilla hacia arriba desafiante.
Con aquella vestimenta, parecería una prostituta para los hombres lobo que pretendieran secuestrarla o una especie de merienda a los ojos de un vampiro ingenuo. Estaba segura de que si podía luchar contra cualquiera de ellos, podría hacerles hablar antes de matarlos.
Había hecho el suficiente espionaje para darse cuenta de lo que realmente estaba pasando y no culpó a Kane en absoluto. Mientras el vampiro no fuera Michael o Kane, entonces era mortal. En cuanto a los hombres lobo... si se dedicaban a la trata de esclavos o tenían a Micah, entonces no eran mucho mejores que los vampiros sin alma.
Deslizó el pequeño cristal en forma de corazón alrededor de su cuello. Era más que una simple baratija. Había estado estudiando magia desde muy joven y este cristal haría imposible someterla a la esclavitud de los vampiros... incluso de un vampiro poderoso como Kane o Michael. Y también recordaba algunos de los hechizos más simples del libro que Kane le había quitado.
Esta noche iba a descubrir lo que era ser parte de esta familia... iba a luchar en esta guerra, les gustara o no a sus hermanos y a los jaguares.

*****

Damon se reclinó en la silla y miró fijamente a la chimenea, observando cómo las llamas se entremezclaban con las sombras que se proyectaban en el interior del recinto de ladrillos. Levantando la copa de vino tinto, lo vio arremolinarse en el vaso y sintió cómo se desvanecía su tranquilidad. Podía oír a Syn susurrándole de nuevo.
Cuando el vaso se rompió contra el ladrillo, apretó los dedos contra la sien izquierda sabiendo que su acababa de despertar a su snack de medianoche.
La seductora chica morena se sentó en el lado izquierdo de la cama y se puso a hacer pucheros al ver que se encontraba sola entre las sábanas. Moviéndose entre las cubiertas, le ofreció un espectáculo de sensualidad arrastrándose hacia él a lo largo y ancho del colchón, pero aquello no iba a funcionar con él. A la velocidad del rayo, Damon se posicionó a un lado de la cama mientras sus dedos se aferraban con firmeza a la garganta de ella. No pretendía herirla ni estropear su belleza, sino mantenerla quieta mientras sus pupilas se dilataban y la sometía completamente a su esclavitud.
Hasta este punto, no había tenido necesidad de hacerlo. Había sido una compañera muy dispuesta, pero ahora era el momento de poner fin a su amistad. Abriendo la boca, lentamente reveló sus afilados colmillos. No sabía por qué lo hacía, las chicas siempre reaccionaban igual.
Sus ojos se abrieron de par en par horrorizados y rápidamente ahogó el grito que se abría paso a través de su mente ahora nublada. Las chicas mortales eran inútiles.... al igual que Katie lo había sido. Todavía podía oír el crujido del metal y ello le puso de mal humor.
—Te voy a hacer un favor, pequeña. Su labio hizo una mueca que derivó en una sonrisa sarcástica: —Viniste a Los Ángeles para ser modelo, pero esta ciudad está llena de otras chicas que quieren lo mismo que tú, así que esto es lo que vas a hacer. Confía en mí.... es lo mejor.
La estrechó contra él mientras la miraba profundamente a los ojos. —Odias estar aquí. Odias Los Ángeles y quieres volver a cualquier pueblo pequeño del que hayas salido. Si te quedas aquí, los monstruos te usarán como yo lo hice. Vete a casa y encuentra al chico cuyo corazón rompiste cuando te fuiste a la ciudad, y pídele perdón porque nadie te querrá nunca aquí.
Le soltó el cuello mientras veía cómo se le salían las lágrimas al golpearse contra el colchón. No estaba de humor para escucharla llorar. —Tienes que irte... ahora. Le dio la espalda y cruzó la habitación para mirar por la ventana. Por lo que a él respecta, acababa de hacer su buena acción del día. De todos modos esta ciudad era un desastre.
Por el rabillo del ojo, vio a unos cuantos vampiros jóvenes revolotear por la esquina de un edificio y entrar en un callejón. Se preguntó de dónde habían venido todas las criaturas desalmadas, parecía que Los Ángeles estaba repleta de ellas.
Se había olvidado de la chica en su cama hasta que oyó la puerta del ático cerrarse de golpe... sí, le había hecho un favor. Tuvo suerte de que la hubiera encontrado él en lugar de los monstruos que se arrastraban ahora mismo por las calles de Los Ángeles.... y no sólo hablaba de lo paranormal. Abrió las puertas del balcón y respirando profundamente se adentró en la atmósfera de la noche.
Había dejado atrás las suaves colinas de su tranquila ciudad cuando sintió que Syn empezaba a revolverse dentro de su tumba. Al estar tan cerca del vampiro, durante meses había intuido que Syn despertaría y no había querido quedarse para la ocasión. Syn tenía poca tolerancia con los desalmados y ahora mismo Damon era muy consciente de que su alma era débil. Recordó lo mal que se veía el alma de Kane en la iglesia y se preguntó si su propia alma estaba en tan mal estado.

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