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Amando A Un Esp?a Americano
Brower Dawn
La guerra que los uni, tambin los separa.A?os despus, sus caminos vuelven a cruzarse, y tienen una oportunidad para el amor una vez ms, pero los miedos de Victoria los pueden separar. Sobrevivieron a un mundo destruido por la guerra, slo el tiempo dir si encontraron un amor que puede prosperar... William Collins nunca quiso dejar el confort de Lilimar, su hogar. Un d?a, la plantacin ser?a suya, y le pondr?a el corazn y el alma para hacerla prosperar. La guerra comienza en todo el mundo, y queda claro que debe cumplir con la obligacin hacia su pa?s. Si no tiene la esperanza de vivir la vida que so?, por lo menos debe tratar de encontrar paz. Entonces, se enlista como un caballero esp?a y se entrega al peligro sin pensarlo dos veces. Victoria Grant es la hija de un vicario. Tiene un fuerte sentido de la responsabilidad y se ha formado como enfermera. Cuando su pa?s se ve inmerso en la guerra, se une a otras enfermeras para curar a los heridos. Viaja de campamento en campamento y ayuda dnde es necesario. En un tren a Francia, conoce a un caballero Americano, y una amistad diferente comienza entre ellos. La guerra que los uni, los separa. A?os despus, sus caminos vuelven a cruzarse y tienen una oportunidad para el amor una vez ms, pero los miedos de Victoria, los pueden separar. Sobrevivieron a un mundo destruido por la guerra, slo el tiempo dir si encontraron un amor que puede prosperar...




Amando a un esp?a americano

?ndice
Cap?tulo 1 (#u366efbaa-5a06-5a8f-bae3-6f6dd4a214c1)
Cap?tulo 2 (#uc5d76e47-ede0-5ae1-8aa9-8f4cc648e0e1)
Cap?tulo 3 (#u90662750-958e-5210-a770-1fba0e81ad5f)
Cap?tulo 4 (#u821e6a8f-704b-55c4-9c8d-8443b711fa39)
Cap?tulo 5 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 6 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 7 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 8 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 9 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 10 (#litres_trial_promo)
Cap?tulo 11 (#litres_trial_promo)
Ep?logo (#litres_trial_promo)
ACERCA DE LA AUTORA (#litres_trial_promo)
TAMBIN DE DAWN BROWER (#litres_trial_promo)
EXTRACTO: Eternamente mi duque (#litres_trial_promo)
Prlogo (#litres_trial_promo)
CAP?TULO UNO (#litres_trial_promo)
EXTRACTO: Todas las damas aman a Coventry (#litres_trial_promo)
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CAP?TULO UNO (#litres_trial_promo)
Esta obra es ficcin. Los nombres, personajes, lugares y acontecimientos son producto de la imaginacin del autor o son usados de forma ficcionada sin relacin alguna con la realidad. Cualquier parecido con lugares, organizaciones o personas, tanto vivas como fallecidas, es casualidad.
Amando a un esp?a americano Copyright 2019 por Dawn Brower
Todos los derechos reservados.
Dise?o de portada por Victoria Miller
Ninguna parte del libro puede ser reproducida en cualquier formato, tanto electrnico como manual, incluyendo sistemas de almacenamiento de informacin, sin permiso por escrito del autor, a excepcin de las citas en rese?as literarias.
Publicado por Tektime

Cap?tulo 1
Enero, 1915
El silbido del tren reson en toda la estacin. Victoria Grant observ desde un banco cercano, mientras el sonido la abstra?a de sus pensamientos. Ella hab?a llegado a la estacin temprano, para no perder su tren, que la llevar?a a una peque?a ciudad en Francia. Desde all?, viajar?a con un regimiento a un hospital de campa?a, al cual hab?a sido asignada para trabajar como enfermera.
Su tren ingres a la estacin y lleg hasta un apeadero cerca de la plataforma. El vapor de la chimenea en lo alto de la mquina se extendi por toda la estacin. Los pasajeros comenzaron a desembarcar con rapidez. Victoria tuvo que esperar para subir a bordo durante varios minutos. El auxiliar del tren les indicar?a cuando pudieran embarcar. Los maleteros estaban todav?a descargando el equipaje de los pasajeros que dejaban el tren. Pronto, comenzar?an a colocar las nuevas maletas en su lugar.
Victoria se par y camin hacia la estacin. Ella no ten?a muchas pertenencias. Para trabajar como enfermera, no necesitaba muchas tampoco. Ten?a un ba?l con sus uniformes y algunos pocos objetos personales. Al crecer como la hija de un vicario, se le hab?a ense?ado a denunciar cualquier actitud que llevara a la avaricia. Ella se hab?a tomado a pecho sus ense?anzas y hab?a aprendido a vivir tratando de ayudar a quienes necesitaban. Con la Gran Guerra devastando el mundo, las mujeres como ella eran requeridas. Ella usar?a sus habilidades como enfermera para salvar a aquellos que pudiera, y ya no pod?a esperar ms para ponerse al servicio de la causa.
Continu caminando y se tropez con el pecho duro de un hombre. Mir hacia arriba y se encontr con la mirada de este hombre. Sus ojos azules eran tan oscuros, que parec?an casi negros, y su cabello brillaba como caramelo con miel. Mis disculpas, dijo ella, dando un paso hacia atrs.
Es mi culpa, dijo l, con un acento Americano del sur, si ella no estaba equivocada. Eso la tom un poco de sorpresa. No hab?a muchos americanos en Francia, desde que la guerra hab?a comenzado. Lo ?ltimo que hab?a o?do, era que quer?an mantenerse neutrales, con respecto al conflicto masivo. Deb? haber prestado ms atencin, Sus labios se inclinaron hacia arriba en una sonrisa deslumbrante. Su sonrisa impact sus sentidos, maravillndola momentneamente.
Victoria mene su cabeza, recuperando su equilibrio en un momento. ?Est ligado al norte de Francia? sta parec?a una pregunta normal, pero de todas maneras se sinti tonta al hacerla.
Observ el tren pasar y luego la mir a ella. Si, lo estoy. l alz una ceja. ?Y usted?
Ella asinti rpidamente. Esta conversacin era extra?a. Victoria nunca hab?a sido buena para hablar con, bueno, con nadie. Menos con un hombre... Esta era una proeza que era casi imposible. No sab?a por qu, pero los hombres siempre la desconcertaban, y habitualmente se hab?a comportado un poco torpe en cada conversacin o encuentro. Si, um, s?. Ella se sent?a como una idiota. Habr?a puesto cualquier excusa para salir de la conversacin pronto. La mayor?a de los hombres hab?a tenido problemas para hablar con ella, ya que a ella se le hac?a dif?cil discutir cualquier tema con los hombres, excepto cuando hablaba de asuntos mdicos.
l sonri suavemente. Entonces espero hacer el viaje con usted. ?Hablaba en serio? Ella frunci el entrecejo y lo observ. Tal vez l se divert?a en burlarse de la gente. No quer?a cuestionarse ms. No conoc?a a este hombre, y probablemente nunca terminar?a de conocerlo.
Uno de los auxiliares del tren sali y grit, Todos a bordo.
Los pasajeros se acercaron y comenzaron a subir. Victoria se dirigi hacia el tren, siguiendo a un grupo de personas. No ten?a un vagn privado, ni siquiera un vagn con cama, para esconderse de la multitud.
Victoria deber?a estar atascada, sentada con todos los dems en el vagn de pasajeros. Al menos, el viaje no era muy largo. Camin por el pasillo y encontr un asiento junto a la ventanilla. Eso le permitir?a distraerse un poco durante el viaje.
Nos encontramos otra vez, dijo el hombre, sentndose al lado de ella. Debe perdonar mis horribles modales. l llev su mano a su pecho. Deber?a haberme presentado. Soy William.
Victoria lo mir, dudando qu har?a despus...l era un hombre encantador. Victoria no pudo evitar en devolverle su saludo de bienvenida.
Victoria, dijo, despus de unos minutos de silencio incmodo.
Encantado de conocerla, Se?orita Victoria. Estoy complacido de tener el placer de compartir este viaje con usted. Sonaba sincero, pero ella se sinti inquieta imaginando que l tratar?a de tener una conversacin con ella.
Tal vez, l disfrutar?a de su compa??a. Ella odiaba viajar, pero tener a alguien interesado en ayudarla a olvidar durante un tiempo, ser?a bueno. Adems, tener a William que le hiciera compa??a, podr?a ser interesante.
?De qu deber?amos hablar?
De lo que quiera, William respondi, acomodndose en su asiento. Cunteme un poco de usted.
No hab?a mucho para contar, y su vida era aburrida. Preferir?a escuchar de usted... No quer?a que se durmiera con lo tedioso de su vida.
Esto es lo que dicen las se?oritas hermosas, l murmur el comentario y despus le gui? un ojo. Su corazn se detuvo un poco. No estaba acostumbrada a recibir atencin de un hombre y la pon?a un poco nerviosa, que l se interesara en ella. ?Qu le parece algo neutral? Cunteme cul es su flor favorita.
Victoria se apoy en su asiento y pens en la pregunta.
Nadie nunca le hab?a preguntado acerca de ninguna de sus cosas favoritas. Las flores eran hermosas, y a ella le gustaban mucho. Supongo, que si tengo que nombrar una favorita, dir?a violetas. Son resilientes y tienen propiedades curativas maravillosas.
l mene su cabeza. Usted no es una persona com?n, verdad?
Me gusta pensar que no soy una persona complicada, dijo ella. Mientras ms hablaban, comenz a preguntarse si l estaba flirteando con ella. Ning?n hombre se hab?a interesado en ella antes, y no estaba segura de cmo responderle. Seguramente, ella se estaba equivocando con l...Tengo un propsito y una responsabilidad. Lo dems no importa.
Esto es un poco...serio, dijo l con un tono sombr?o, que no se reflejaba en sus ojos. Supongo que es dnde estamos en el mundo ahora. Estamos todos forzados a adaptarnos, debido a la situacin de guerra actual.
Si, ella estuvo de acuerdo. Es una desgracia, pero debemos dar lo mejor con lo que la vida nos depara.
A Victoria le gustaba William. Era amable y nada pretencioso. Ella no pod?a evitar desear encontrarlo en otro momento de su vida. Uno que no fuera alcanzado por la destruccin de la guerra... Se estaba enga?ando a s? misma. En otro tiempo y lugar, no importar?a nada. William probablemente no se habr?a fijado en ella, y era muy probable, en primer lugar, que nunca se hubieran conocido.
Creo que es verdad, l asinti. La guerra es una desgracia. Es muy malo que los altos mandos no hayan encontrado una forma mejor de resolver sus diferencias. Pero aqu? estamos... Sonri levemente. No puedo evitar sentirme feliz por algo al menos.
?Qu es? pregunt ella, casi temiendo la respuesta.
Me acerc a usted.
l era suave. Victoria tambin pod?a ser amable con l. Y le devolvi una sonrisa. Creo que no puedo estar en desacuerdo con su lgica. Ella se recost en su asiento y se relaj. Entonces no perdamos esta oportunidad. Quizs no tengamos nunca otra oportunidad de conocernos ms. ?Siente poder abrirse conmigo?
Si es tan valiente, ?quin soy yo para tener miedo? l sonri. Hgalo, mi querida.
Hablaron durante todo el viaje como si se hubieran conocido de toda la vida. William era el primer hombre con quien ella se sent?a completamente cmoda. Esto la apenaba, despus de llegar a la estacin de tren, ir?an por caminos diferentes y no volver?an a verse nunca. Ella anhelaba esto ms que la existencia banal que hab?a tenido. Conocer a William hab?a alterado su perspectiva de muchas cosas.
El entusiasmo y la alegr?a parec?an posibles, donde antes todo parec?a slo fantas?a. Tal vez, era un poco absurda, pero sent?a que pod?a tener algo ms ahora. Tal vez no con William, pero con alguien ms...Aunque, en su corazn, ella deseaba que William estuviera siempre en su vida. Hab?a algo especial en l, a lo que ella quer?a aferrarse.


Un mes despus...
Una carta lleg para Victoria, y no pod?a esperar para hacer pedazos el sobre para abrirla. William hab?a acordado en escribirle cuando pudiera, pero ella no cre?a que pudiera hacerlo. Ahora que una carta suya hab?a llegado, estaba aterrada de leerla. ?Qu ocurrir?a si el hombre que ella recordaba no era el mismo que se expresaba en la carta? ?Qu ocurrir?a si l realmente no quer?a tener nada con ella y slo escrib?a para ser amable?
?Qu ocurrir?a si l era todo lo que ella recordaba?
Victoria sostuvo la carta contra su pecho y camin hacia la tienda de enfermeras. Se sent lentamente y la observ. Su mano tembl un poco, al deslizar sus dedos sobre su nombre escrito en el sobre.
?Tienes un enamorado? El acento fuerte Irlands de Aisling Walsh reson alrededor de Victoria. Era una joven enfermera con cabello pelirrojo brillante y ojos color verde oliva. ?Por qu te ests conteniendo? brela.
Victoria no se hab?a preocupado en acercarse a otras enfermeras, pero Aisling ten?a otras ideas. Ella se hab?a negado a mantener a Victoria apartada y constantemente hablaba con ella. Victoria nunca lo habr?a admitido, pero estaba feliz de haber conocido a Aisling. Podr?a sentirse sola sin la otra enfermera. Victoria desliz sus dedos por el sello. No s...
No sabemos cuntos d?as vamos a estar aqu?. Los d?as son para ser vividos, para tratar de encontrar cualquier pizca de felicidad con la que seamos bendecidos. Ella se acerc y coloc su mano en la de Victoria. No la pierdas, ignorando un regalo, no importa cun peque?o sea. Lee sus palabras.
Dando un profundo suspiro, rompi el sobre y sac la carta. Desdobl las hojas y comenz a leer.
Victoria
Espero que al recibir esta carta se encuentre bien. Cualquier otro resultado es inaceptable...Esta guerra deja cicatrices en el alma de un hombre -mi alma- y tener alguien como usted en mi vida es un blsamo sobre la peor de mis heridas. Ha pasado casi un mes, y siento como si el tiempo y la distancia separndonos fuera tremendo. Debo verla otra vez. Por favor, diga que aceptar, y encontrar la forma de ir a su lado.
Mi vida cambi completamente el d?a que la conoc?. No s cmo explicarlo, slo que no puedo olvidarla, a?n si lo intentara. Por favor, diga que siente lo mismo. Esperar eternamente por usted, si es necesario, pero espero que no tenga que esperar tanto.
Mis disculpas por la corta misiva...Si tuviera ms tiempo, escribir?a ms, pero ?ay de m?!, el peligro no me permite tener tiempo para escribir poes?a. Contarle noticias sobre el frente de batalla, no le dar?a mucha esperanza, entonces evitar dar ms detalles acerca de esta desdicha. Sepa que est en mis pensamientos siempre.
Con mucho respeto
William.
Victoria cerr sus ojos y trag saliva, para deshacer el nudo que ten?a en su garganta. l quer?a verla de nuevo. ?Deber?a ceder y decirle cunto lo deseaba ella tambin?
Por la sonrisa en tu cara, creo que es una buena carta, dijo Aisling.
Ella alz su mano a su cara. Victoria no se hab?a dado cuenta que se hab?a rendido y hab?a sonre?do. La felicidad era algo nuevo para ella. No le contest a Aisling pero se dirigi a un mueble y tom unas hojas para escribir. Despus de haber anotado algunas l?neas, fue a enviar la carta. Si ten?a suerte, pod?a encontrar a William, dnde hab?a estado destinado la ?ltima vez. A veces los hombres eran transferidos durante la guerra y pod?a tardar semanas para que una carta llegara a sus manos. Ella no iba a preocuparse por eso. William quer?a verla otra vez. Eso era lo ?nico que le importaba en ese momento.

Cap?tulo 2
Primavera, 1915
Una lluvia copiosa cay durante horas sin parar. La tierra debajo de los pies de Victoria Grant se volvi barro. A cada paso, sus pies se hund?an en la tierra mojada y cubr?an sus botas de estircol y mugre. Estaba tan cansada de tener sus pies mojados. A esa velocidad, podr?a encontrarse ella misma con la misma dificultad que los soldados con botas de trinchera. Avanz penosamente, teniendo que dar pasos largos para salir de sta rea lo ms rpido posible. Cuando lleg a la tienda, donde estaba ubicado el hospital de campa?a, Victoria movi las cortinas y entr.
Enfermera Grant, venga aqu? ahora. Un doctor le hizo se?as. Tenemos una gran cantidad de nuevos pacientes, y no se ven bien.
Ella quiso decirle que estaba al tanto de esta situacin. Era la razn por la cual hab?a ido directamente al hospital, en vez de tomarse un merecido descanso. Cada d?a, le presentaba un nuevo desaf?o. Pronto, el hospital estar?a colapsado, y no tendr?an lugar para albergar a los enfermos. Ya voy, doctor.
Victoria se envolvi un delantal a su vestido. Probablemente, se pondr?a dif?cil el cuidado de los enfermos, y quer?a por lo menos cuidar su ropa. No ten?a mucha, y no hab?a tiendas ni costureras para reemplazarla. El doctor ten?a a un hombre en su mesa de operaciones, y el pobre hombre estaba inconsciente. Probablemente, era mejor. Se acerc al doctor para ayudarlo.
El hombre ten?a el cabello casta?o claro dorado, manchado con sangre. Una sbana cubr?a casi todo su cuerpo. No es que pudiera haber obtenido algunas pistas al verlo desnudo, pero algo en l, le produc?a curiosidad. Lo observ y se focaliz en su cara. Dio un gran suspiro, cuando lo reconoci. William.
Ella pens que nunca lo volver?a ver, y ciertamente deseaba que no fuera as?. Estaba usando un uniforme francs. Esto era confuso en l. Ella trabaj febrilmente al lado del doctor para parar la hemorragia. Despus de una hora de trabajo, finalmente terminaron, y el doctor sutur su herida.
William fue llevado a una cama. Afortunadamente, ten?an una disponible. Victoria se tom un momento para lavarse, y volvi a su lado. No podr?a dormir, mientras estuviera preocupada por su salud. l ten?a que sobrevivir. Deb?a. Esta no era la forma en que ella imaginaba su prximo encuentro con l. ?Hab?a recibido la carta? Hab?a estado preocupada desde que la hab?a enviado y hab?a esperado siglos por su respuesta. Ahora, estaba all?, herido.
Victoria se negaba a creer que esta ser?a la forma en que su historia terminara. l hab?a llegado a significar tanto para ella en tan poco tiempo...slo meses. Sent?a su corazn pesado dentro de su pecho, mientras trataba de evitar no llorar. Ellos no pod?an ayudarse, y ella se negaba a rendirse a algo tan in?til.
Estars bien. Lo dijo ms para ella misma que para l. Victoria necesitaba algo en qu creer y decidi aferrarse a la esperanza. Era lo ?nico que pod?a hacer. Cualquier otra cosa era inconcebible. Ella apoy su cabeza al costado de su cama y cerr los ojos. Victoria ten?a la intencin de descansar slo un momento, pero el cansancio la venci.
Bella durmiente, dijo un hombre. Su voz era ronca, pero ten?a una pizca de humor. Te habr?a besado para despertarte, pero me temo que no tengo fuerzas para moverme.
Victoria se sent y se estir. Le dol?a cada m?sculo de su cuerpo. No pens en quedarme dormida.
No pens en ser herido, l contrarrest. Pero a veces hay cosas que no podemos evitar, sin importar cuanto tratemos.
Ella frunci el ce?o. No es divertido.
l sonri y despus se quej del esfuerzo. Tienes razn, no es divertido, pero al menos estaba tratando de alegrar nuestro estado de nimo. La sonrisa de William se esfum al mirarla. Te extra?.
Ella apart la mirada. ?Por qu ten?a que apegarse a este hombre? ?Por qu ests usando un uniforme francs? Deb?an haberle arrebatado una buena parte de l. Slo ten?a los pantalones.
l suspir. Es complicado.
Victoria temi que sab?a exactamente lo que no estaba diciendo con esas palabras. William era esp?a. Parec?a un poco fantstico, pero era lo ?nico que ten?a sentido. ?Por qu otra razn iba a estar un americano en una guerra en la cual no ten?a ninguna razn real para estar? Ya veo. l no era muy valiente o incre?blemente tonto. De todas maneras ella cre?a que era un poco de ambas.
De todas maneras, lo respetaba por su esfuerzo. Esta era una guerra horrible y sin sentido. Bueno, todas las guerras eran sin sentido. Pero sta no era ni aqu? ni all. sta era la guerra que ten?an que superar, y las otras no significaban nada para ella. Eran histricas e irreales. William jugaba un papel que pod?a ayudarlos a ver el final ms pronto que tarde. Ella entend?a la razn de tener esp?as. Mientras ella odiaba la guerra, ella no lo odiaba a l. Cada persona ten?a un rol que cumplir y ella no ten?a que menospreciarlo por el cual l ten?a que representar.
No creo que entiendas.
Te juro, ella comenz. Entiendo ms de lo que crees. Victoria mantuvo su mirada. Esto es la guerra, y he visto mucho desde que nuestros caminos se cruzaron. Hab?a pasado menos de medio a?o desde que lo hab?a conocido, pero parec?a que se conoc?an de toda la vida. Se hab?a vuelto ms fuerte cada vez que hab?a ayudado en las cirug?as y hab?a visto tanta sangre. Victoria cre?a que nunca podr?a borrarse de su memoria pronto todo lo que hab?a visto. Cre?a que estas imgenes pod?an perseguirla por el resto de sus d?as...
l asinti. Es mejor que no hablemos de eso. William parec?a entender. Eso era bueno.
Guardar mis pensamientos para m?, entonces. Ella se par y lo mir una ?ltima vez. Descansa. Necesitas curarte.
Victoria puso cierta distancia entre ellos. Todav?a ten?a fuertes sentimientos hacia l, y si pasaba ms tiempo con l, podr?a enamorarse, y amar a un esp?a...le producir?a angustia. Muchos esp?as no volv?an a casa de la guerra, y aquellos que regresaban, nunca volv?an a ser los mismos.


Diciembre, 1915
William se puso su abrigo y lo aboton. Hab?a un lugar en el que necesitaba estar, y demorar?a medio d?a en llegar caminando a su destino. Ten?a el presentimiento que sus compa?eros esp?as deber?an estar haciendo lo mismo. Cuando Lord Julian Kendall hab?a estado visitando Nueva York, William no se hab?a dado cuenta que era parte de una red de esp?as Britnicos. sto podr?a haber sido beneficioso saberlo. Podr?a haberle hecho unas preguntas puntuales a su amigo y tal vez esto demandaba mantener cierta distancia entre l y la hermana de William, Brianne. Odiaba la idea de que su hermana se enamorara de alguien quien constantemente estuviera en peligro.
?A dnde vas? pregunt Julian.
William alz una ceja. Par?s.
Oh, ?en serio? dijo Asher, la marquesa de Seabrook. ?Nos ests tomando el pelo?
l sonri y le respondi. Ms o menos...Estoy yendo a un hospital de campa?a a visitar a cierta enfermera que he conocido, bueno, no creo que existan las palabras para definir lo que siento por ella.
Ash puede decir, dijo Julian. Personalmente no tengo nada en contra de las enfermeras. l salud a William. Feliz cacer?a, mi amigo. Te acompa?ar?a, pero quiero asegurarme que este tonto llegue vivo a Par?s. Se mete en l?os muy a menudo.
William asinti. Si me necesitan...
Sabemos cmo encontrarte, Julian respondi. Ve a ver a tu enfermera. Va a ser Navidad antes de que te des cuenta, y no queremos desperdiciar el tiempo que tenemos en algo tonto como la guerra. Hay cosas mucho ms importantes.
William quiso preguntarle qu sent?a por Brianne. ?Julian amaba a su hermana? Sin embargo, se guard las preguntas. Habr?a tiempo despus para interrogar a su amigo. Julian era un buen hombre, y si no fuera por la guerra, estar?a feliz de que cortejara a su hermana. Pero ya que hab?a una guerra, quer?a que Julian se mantuviera a distancia. Era ego?sta de su parte querer pasar tiempo con Victoria y no permitir que Julian tuviera la misma posibilidad. Aunque ten?a que admitir que hab?a algo de tristeza en su amigo en los ?ltimos tiempos. l parec?a no tener la misma alegr?a que sol?a tener dentro suyo. William se preguntaba qu podr?a haberle pasado, pero si Julian hubiese querido que l supiera, ya habr?a expresado sus sentimientos.
No se detuvo a pensar dnde estaba yendo o si pod?a ser peligroso. William sigui con su objetivo en mente; encontrarse con Victoria.
Detngase, alguien grit en alemn. William maldijo por lo bajo. Esta era su maldita suerte, y por supuesto estaba usando un uniforme francs. Todav?a le quedaba una hora y media antes de llegar al hospital de campa?a.
Gir lentamente y se encontr con la mirada del soldado alemn. Ten?a un arma en su mano, y lo estaba apuntando directamente a William. Tranquilo, le dijo al hombre. Hoy realmente no quiero ser herido.
Palabras en alemn salieron de la boca del hombre. El entendimiento de William del idioma alemn era limitado. Julian entendi ms que l. Hab?a una razn de por qu no sal?a mucho de Francia. l hablaba mejor francs e italiano. Deber?a mejorar su alemn si quer?a que su trabajo de esp?a funcionara.
Me temo que no entend? nada de lo que dijo, le dijo al soldado y dio un paso al frente.
l escupi ms frases, pero esta vez hab?a un tono ms hostil en ellas. Para William fue suficiente y acort la distancia entre ellos. Lucharon por el arma, y son un fuerte boom, resonando a su alrededor. Esto har?a que vinieran ms soldados. William deb?a terminar esto e irse tan rpido como pudiera. l empuj al soldado con su codo y lo hizo arrodillarse.
El hombre sac un cuchillo y lo balance hacia William, pero no fue lo suficientemente rpido. Lo hiri en el costado, y un fuerte dolor lo invadi. William gimi de dolor y lo golpe en la nariz. El soldado cay al suelo, y William lo pate fuerte, y lo volvi a golpear en la cara. Sus ojos giraron hacia atrs y perdi el conocimiento. William solt un suspiro de alivio y corri tan rpido como pudo de all?. Tan pronto como pusiera distancia entre l y el soldado, mejor.
Cuando se sinti seguro, aminor la marcha y comenz a ir a un paso como en un paseo, sin prisa. Le dol?a su costado por la herida, pero no quer?a detenerse para chequear qu mal estaba. Victoria podr?a curarlo cuando llegara...
William aceler hacia el hospital de campa?a, donde Victoria estaba destinada, en cuanto lo vio. Hab?an pasado siete meses desde que la hab?a visto por ?ltima vez, y no pod?a esperar para tenerla en sus brazos. Ella hab?a sido tan cari?osa mientras hab?a sido su enfermera. Incluso lo hab?a castigado por haberse dejado herir. Ella era maravillosa, y l la adoraba. Victoria no estar?a feliz, cuando se diera cuenta que lo hab?an herido con un cuchillo.
A veces l se arrepent?a de haberse involucrado en el esfuerzo de la guerra.
Especialmente cuando su pa?s no estaba involucrado en ella. William realmente cre?a en alg?n punto que su pa?s pronto estar?a dentro de la guerra, y quer?a estar en el lugar cuando eso ocurriera. l cre?a que deb?a ser parte, para transformar el mundo en un lugar seguro. William ten?a un fuerte sentido de responsabilidad.
Victoria sali de una tienda y se abrig con una capa de lana. Tirit ligeramente y se frot sus manos. Su cabello rubio estaba peinado con una larga trenza, que se deslizaba por su espalda. William camin hacia ella. Ella observ que l se acercaba y frunci el ce?o al reconocerlo. ?William?
Ella corri hacia l y lo abraz fuerte. ?Por qu no me dijiste que ven?as?
No supe hasta hoy temprano, y quer?a sorprenderte. l se quej cuando ella lo abraz fuerte. La herida en su costado le produc?a un dolor feroz.
?Qu te ocurre? dijo ella, dando un paso hacia atrs. Victoria abri su chaqueta y lo mir. La sangre hab?a empapado su camisa de lino. Victoria dio un suspiro. ?Por qu siempre vienes a m? herido?
No estaba planeado, te aseguro. l le sonri. Un alemn y yo tuvimos un leve desacuerdo en mi camino hacia aqu?. l quer?a que me quedara, pero ay, tuve que insistirle para que me dejara venir a verte. Espero que disculpes mi apariencia. Esta no es la forma en que esperaba reunirme contigo.
Ven conmigo, ella orden. Te ver la herida, y puedes contarme cmo has estado desde la ?ltima carta.
Se encaminaron hacia la tienda del hospital, y ella lo gui hacia una de los compartimientos posteriores. Le hizo un gesto que se sentara en uno de los catres y que se quitara sus prendas para ver su herida. Qu?tate tu abrigo y tu camisa. Debo ver bien la laceracin.
No ests tratando de desnudarme, ?cierto? dijo ligeramente.
Victoria lo fulmin con la mirada. Creme, esa no era mi intencin.
No quise decir... l dio un suspiro. Fue mi poco conveniente intento de cambiar nuestro humor William no estaba llevando bien esto.
Victoria se ve?a un poco molesta con l. Ella lo toc y l dio un salto.
Lo siento, dijo ella. No parece muy profunda. Tienes suerte; no vas a necesitar puntos. Slo la voy a vendar, y despus estars bien para irte.
Ella trabaj en silencio hasta que la herida estuvo vendada. Cuando hubo terminado, se alej de l para lavarse sus manos en un lavabo cercano. ?Te quedars mucho tiempo aqu??
?Por qu le hab?a preguntado eso? ?Quisieras que me fuera?
No dije eso... Victoria alej la mirada.
William se par y se acerc a ella. Ella fue hacia sus brazos y apoy su cabeza en su hombro. l quer?a reconfortarla, pero se dio cuenta que esto era exactamente lo que l necesitaba. Abrazarla y asegurarse que ella estaba bien. Esto era todo lo que l quer?a. Que Victoria estuviera segura y feliz...?Qu puedo hacer por ti?
Ya lo ests haciendo, dijo ella. Pero tal vez deber?a dejar que termines de vestirte. Victoria mir su camisa ensangrentada. ?Tienes otra camisa para usar?
No, dijo l. Pero est bien. No me importa usar una camisa manchada por ahora. Puedo conseguir una nueva despus. l no sab?a dnde, pero eso no importaba. William no quer?a que ella se preocupara. Ven a caminar conmigo un poco.
Me encantar?a, dijo ella y coloc su mano en la de l. Salieron de la tienda y caminaron hacia los rboles. Hac?a fr?o, pero l no lo not. Ella estaba con l, y eso hac?a que todo lo dems desapareciera.
Pas la tarde con ella, y durante un momento se sinti feliz. William pod?a olvidarse que hab?a una guerra, que hab?a sido herido durante el d?a, y que tendr?a que dejarla pronto. Ella le hab?a dado una razn para continuar luchando y l esperaba, que alg?n d?a, nunca ms tuvieran que separarse.

Cap?tulo 3
Febrero, 1916
Victoria suspir al salir del tren. Finalmente, estaba en Par?s. Hab?a tenido suficiente del hospital de campa?a durante un tiempo. No sab?a qu pod?a esperar del hospital de Par?s, pero al menos no ser?a forzada a caminar constantemente en el barro. Eso deb?a ser una mejora. No es que hab?a estado suficientemente clido para estar en el barro ?ltimamente...Esos recuerdos todav?a rondaban en su mente. Hab?a comenzado a odiar realmente cualquier mezcla de agua y tierra.
Lleg hasta la plataforma. Era un milagro que los alemanes no hubieran destruido los rieles del ferrocarril completamente. Ella pensaba que, en alg?n punto, viajar en tren se volver?a imposible. Al menos no hab?a tenido que caminar todo el camino hacia Par?s.
Busc en su bolsillo y sac un fajo de cartas. Tal vez, no deber?a haberlas guardado, pero era todo lo que ten?a de l. Sus cartas eran pocas y espordicas. l no estaba siempre en un lugar en el que ella pudiera enviarle una para responderle, pero de todas maneras, le hab?a enviado varias. Victoria tem?a por l, y sent?a su corazn roto por no saber si volver?a a verlo alguna vez. Su mano tembl al volver a colocarlas en su bolsillo. Estuvo tentada de abrirlas y leer sus palabras otra vez, pero ese no era el momento.
No iba a ser la primera vez o probablemente no la ?ltima vez que iba a perderse en sus cartas. Era un mal hbito que ella deb?a cambiar de alguna forma. Con las cartas seguramente guardadas, gir su atencin hacia la estacin de tren. Deb?a llegar al hospital y dejar de pensar en cosas que no pod?a cambiar.
Hab?a cambiado el ba?l con el que hab?a viajado hace un a?o. Sus pertenencias hab?an disminuido, y slo ten?a para llenar la peque?a valija que llevaba a su lado. Todos sus uniformes estaban ra?dos, y ten?a slo tres que pod?a usar. Ella esperaba encontrar alguien que le confeccionara unos nuevos. Victoria comenz a caminar hacia la salida, rpidamente para tratar de dejar su pasado atrs.
De alguna forma se las arregl para encontrar el camino hacia el hospital y entr. Nadie la detuvo o le pregunt por qu estaba all?. Todos parec?an tener un lugar al que ir con prisa. Victoria levant su mano para tratar de llamar la atencin de las enfermeras, pero ellas la ignoraron. Suspir y se dirigi hasta la parte principal del hospital. Parec?an estar con la capacidad completa. Los soldados llenaban todas las camas en la enfermer?a, y estaban siendo atendidos por el personal.
Una mujer se le acerc. Ten?a cabello casta?o, peinado hacia atrs con un rodete. Sus ojos estaban arrugados en los costados, como si estuvieran peleando al cansancio. ?La puedo ayudar? pregunt ella.
Soy Victoria Grant, dijo ella. He sido asignada a este hospital.
La mujer suspir de alivio. Gracias a Dios. No podr?a haber llegado en un mejor momento. Estamos todas trabajando a destajo para curar a los heridos. Le indic que se dirigiera hacia la parte principal del hospital. La mayor?a de ellos son pacientes nuevos, pero a todos los ha revisado el doctor, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que estn bien cuidados. Le brind una sonrisa vacilante. Soy Catherine Langdon. Ven. Te mostrar tu habitacin, y si no te molesta, podemos usarte inmediatamente.
Para eso estoy aqu?, respondi Victoria. Prefiero sentirme ?til que estar sentada ociosamente, mirando como todos trabajan. Mustrame dnde dejar mi maleta, y puedo empezar a atender soldados inmediatamente. Es lo que hizo, despus de todo...All? era donde pertenec?a. Donde se la necesitaba. ..No podr?a perderse pensando en un hombre con quien probablemente nunca tuviera una relacin real.


Abril, 1916
Victoria se hab?a establecido en el hospital sin problemas. Ella apreciaba la calidez y la falta de suciedad que hab?a experimentado en los hospitales de campa?a. Le hab?a empezado a tener cari?o al gato de Catherine Langdon, Merl?n. Aunque no se lo hab?a dicho a la mujer. Ella realmente cre?a que un animal no deber?a tener rienda suelta en el hospital. Sin embargo, hab?a algo acerca de ese gato... Era una bola de pelos negra que parec?a tener una barba gris, como el legendario Merl?n. La piel gris en su parte delantera lo hac?a aparecer majestuoso. Era una combinacin interesante, tener tanto gris sobre negro. Tal vez, era el mismo Merl?n...
Victoria no quer?a especular. A?n su due?a, Catherine, era un poco extra?a. Le dec?a las cosas ms extra?as en algunos momentos. Casi como si pudiera predecir el futuro... Una parte de ella quer?a preguntarle directamente si pod?a predecirlo, pero Victoria tem?a preguntarle. Realmente no quer?a saber qu le pod?a deparar el futuro.
Hoy era un d?a claro. El hospital estaba bien organizado, y ya hab?an dado de alta a varios pacientes. Victoria ten?a algo de tiempo para ella por primera vez en...bueno, no pod?a recordar la ?ltima vez. Entonces, decidi caminar por Par?s, mientras estaba tranquilo y disfrutar el clido d?a de primavera. No habr?a muchos d?as como ste. No pod?a evitar pensar qu estaba haciendo William. ?Estaba tomndose algo de tiempo para disfrutar su d?a tambin?
Victoria, un hombre grit su nombre. Gir y vio a William caminando hacia ella. Estaba vestido de civil - un traje que un caballero usar?a, y se ve?a bien en l. Se estaba convirtiendo un poco en un camalen.
Hola, dijo casi sin respiracin. Quer?a envolverlo con sus brazos y asegurarse que era real. Ya que no se imaginaba que pudiera encontrarlo caminando por Par?s. ?Lo hab?a hecho aparecer al pensar en l antes? Por supuesto que no...Eso era algo tonto de pensar. ?Qu ests haciendo en Par?s?
Tengo un colega que viene aqu? a menudo. Nos vamos a encontrar pronto. Le sonri a ella. Pero encontrarte aqu? es una bendicin que no esperaba.
Um, si, dijo ella sin comprometerse. Victoria quer?a sentirse feliz de verlo, y una parte de ella lo estaba, pero no pod?a dejar de preocuparse por lo que el futuro, si lo ten?an, pod?a depararles. Todav?a era un esp?a. Meti su mano otra vez en su bolsillo y desliz sus dedos entre las cartas. Su corazn nunca lo dejar?a ir, y se sent?a tonta por ello. Ella se hab?a enamorado tontamente, cada vez ms mientras se iban conociendo. Estoy feliz de verte bien. Le inclin la cabeza a l y luego gir para seguir caminando. Fue el momento ms dif?cil que tuvo que vivir.
l se acerc y coloc una mano sobre su brazo. No te vayas.
Desear?a poder quedarme, pero el hospital me espera. No pod?a ni mirarlo o nunca podr?a irse. l no sab?a que ella estaba mintiendo. El hospital estar?a bien sin ella un poco de tiempo ms, pero ella no pod?a quedarse cerca de l. No podr?a haberlo resistido mucho tiempo. Tal vez nos podamos encontrar otra vez:
l frunci el ce?o. ?Estars aqu? en el hospital trabajando? ?No ms trabajo de campa?a?
Ella hab?a sido enviada de un hospital de campa?a a otro. Ellos hab?an comenzado a mezclarse, y su mente se hab?a insensibilizado ante la carnicer?a que hab?a tenido que observar. Lo ?nico que la hab?a hecho tener alg?n sentimiento hab?a sido Willliam. He estado aqu? durante un mes. Es dif?cil trabajar en el campo, admiti ella. Necesitaba un cambio.
No estoy seguro de que haya un lugar bueno para estar en esta guerra. Pero puede ser un poco ms seguro aqu? en Par?s. Si te escribo otra vez, ?me responders?
Ella quiso decir que s?. Mucho, mucho deseaba decir que s?...No creo que sea una buena idea. Victoria deb?a tratar de proteger su corazn. No pod?a continuar siendo atra?da por l. Ella pod?a quitarse un temor una vez, pero dos veces... Era suficiente para hacer que l se diera cuenta que si ella realmente lo perd?a, no podr?a superarlo. La herida de cuchillo hab?a sido leve, pero la hab?a asustado mucho. Ninguna cantidad de cartas podr?a hacer que estuviera lista para enfrentarse a esto otra vez. Era mejor dejarlo todo ahora, antes de que estuviera ms comprometida. Cerr sus ojos y trag saliva. Sent?a tanto por este hombre, que ni siquiera pod?a entender lo que le suced?a. Adems, raramente ests en un lugar en que puedas recibir una carta.
Ya s, dijo suavemente. Pero no quiero perder esta conexin...
Ser?a dif?cil al principio. Darse cuenta que no habr?a ms cartas de l, o que no tendr?an ms encuentros como ste. Ella lo adoraba. Le dol?a profundamente tener que hacer esto. Terminar as?...Era lo mejor para ambos. Esta guerra les hab?a significado una prdida para ambos en distintas formas. Si ten?an una posibilidad de sobrevivir, deb?an mantener su cabeza en el trabajo al que hab?an sido asignados. El de l era mucho ms peligroso que el de ella. Pod?a morir si comet?a un error. Otros pod?an morir si ella comet?a uno...Ella estaba haciendo esto por ambos. Quizs despus que la guerra terminara, podr?an encontrarse otra vez, pero ella no se aferrar?a a esa esperanza.
Ya lo has hecho, dijo ella firmemente. Era dif?cil, pero ten?a que darle un final limpio. Si slo pudiera ser lo suficientemente fuerte como para quemar las cartas tambin. No pod?an continuar con esta relacin inestable entre ellos. No los llevaba hacia ning?n lado. Por favor, djame sola.
William se acerc un poco a ella y desliz su mano en su mejilla. Gir hacia l, disfrutando de la calidez en su cara. Si no voy a volver a verte, quisiera tener algo para recordarte. Se inclin y presion sus labios contra los suyos. Fue un beso breve, pero le produjo escalofr?os en su espalda. Victoria quer?a besarlo otra vez, y otra vez, y otra vez. La sensacin de sus labios en los suyos la hicieron querer ms, y hubiera dado lo que fuera para que este momento durara para siempre. Durante un momento, ella podr?a fingir que eran una pareja normal y que ten?an una posibilidad de una relacin real... Pero eso nunca ocurrir?a. El amor no era para ellos, y era un buen momento de que ella aceptara esto. El beso en cambio- hab?a cambiado tanto y tan poco al mismo tiempo.
?Cmo podr?a olvidarlo ahora? ?A quin quer?a enga?ar? Victoria nunca tendr?a la posibilidad de borrarlo de su mente. Ella lo amaba, y no hab?a nada que pudiera evitarlo.
l levant su cabeza y gir sobre sus talones, silenciosamente alejndose de ella. Su corazn se hizo a?icos, como si lo hubieran roto en mil pedazos, y no pudiera rearmarlo otra vez. Contuvo la respiracin. ?Iba realmente a escucharla a ella e irse? ?No iba l a luchar por ella, por ellos, por lo que podr?an tener?
l no hizo nada de esto. William respet sus deseos, y ella lo adoraba ms por eso. Victoria quer?a gritar. Obligarlo a volver y que la contuviera en sus brazos. Ella quer?a que l le asegurara que todo iba a estar bien, aunque sab?a que nunca volver?a a ocurrir. Ella hab?a tomado una decisin, y ten?a que vivir con ello.
Una lgrima se desliz por su mejilla. Victoria sec su lgrima rpidamente, y comenz a caminar hacia el hospital. Era tiempo de continuar y no pensar en lo que podr?a haber tenido con William. Aunque lo hab?a alejado de ella, esperaba que un d?a, se cruzaran sus caminos otra vez. Victoria slo rez, que si ese d?a llegaba, no fuera demasiado tarde para ellos.

Cap?tulo 4
Noviembre, 1921
Era una tarde fresca de oto?o, y el fr?o hab?a encontrado la forma de filtrarse en la habitacin que le hab?an preparado a Victoria. Hab?a venido a visitar a su amiga Catherine, la marquesa de Seabrook. Hab?an sido amigas, desde el tiempo en que hab?an servido como enfermeras en Francia, durante la Gran Guerra. Hab?an pasado tres a?os desde el final de la guerra. Hab?a pasado ms tiempo desde que Catherine hab?a vuelto a Inglaterra con su familia. De alguna forma, todos hab?an sobrevivido, pero todav?a quedaban cicatrices, visibles e indetectables, que ambas ten?an.
Victoria se hab?a hecho un tiempo para visitar a Catherine tan pronto como hab?a sido posible. Era un recordatorio de lo que hab?a perdido y lo que hab?a ganado durante la guerra. En un tiempo y en lugar diferente, ella y Catherine quizs nunca habr?an tenido una amistad, y ella no podr?a haber conocido...
Sacudi su pensamiento, antes de que echara ra?ces en su cabeza. Era mejor, que ella no dejara que su mente viajara hacia l o a?n que dijera su nombre dentro de su mente. Victoria no sab?a qu hab?a ocurrido con l, desde su ?ltimo encuentro. Todav?a ten?a sus cartas, pero las ten?a enterradas en una caja que estaba guardada en un ba?l. La tentacin de sacarlas y recordar viejas historias de lo que podr?a haber sido, significaba mucho. Cedi a leerlas bastante a menudo.
Tal vez, deber?a haberlas tirado o quemado. Ser?a la ?nica forma de que pudiera haberlo olvidarlo completamente. Se lamentaba ms de lo que pudiera decir. No es que quisiera explicar sus acciones. No exist?an palabras que pudieran explicar el dolor que ella se hab?a causado.
Victoria suspir y se coloc sus zapatos. Deber?a bajar y encontrarse con Catherine en la sala de estar para tomar el t de la tarde. El Duque y la Duquesa de Weston estaban a punto de llegar, y quiz ya hab?an llegado. Hab?a conocido a la duquesa una vez y no sab?a mucho de ella. Esperaba cambiar eso durante esta visita. A Victoria le gustaba Julian, el duque de Weston. Hab?a pasado por los peores momentos de la guerra, y Victoria se sent?a complacida de que hubiera encontrado alguien a quien amar. Hab?a partes en su historia que Victoria no hab?a llegado a comprender, pero no importaba. Lo ms importante es que hab?an vuelto a encontrarse. Aunque algo en ella deseaba que la duquesa compartiera algo de su historia, cuando se conocieran ms.
Ella sali de su habitacin y se dirigi hacia la sala de estar. Cuando entr, Victoria encontr a Catherine y a la duquesa juntas dentro. Estaban ambas en el sof al lado de la ventana. Entonces el duque y la duquesa hab?an llegado, mientras ella estaba dentro de su habitacin.
Catherine la miro y sonri. Estoy feliz que hayas deseado unirte a nosotras.
No hay otro lugar en el que quisiera estar. Mir a Catherine, y luego gir e hizo una reverencia a la duquesa. Su gracia. Luego se sent en una silla enfrente del sof.
No hay necesidad de ser tan formal, dijo la duquesa. Por favor, llmame Brianne. Nunca pens que tuviera un t?tulo, y realmente no lo quer?a tener. Julian no se supon?a que fuera duque, pero la guerra tom decisiones por nosotros, que no podemos cambiar.
Victoria entend?a esto ms de lo que quer?a admitir. Fue una poca terrible.
Si, fue terrible, dijo Catherine solemnemente. Pero sobrevivimos y tenemos muchas bendiciones para celebrar. Ella gir hacia Brianne. ?Los Americanos no tienen un D?a de Gracias que celebran en noviembre?
Si, ella hizo una mueca. Mi familia probablemente se va a sentar y tener una fiesta generosa en unos pocos d?as. Debo admitir que extra?o compartir tiempo con ellos. Toda la familia usualmente se re?ne en Navidad aqu? en Inglaterra, pero este a?o vamos a ir a Carolina del Sur, en Lilimar. Muchos de nuestra familia y algunos parientes no han ido antes a la plantacin. Ser un lindo cambio. Probablemente no pueda verlos en D?a de Gracias, pero al menos puedo ir a casa en Navidad. Ella frunci su nariz. Hubo un tiempo en que quer?a irme rpido de Lilimar. Es extra?o cmo ha cambiado mi perspectiva ahora que he estado viviendo en Inglaterra durante tantos a?os. La nostalgia de dnde crec? ha echado ra?ces y no me dejar.
Victoria no sab?a si pod?a relacionar eso con su vida. Su padre no hab?a sido un hombre amable, pero no hab?a sido ruin tampoco. l hab?a sido...indiferente. Su padre hab?a tenido ms inters en su reba?o, que en su propia hija. Su identidad hab?a comenzado y terminado siendo un vicario. l se hab?a entregado a su trabajo y hab?a dejado que ella resolviera su vida. Ella no hab?a conocido a su madre. Hab?a fallecido cuando era un beb, y su padre no le hab?a contado nada. Se negaba a hablar de ella.
A la edad de diecisis a?os, hab?a decidido hacer algo provechoso y estudi enfermer?a. Luego, despus de que la guerra comenzara , cumpli con su cometido all? tambin. Ahora, una dcada despus, estaba sola. Su padre hab?a fallecido mientras estaba en Francia y le hab?a dejado una peque?a herencia. No ten?a un hogar para volver. Manten?a un peque?o departamento en Londres y trabajaba en el consultorio de un mdico local para complementar su herencia. ?Cundo viajas? pregunt Victoria. Una parte de ella estaba celosa de la duquesa y su familia. Victoria deseaba pertenecer a alguien. Ten?a una vida tan solitaria. A veces los amigos no eran suficientes, y su corazn le dol?a por desear alguien que realmente la amara.
Nos vamos en una semana, dijo ella. Viajaremos a Londres despus de irnos de Seabrook y tomaremos un buque de vapor un d?a despus de que regresemos de la casa de pueblo de Weston.
He viajado a travs de Francia como enfermera durante la guerra, dijo Victoria. Pero nunca he ido a ning?n otro lugar aparte de all? y algunas partes de Inglaterra. Debe ser lindo haber crecido en Amrica. Hubo un toque de envidia en su voz mientras hablaba.
Deber?as viajar con nosotros, le dijo Brianne. Hay espacio de sobra en Lilimar. Podemos quedarnos un tiempo en Nueva York, antes de viajar a Carolina del Sur. Mi familia tiene una casa de campo cerca de Gramercy Park. Nueva York tiene los mejores lugares para ir de compras. Ser?a genial tenerte con nosotros.

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