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Juramento Vaquero: Parte Tres
L.G. Castillo
Profesar su amor por su novia de la secundaria, Cassie Strong, fue lo más inteligente que Cody Wilde jamás haya hecho. Con su enemigo de por vida, Seth Baker, mudándose a Austin y Cassie a su lado, Cody piensa que su vida finalmente esta yendo cuesta arriba. Pero luego, recibirá una llamada devastadora que hará caer su mundo y lo llevará a romper la promesa que le hizo a su padre hace tanto tiempo.



Juramento Vaquero

Índice
Libros de L.G. Castillo [Versión en inglés] (#u006cb715-5FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 1 (#u006cb715-6FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 2 (#u006cb715-7FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 3 (#u006cb715-8FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 4 (#u006cb715-9FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 5 (#u006cb715-10FF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 6 (#litres_trial_promo)
Capítulo 7 (#litres_trial_promo)
Capítulo 8 (#litres_trial_promo)
Capítulo 9 (#litres_trial_promo)
Capítulo 10 (#litres_trial_promo)
Capítulo 11 (#litres_trial_promo)
Capítulo 12 (#litres_trial_promo)
Capítulo 13 (#litres_trial_promo)
Capítulo 14 (#litres_trial_promo)
Capítulo 15 (#litres_trial_promo)
Capítulo 16 (#litres_trial_promo)
Capítulo 17 (#litres_trial_promo)
Capítulo 18 (#litres_trial_promo)
Capítulo 19 (#litres_trial_promo)
Epílogo (#litres_trial_promo)
Juramento Vaquero: Parte Tres
Copyright © 2018 por L.G Castillo
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida en ninguna forma o por ningún criterio sin el permiso expreso escrito del editor.
Esta es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares e incidentes son ficticios. Cualquier semejanza a personas reales vivas o muertas, eventos o lugares es pura coincidencia.
Traducido por Belén Witzel.

Libros de L.G. Castillo [Versión en inglés]
CONTEMPORARY ROMANCE
Stillwater Dusk (https://www.books2read.com/StillwaterDusk)
Strong & Wilde (Texas Wild Hearts #1) (https://books2read.com/StrongWildeNovel)
Secrets & Surrender (Texas Wild Hearts #2) (https://books2read.com/SecretsSurrenderNovel)
Your Gravity (https://books2read.com/YourGravityNovel)
PARANORMAL ROMANCE
Lash (Broken Angel #1) (https://books2read.com/LASH)
After the Fall (Broken Angel #2) (http://books2read.com/AftertheFall)
Before the Fall (Broken Angel #3) (https://books2read.com/BeforeTheFall)
Jeremy (Broken Angel #4) (https://books2read.com/JeremyBrokenAngel4)
Golden Angel (Broken Angel #5) (https://books2read.com/GoldenAngel)
Archangel’s Fire (https://books2read.com/ArchangelsFire)
www.lgcastillo.com (http://www.lgcastillo.com)

Capítulo 1
Cody
Las mejores barbacoas y los pepinillos asados se encontraban en El Dixie. Al medio día parecía como si la ciudad entera de Koppe se encontrara allí, incluyendo a Seth y sus hermanos.
Miraba la camioneta roja de Seth, sentado en el área de estacionamiento de grava. Golpeé mis puños contra el volante. No podía creer lo estúpido que fui, pensando que él simplemente se iría luego de la graduación y nos dejaría a Cassie y a mí en paz. Y ahora…lo que le había hecho a Cassie…
Alejando las imágenes de lo que Seth y sus hermanos le habían hecho, coloqué mi Stetson en mi cabeza y cerré la puerta de la camioneta de un portazo. Piedras crujieron bajo mis botas mientras caminaba hacia la entrada. Violentamente, abrí la puerta; la campanilla, que colgaba de la manija de la puerta, resonó ruidosamente. Algunos de los clientes alzaron sus manos, entrecerrando los ojos en mi dirección mientras la luz del sol se filtraba en el comedor. Los tenedores tintineaban en los platos y la voz de George Straight se filtró a través de un altavoz de la máquina de discos, canturreando sobre sus ex esposas que vivían en Texas.
Buscando en la habitación llena de gente, mis ojos se pararon sobre una cara familiar, y por un momento pude jurar que era mi padre.
—¡Ey, Cody! Ven, siéntate aquí. Yo pago el almuerzo.
Pestañeé. Lentamente, mis ojos se ajustaron a la habitación oscura y la cara de mi padre desapareció, reemplazándose por la sonrisa de mi tío.
—Travis, tráeme un plato extra de falda para Cody —le dijo Mike al señor Mills, el padre de Buster.
Miré a los ojos pacíficos de Mike, y era como si un velo hubiese sido levantado. La furia que había dentro de mí, desapareció.
No debería estar ahí. Debería estar con Cassie. Ella no iría al hospital sin mí. Qué demonios estaba pensando yendo tras…
Antes de que pudiese terminar mi pensamiento, escuche sus zapatillas.
En la esquina más alejada del comedor, Seth estaba sentado con Dillon y Chase. Los ojos pálidos de Chase se abrieron cuando se encontraron con los míos. Mirando asustado, le dio a Seth un empujón.
Los ojos llenos de sangre de Seth miraron en dirección hacia mí mientras levantaba su trago. Sin quitar sus ojos de mí, bebió lentamente. Cuando él vació el contenido de la botella, la colocó de vuelta sobre la mesa, sus labios curvándose en una sonrisa fría.
—Cody —Advirtió la voz de Mike cuando tomé un paso amenazante hacia delante.
La mano callosa de Mike, colgaba del aire, advirtiéndome. Una pareja de ancianos en una mesa cercana, miraba cuidadosamente a Seth y luego a mí. Todos en Koppe sabían sobre el asesinato que había cometido mi padre hacia el hijo del alcalde en ese mismo bar. Ellos también sabían que los hermanos Baker me habían intimidado hasta el cansancio y yo siempre lo aguantaba.
Por primera vez en mi vida, ignoré a mi tío. Volviéndome, me abrí paso entre la habitación llena de gente hacia Seth.
Las sillas arañaron el suelo mientras Seth y sus hermanos se levantaban de la mesa. Seth se paró a centímetros de mí, sus hermanos flanqueándolo uno a cada lado. Abultados brazos cruzados sobre su enorme pecho. Su mandíbula ligeramente barbuda se apretó mientras ojos grises me estudiaban.
Inclinando mi cabeza ligeramente, lo miré, desafiándolo a realizar el primer movimiento. No me importó que me llevase casi una cabeza. No le tenía miedo. Nunca lo tuve.
—¿Te gustó el regalo de inauguración de la casa que le dimos a Cassie? —Seth sonrió satisfecho.
Mis manos se apretaron en puños mientras el fuego subía hacia mi cabeza.
La habitación se volvió silenciosa.
Sentí los ojos de Mike sobre mí, esperando mi movimiento. Toda mi vida, él había estado a mi lado, como un recordatorio constante de la promesa que le había hecho a mi padre. Era la única cosa que me hacía contener la furia que constantemente hervía a fuego lento dentro de mí cuando se trataba de Seth. No quería un recordatorio. Hoy no.
Mi cuerpo comenzó a sacudirse con furia. Este…este monstruo. Se atrevió a tocar a mi Cassie. Él la atravesó como un animal, violándola. Asesinó su espíritu. Y ahora, él estaba actuando como si este fuese solo otro día, sentado con buena gente y almorzando.
Miré a Chase y a Dillon. Willa Mae había dicho que había habido dos más. Tragué la bilis que entró en mi garganta. ¿Todos ellos? ¿Todos habían hecho eso con ella?
Mis ojos se lanzaban entre Seth y sus hermanos. Ellos me miraban con una expresión petulante en sus caras, seguros de que yo era todo show y no les haría nada.
Fue en ese momento en que la habitación pareció desaparecer, y yo me entumecí. Como su estuviese en un sueño, me di vuelta y caminé.
—Sí, eso es lo que pensé —dijo Seth— ¡Cobarde!
Ignorando la risa de Seth y sus hermanos, fui hacia Mike. Lo miré a los ojos, a los ojos de mi padre y susurré, —Lo siento.
Luego me giré.
Los ojos de Seth se abrieron en shock mientras me lanzaba hacia él. Rápidamente, se movió hacia un lado, echando a Chase en mi dirección. Mi primer golpe alcanzó a Chase justo debajo del ojo.
Se escuchó un fuerte crack y Chase cayó al piso completamente noqueado.
—¡Púdrete, Wilde! —gruñó Dillon, atacándome por detrás. Caí en mis rodillas con dolor. Luego su bota me golpeó en el centro de mi espalda haciéndome caer cara al piso.
En un instante, me volteé. Dillon estaba tratando de aplastarme la cara cuando tome control de su bota, sacudiéndolo con fuerza y enviándolo estrellándose contra el piso.
A horcajadas sobre él, le golpeé las costillas y la cara una y otra vez. Él se retorció y se volvió, sus brazos agitándose como si no estuviese seguro de si debía protegerse las costillas o la cara. Mis puños estaban en llamas mientras la piel de mis nudillos se quebraba bajo el impacto.
Hubo un sonido fuerte y sangre comenzó a salir de su nariz. Él aulló. Apreté los puños y estaba a punto de darle un golpe de gracia cuando el brazo grueso de Seth se envolvió alrededor de mi cuello en una llave de estrangulación.
—¡Mierda, Dillon! ¡Levántate! —gritó Seth mientras me sacaba de encima de su hermano.
La habitación se oscureció, aparecieron puntos negros en mi visión mientras peleaba por respirar. Lo único que podía ver era Dillon cojeando hacia mí.
Usando el agarre de Seth como ventaja, me levanté pateando, golpeando mis botas contra el pecho de Dillon. Él voló sobre la mesa, enviando platos y vasos rompiéndose en el suelo. Luego él se estrelló contra la pared, cayendo inerte sobre el piso.
Tomando el brazo de Seth, Me agaché y di un paso atrás, haciendo que su enorme cuerpo se impulsara a través del aire. Los ocupantes de una mesa cercana, se escabulleron mientras él caía sobre ella con un fuerte sonido; la mesa se estropeó bajo su peso.
Sin un momento de duda, mis manos fueron sobre Seth, tomando su camisa y levantándolo. Sin guardarme nada, dejé escapar un rugido, dejando caer mis puños sobre él. Con cada golpe, deje salir años de furia. Todo lo que él hizo fue tomar de los que estaban a su alrededor. Él tomo mi dignidad, mi habilidad de llorar en paz por mi padre, y sobre todo, él tomo a mi Cassie.
Y Seth lo tenía todo. ¡Todo! Él tenía hermanos que lo admiraban, una madre que lo adoraba y un padre que le compraba todo lo que otra gente tenía que trabajar para obtener. Seth nunca supo lo que se sentía estar solo, irse a la cama hambriento, preguntarse si era suficiente o no…No tener un padre.
Este desagradecido hijo de perra tomo lo único precioso que tenía en mi vida, la única persona que me veía por quien yo era realmente, que pensaba que yo era especial y que me amaba. Y la trató como si fuese basura.
El cuerpo de Seth se relajó y lo levanté, acercándolo a mi cara. Su cabeza se balanceó hacia un lado, ensangrentada. Retiré mi puño, rojo brillante con su sangre. La voz que surgió de mí fue la de un extraño: profunda, áspera, poderosa.
—Escucha esto, Seth Baker. Si vuelves a estar cerca de Cassie otra vez, Si. Te. Voy. A. Matar.
Con un golpe final, mi puño de piedra se conectó a su mandíbula. Huesos crujieron y él colapsó en el piso con un fuerte golpe.
Jadeando, mire hacia su cuerpo sin movimiento. La transpiración recorría mi cara, haciendo arder mis cortes.
Lentamente, me volví consciente de la docena de ojos que me miraban. Nadie se movió o hizo un sonido.
Entonces un sonido agudo atravesó el silencio, llamando la atención de todos. Hubo un murmullo silencioso mientras la gente me miraba con cautela. Miré hacia los cuerpos de Chase, Dillon y Seth, y supe de qué se trataba. Ellos venían. Venían por mí.
Tomando mi Stetson, me dirigí hacia la puerta. Cuando estaba tomando la manija, Mike puso su mano sobre la mía. Mantuve mis ojos hacia abajo, no queriendo ver la cara de decepción que sabía que tenía en su cara. —Por favor, cuida a Cassie por mí —dije antes de apresurarme por la puerta.
Saliendo hacia la luz del sol, mire al cielo claro y azul. Me pregunté si mi padre me estaría viendo. ¿Que vería? ¿Vería a un hombre que rompió su promesa?
Cerrando mis ojos tome una respiración temblorosa. “Papa, espero que entiendas por qué tuve que romper mi promesa. Tuve que pelear por ella porque ella no podía. La amo papá.” Mi voz se rompió. “Y si tuviera que hacerlo, lo haría de vuelta.”

Capítulo 2
Cody
El sol estaba cegando. Parpadeé, mirando a la distancia. Un par de luces rojas y azules parpadeaban en el horizonte. Toqué las llaves en mi bolsillo. Por un momento, pensé en saltar a mi camioneta y alejarme. No tenía sentido. No había ningún lugar a donde ir. Y no volvería a ver a Cassie de seguro.
Metiendo la mano en el bolsillo de mi camisa de franela, saqué un paquete arrugado de cigarrillos.
Había dejado de fumar cuando comencé a salir con Cassie. Ella nunca menciono que le molestaba, pero podía notar que no le gustaba tampoco. Su linda pequeña nariz se arrugaba cuando trataba de besarla luego de que había fumado. Había encontrado este paquete debajo del asiento del conductor cuando había limpiado la camioneta esa mañana. No pensé que lo necesitaría.
Deje salir un suspiro, tomé el ultimo cigarrillo del paquete. Se rompió.
¡Mierda!
La puerta de El Dixie se abrió y un aire frio golpeo mi espalda. Quien sea que fuese, esperaba que se dieran cuenta y me dejasen solo. No quería que nadie me moleste.
Mike se paró detrás de mí, entregándome una botella de cerveza.
—¿Siguen desmayados? —arrojé el paquete vacío en un bote de basura cercano.
—Sip. Los agarraste bien.
Gruñí, quitándome la gorra y pasándome la botella fría por la frente. —Esta puede que sea la última cerveza para mí por un largo tiempo —Mire a Mike, notando su expresión interrogante. —Será mejor que me preguntes ahora antes de que el sheriff Baker llegue aquí —Con la punta de la botella, señale al par de autos de patrulla en el horizonte.
—¿Qué fue lo que hicieron? No es común de ti hacer algo así sin una buna razón.
Mi mandíbula se tensó mientras la imagen de Cassie cubierta en moretones rojos pasaba por mi cabeza. Tratando de calmarme, tragué la mitad del contenido de la botella antes de hablar.
—La lastimaron Mike. La lastimaron muy mal.
—¿Le pegaron?
Asentí. —Fue más que eso. Ellos…ellos…
Tomé otro sorbo de cerveza. No podía decir las palabras. Por la mirada horrorizada en la cara de Mike, no tenía que hacerlo.
—¿Todos ellos?
—Creo que sí. Estaban todos ahí.
—Jesucristo —murmuró bajo su aliento— Hijo, va a ser difícil para ti. Tienes todo el derecho de estar enojado. Pero cuando el sheriff llegue aquí, deja que te lleve. No pelees. Será peor si lo haces.
—Sí. Lo sé. Es solo que…No puedo sacar de mi cabeza, sus manos. Sus hermosas manos… —Tragué ásperamente, lágrimas manchaban mis ojos— No sé qué hicieron para dejarle los dedos así de morados. Y…y, yo no estaba ahí para detenerlos.
—No es tu culpa hijo.
Sacudí mi cabeza. Sí era mi culpa. Debería haber sabido que Seth intentaría algo así. Había escuchado los rumores. Seth había forzado a algunas chicas de la ciudad. Había rumores de que les había pegado también. Debería haberle comprado un arma a Cassie y enseñarle como disparar. Diablos, hasta hacerla tomar lecciones de defensa personal en la universidad comunitaria hubiese sido algo. Ahora, no iba a estar ahí para ayudarla y ella estaría sola. —Ve con ella, Mike. Ella está con Willa Mae. Ambas necesitan tu ayuda.
—Lo haré, pero quiero asegurarme de que Baker y sus delegados te traten bien primero.
El polvo se arremolinó cuando las patrullas chirriaron hasta detenerse. El comisario Bo Sims se bajó de su auto. Colocando un sombrero sobre su corte militar, comenzó a pasearse.
¡Mierda! Bo estaba de servicio. Tome una respiración profunda, tratando de mantenerme calmo mientras los ojos oscuros de Bo me miraban cautelosamente, su mano derecha permanecía inmóvil sobre su pistola. Bo había sido el mejor amigo de Seth durante la secundaria. A pesar de que se graduó antes que Seth, seguían siendo cercanos. Él nunca se metía en problemas en la manera en que Seth lo hacía…aunque no era ningún secreto que para conseguir la mejor hierba, Bo era tu hombre. La diferencia entre Bo y Seth era que Bo era inteligente. Él sabía cómo hacer para que no lo atrapasen. Y también, Bo no tenía un padre rico y poderoso para sacarlo del problema si alguna vez lo atrapaban.
—Bueno, bueno, esto es una sorpresa. El sheriff y yo recibimos una llamada por una pelea en El Dixie y pensé que sería uno de nuestros regulares. Nunca pensé que serías tu —Bo se detuvo a un par de centímetros de donde estaba yo— Escuché que tú y Cassie siguen juntos. Debe ser una suerte tonta que alguien como tú pueda mantener a una chica caliente como ella alrededor.
—Deja a Cassie fuera de esto —Gruñí.
Mike me tomo por el brazo cuando tome un paso amenazante hacia Bo, con los puños cerrados. —No lo hagas Cody.
—¿Que no haga qué?” El sheriff Baker miró por encima de sus gafas de sol de aviador, royendo un palillo de dientes. —¿Vas a darnos problemas ahora, chico?
Ojos fríos me desafiaron a hacer un movimiento.
Por un momento tenso, todos estaban inmóviles. La brisa silbó en mis oídos mientras estudiaba al padre de Seth. Él era otra de las razones por las cuales había tenido que pelear. Por su culpa, Cassie nunca tendría justicia por lo que le hicieron. Él siempre encontraba una salida para sus hijos.
Rechiné mis dientes. Quería lastimarlo, a Bo y a todo aquel que fuese una amenaza para Cassie. Lo único que me detenía era el frio toque de la mano de Mike.
Luego la puerta se abrió y Chase salió tropezándose, chocándose conmigo. Eso hizo que me tropezase hacia delante, contra el pecho del sheriff.
Baker miro a Chase, quien estaba ahora en el suelo, quejándose de dolor. Su cara se tensó cuando vio el extraño ángulo de la nariz hinchada de su hijo. Tomando el frente de mi camisa, me acercó hacia él hasta que estuve a un centímetro de su cara. —Eso es asalto a un oficial de la paz.
—Lanzándome hacia Bo, dijo— ¡Mételo dentro!
—Sera un placer —Los labios de Bo se curvaron en una mueca burlona. Abrió la caja negra que llevaba en el cinturón y buscó sus esposas.
—Sheriff, espere —dijo Mike— ¿Y si le doy mi palabra de que llevaré a Cody a la comisaria yo mismo?
Baker miro a Mike de arriba abajo, su cara apretada como si hubiese olido algo podrido. Luego, escupió su palillo de dientes en la bota de Mike. —¿Y por qué tomaría la palabra de alguien como tú?
Las venas del cuello de Mike se hincharon y su mandíbula de tenso mientras miraba el palillo de dientes. Miro hacia el sheriff, con sus intensos ojos azules. Luego dejando salir un suspiro, froto su bota sobre la grava, sacudiendo el palillo de dientes. —Cody tiene cosas de las que encargarse.
—¿Y qué cosas serían esas?
—Cassie está lastimada y probablemente necesite ir al hospital —Mike miro a Chase— Pregúntele a su hijo si no me cree. Él estuvo ahí.
—¿Estuviste ahí chico? Estuviste en la casa de Wilde?
Los ojos de Chase se abrieron. Abrió su boca a punto de responder cuando la puerta se abrió otra vez. Seth y Dillon salieron tambaleándose seguidos de cerca por Travis Mills.
—Creo que estos dos te pertenecen —dijo Travis, echando a Seth y a Dillon a su padre.
Ellos cayeron al suelo, quejándose. Los labios de Dillon estaban del doble del tamaño normal y sangre corría por un lado de su boca. Seth trato de levantarse, pero cayó al suelo tomándose el lado derecho de su abdomen.
Travis se cerró de brazos, sacudiendo su cabeza mientras miraba al par de hermanos. Se apoyó contra la puerta, abriéndola. Al menos una docena de personas dentro miraban la escena.
Me dio un guiño mientras esperaba a ver qué hacía Baker. Asentí a Travis ligeramente, comprendiendo su manera sutil de ofrecerme ayuda. El sheriff odiaba hacer escenas especialmente cuando sus hijos estaban involucrados.
—Lamento interrumpir. ¿Estabas diciendo algo sobre Cassie? —la voz profunda de Travis resonó tan fuerte que estoy seguro que todo el mundo dentro de El Dixie y todo el condado de Briarson escuchó.
—Le estaba diciendo al sheriff que lastimaron a Cassie —Dijo Mike en un tono alto, siguiendo la corriente de Travis.
La cabeza de Baker se inclinó ligeramente mientras miraba a sus hijos quejarse y luego a la gente mirándolo desde adentro de El Dixie. Aun con sus ojos escondidos detrás de sus gafas, sabía que a Baker le preocupaban los rumores del pueblo. No era ningún secreto en Koppe que él miraba para otro lado cuando se trataba de los crímenes de sus hijos. Como la mayoría eran delitos menores, era fácil hacerlos desaparecer para los miembros de un pueblo pequeño. Siempre que Baker diese la apariencia de ser justo, la gente del pueblo estaba satisfecha con su estilo de cumplimiento de la ley.
Baker se sacó sus gafas, deslizándolos dentro del bolsillo delantero de su camisa. —Señor Wilde —puso una expresión de negocios en su cara— si Cassie ha sido lastimada y necesita asistencia médica, estaré más que contento de hacer que el comisario Sims llame a una ambulancia por ella.
—Es un poco más complicado que eso, sheriff —Mike me miro ansiosamente.
—Bueno, si no lo considera una emergencia, entonces deberé proceder con la tarea en mano —dijo, sacando una libreta de papel y una lapicera. —Señor Mills, ¿quien estuvo involucrado en el incidente?
—Tus hijos y… —Travis me lanzo una mirada de disculpa— …Cody.
—Uh, Huh. ¿Y quién comenzó la pelea? —Baker garabateo en su libreta.
—Bueno, estaba ocupado con un par de clientes, y no vi realmente quien dio el primer golpe. Lo único que vi fue a Cody en el piso y a Dillon tratando de patearlo.
—Él le pegó a Chase, papá —Balbuceo Dillon, sus palabras apenas se entendían. Levantándose, escupió sangre y gruñó. —Creo que perdí un par de dientes.
—Suena como defensa propia para mí —dijo Baker mientras cerraba su libreta abruptamente— Bo, ponle las esposas a Cody y enciérralo.
—Ahora, espere un momento sheriff —Travis levanto su mano— Tus hijos estaban lanzando puñetazos a Cody. Difícil decir que fue defensa propia cuando son tres contra uno.
Hubo un murmullo de voces que provenían de El Dixie. Un par de hombres asintieron de acuerdo con Travis. Sus murmullos me dieron esperanza de que tal vez Baker me dejaría ir.
—Los chicos Baker llegaron muy lejos esta vez. Deben haber hecho algo muy grave para poner así a Cody.
—Escuche que Seth tenía su ojo puesto en Cassie desde hace un tiempo.
—Mi esposa escuchó que Seth embarazó a la hija del pastor Dan. Ella se encargó de ese problema muy rápido…si entiendes lo que digo.
—Las re-elecciones se acercan. No se ve bien para el sheriff.
Los labios de Baker se presionaron formando una línea fina mientras miraba a Travis. Esperaba que él no se metiera en problemas por tratar de salvar mi trasero.
—Ya que no viste quien comenzó esto —dijo él, poniendo su mejor sonrisa de campaña— tendré que hablar con algunos de tus patrones para entender la secuencia de eventos. Mientras tanto, encerraremos a Cody y a mis hijos.
—¡Pero, papá! —Chase y Dillon gritaron al unísono.
Seth gruñó mientras se levantaba y miraba a su padre.
—¡Cállense! —Gritó Baker— Primero, necesitare llevar a los chicos al hospital para chequearlos —continuo— Es protocolo estándar para alguien que ha sido lastimado.
—¿Qué hay de Cody? Él también está lastimado —Dijo Mike.
—Se ve bien para mí. Lo limpiaremos luego de arrestarlo.
Acero frío golpeo mis muñecas mientras Bo me colocaba las esposas. Travis se encogió de hombros y articuló “Lo siento” mientras me escoltaban a la patrulla.
—Te sacaré tan pronto como pueda, Cody —Había duda en la voz de Mike. Ambos sabíamos que había poca chance de que tuviese una audiencia justa. De alguna manera, Baker encontraría a alguien en El Dixie que dijese que yo comencé la pelea, ya que era la verdad. Él probablemente también haría que el juez pusiese una fianza tan alta que Mike no sería capaz de juntar la plata…no es que alguna vez fuese a dejar que gastase un peso de su plata para sacarme. Solo esperaba que no tuviese que quedarme en prisión por mucho tiempo.
—No te preocupes por mí. ¡Cuida de Cassie! —Grité mientras Bo me metía en su patrulla y cerraba la puerta de un portazo.
A través de la ventana cubierta de polvo, vi como Bo ayudaba a Seth y Dillon a subir al auto de Baker. Seth hacia una mueca con cada paso que daba. En ese momento, me sentí un poco satisfecho.
El sentimiento desapareció cuando pensé en Cassie. Me apoye en el asiento, exhausto. Mientras Bo conducía en silencio hacia la prisión del condado, el remordimiento me golpeó. No por lo que le hice a Seth y sus hermanos. Ellos merecían lo que les di y más. Mi único arrepentimiento era que no iba a poder estar ahí para Cassie. Y recé porque ella me perdonase por no estar ahí para ella cuando más me necesitaba.

Capítulo 3
Cassie
La sombra de Seth se cernía sobre mí. Él estaba aquí. ¡Seth todavía estaba aquí!
—Aléjate de mí —Mi voz era un susurro frenético.
El aliento caliente de Seth golpeaba mi cara. Gemí, luchando para liberarme. ¡No! No otra vez. No lo sobreviviré.
La risa de Dillon y Chase hacía eco en la habitación.
El cuerpo transpirado de Seth presionado sobre mí. Luego sentí a alguien tirando de mis brazos.
—¡No! —Me retorcí, respirando en cortos y dolorosos borbotones. Yo estaba en mi habitación. Estaba vacía.
Presionando mis palmas sobre mi cara, trate de borrar el recuerdo de lo que me había hecho Seth. Todavía podía sentir la manera en que sus manos y sus labios trepaban sobre mi cuerpo. Su colonia barata y su transpiración se aferraron a mí. ¿Por qué todavía podía olerlo? Necesitaba tomar una ducha para lavar su olor, para olvidar.
Con esfuerzo forzado, me senté y todo comenzó a girar. Hice una pausa, esperando que la habitación dejase de girar. Cuando finalmente me paré, no había sensación en mis piernas. Era como si no hubiese nada manteniéndome parada, y caí al piso.
—Chile, ¿estás bien ahí dentro? —El golpeteo del bastón de Willa Mae sonó desde la otra habitación.
Una sombra oscura se deslizo dentro de la habitación. Manos callosas tocaron mis brazos. Grité.
No era un sueño. ¡Seth está de vuelta! ¡Él volvió!
—¡No me toques! —Mi mano amoratada golpeó su pecho musculoso. Luché contra la piedra inamovible que me abrazó, desesperada por escapar. Un par de crueles ojos grises me miraron hambrientos. Me golpeé contra él, arañé el rostro ensombrecido, desesperada por escapar.
—Cassie soy yo —Los brazos de la voz aflojaron su agarre.
—¡Aléjate de mí! —Traté desesperadamente de escapar de la sombra, pero mis piernas no se movían.
—Soy yo. Mike. Cariño, mírame —Una mano me alcanzó, tocando mi mejilla. Lloriqueé.
—Está bien, Chile. Estas a salvo ahora —Hubo un clic y la luz inundó el dormitorio. Junto al interruptor de la luz estaba Willa Mae.
Parpadeé, y la sombra desapareció, reemplazada por ojos azules amables.
—¿Mike? —Rompí en llanto.
—Shh, todo está bien ahora. Nosotros te vamos a cuidar —dijo él— Déjame ayudarte a levantarte. ¿Puedo poner mi brazo alrededor de tu cintura para que te apoyes en mí?
Asentí con la cabeza.
Él me estudió, midiendo mi reacción mientras lentamente colocaba su brazo alrededor de mi cintura. Agarrándolo por el hombro, cojeé hasta la cama, haciendo una mueca ante las mil agujas que pinchaban mis piernas al despertar.
Mike se tomó su tiempo para ponerme cómoda, colocando un par de almohadas detrás de mi cabeza. Él me miró, con la cara arrugada por la preocupación. Sus ojos se detuvieron cuando tomaron mis brazos y mis muslos. Tragó saliva a la vista.
—Necesitamos llevarte a un hospital —Se atragantó.
Eché un vistazo a las marcas rojas con forma de huellas de manos en mis brazos y piernas. Había una delgada línea de sangre seca que viajaba por mi muslo interno hasta mi rodilla.
Mi cara se puso caliente de vergüenza. Rápidamente, alcancé la sábana, tirándola sobre las piernas que parecían estar siendo usadas como un saco de boxeo. Los movimientos me hicieron estremecer de nuevo. Incluso mi cara dolía.
Me volví hacia el gran espejo del tocador y respiré por lo que vi. No reconocí los asustados ojos marrones que me devolvían la mirada. Con dedos temblorosos y manchados de sangre, toqué los verdugones rojos de mis mejillas y mis labios hinchados y magullados. Estaban hinchados y tiernos.
—Chile, vamos a llevarte al hospital. Necesitas un médico —Dijo Willa Mae con una expresión de dolor en su cara.
Me resistí. No podía dejar que nadie me viera así. Ellos sabrían. Sabrían lo que Seth me había hecho
—No. Yo…Solo necesito ayuda para meterme en la cama. Estaré bien. Quiero estar limpia antes de que Cody vuelva a casa y me vea así.
Willa Mae y Mike se miraron, la tensión estaba escrita por todas sus caras.
—¿Qué pasa? ¿Dónde está Cody?
—¿No lo recuerdas? Él estuvo aquí. Él te trajo a la cama y… —Los ojos de Willa Mae miraron para otro lado, evitando los mios— Y luego se fue.
Una tenue imagen de Cody meciéndome en sus brazos pasó por mi mente. Oh no, él me vio así
—No —gruñí, empujándome fuera de la cama. Me balanceé cuando la habitación giró—Tenemos que detener a Cody. Mike, tenemos que encontrarlo.
Mike suavemente colocó una mano sobre mi hombro, impidiéndome caer nuevamente al piso. —Es demasiado tarde. Se metió en una pelea con los Bakers en El Dixie. Él está bien —dijo rápidamente cuando vio mi cara palidecer— Él no estaba herido. Pero el sheriff lo encerró.
—Oh Cody, no —sollocé. Él rompió la promesa a su padre por mí. Y ahora mira dónde estaba, en prisión justo como su padre lo había estado. —Es mi culpa. Es toda mi culpa.
—Ya, no pienses así —Dijo Willa Mae con un bufido— No es la culpa de nadie pero la de esos demonios que pusieron sus manos sobre ti.
—Willa Mae tiene razón —dijo Mike— Lo último que me dijo Cody fue que te cuidara. Necesitamos llevarte a un hospital.
—Yo…No puedo —Miré mi reflejo en el espejo otra vez. No había manera de esconder los moretones. La gente sabría lo que me paso.
La cara de Willa Mae se suavizó. Sentándose en la punta de la cama, ella dijo —Voy a estar ahí para ti cada paso del camino, y también lo estará Mike. No vamos a dejar que nadie te lastime.
—Así es —dijo él— Por favor ve…por Cody.
Cerré mis ojos, lágrimas calientes rodaban por mis mejillas. —Está bien, por Cody.

Capítulo 4
Cassie
El aire frio golpeó mi cara mientras entraba al hospital del condado con Willa Mae a mi lado. Mis ojos se pasearon por el área de recepción.
Dos ancianas estaban sentadas en un par de asientos sobre la pared color beige. Una de ellas me miro por sobre sus anteojos. Ella presiono sus labios y luego se inclinó para susurrar algo en el oído de su vecina.
Ellas lo saben. Me di vuelta, avergonzada.
—Sientate aquí, Chile. Traeré a alguien para que te atienda —Willa Mae señaló un asiento vacío al lado de esas dos ancianas— Mike se sentará contigo una vez que estacione el auto.
—No me dejes —Susurré frenéticamente, tomando su brazo.
—No voy lejos. Solo voy a registrarte. Puedes verme desde donde estas sentada. Esta justo… —Ella miró por sobre mi hombro y jadeó. Su cara generalmente cálida y amistosa se convirtió en un ceño feroz.
—¿Qué quieres decir con que el medico está atendiendo a alguien más?
Mi estómago entró en caída libre al sonido de la voz del Sheriff Baker. Tengo que salir de aquí. Ahora. Luché por moverme, pero fue como si mis pies estuvieran congelados en el piso.
Baker golpeó su puño contra el mostrador sorprendiendo a la chica rubia de fresa detrás de él.
—Mis hijos han estado esperando por más de una hora. ¿Le dijiste al médico que yo estaba preguntando por él?
—Lo-Lo-Lo siento, sheriff. Me asegurare de que sepa específicamente que usted preguntó por él. La chica se apresuró mientras buscaba a tientas, tomando el auricular del teléfono.
—Deberías haber hecho eso en primer lugar —gruño— Volveré en un par de horas para recogerlos. Será mejor que estén listos —Se quitó el sombrero de fieltro marrón del mostrador, se volvió y se detuvo en seco frente a mí.
Observé con horror cómo sus ojos grises, muy parecidos a los de Seth, recorrían mi cuerpo, observando mis cortes y moretones. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, se redujeron a una mirada acusadora y fría.
Crucé mis brazos sobre mi pecho protectoramente, deseando poder desaparecer. Willa Mae me acercó a ella, envolviéndome con un brazo reconfortante. —Estás a salvo, Chile. No te preocupes por él.
El sheriff fulminó con la mirada a Willa Mae, sus ojos de acero. Después de un momento, sacó sus gafas de sol, reemplazando su mirada con lentes brillantes y espejados que cubrían la mitad de su rostro.
—Quiero ir a casa —Lloriqueé.
—No hay nada de lo que temer —no cuando tienes la verdad de tu lado —Poniéndose en frente de mí, ella sacó su mentón como si lo desafiara a decir algo.
Los labios de Baker se apretaron en una fina línea. Él gruñó y paso por nuestro lado sin decir ni una palabra.
—Señora Williams, ¿qué está…oh Dios mio, ¡Cassie! —Emma Dawson, una pequeña mujer con cabello.
Rubio sedoso se puso un gorro de enfermera y se apresuró por el corredor. Su uniforme impecable crujió mientras se movía.
—Emma, sí que estoy contenta de verte hoy. Gracias, Señor —dijo Willa Mae.
Emma beso su mejilla y luego se volvió a mí. —Cassie, vamos a ingresarte así te puede ver el médico.
—No —dije, mi voz era casi un susurro.
Seth estaba aquí. Él vendría tras de mi si se enteraba que yo estaba aquí también. Miré la entrada, rogándole a mis pies que se moviesen.
—No entiendo —Los ojos de zafiro de Emma saltaron de mí hacia Willa Mae, inquisitivamente.
—Ella estaría más cómoda si tú la chequeas —Dijo Willa Mae— Tal vez en algún lugar alejada de los otros pacientes.
—Hoy no tenemos muchos pacientes aquí, solo los muchachos del sheriff —Los ojos de Emma se abrieron de par en par al darse cuenta— Oh. Por supuesto, me ocuparé de esto yo misma. ¿Quizás puedas completar la documentación?
—Haré eso —Mike se apresuró al lobby, agitado. —¿Ustedes dos están bien? Vi al sheriff yéndose.
—Estamos bien. Emma se ocupara de nosotras —Dijo Willa Mae.
Mike se volvió hacia Emma, mirándola tímidamente. —Gracias, señora.
—No es ningún problema. Vaya al mostrador de la recepción y Tammy le dara los formularios necesarios para llenar —Ella bajo su voz y se acercó a él— Cuando terminemos, sacaré a Cassie usando la entrada del costado, asi no se cruzará con ellos.
Él asintió con entendimiento. —Estaré esperando.

Capítulo 5
Cassie
Toqué el paño áspero, azul pálido de la bata del examen que estaba usando mientras estudiaba la habitación. Era una sala de examen típica. La última vez que había estado en una fue hace unos años cuando tuve gripe. Había una pequeña mesa de examen negra cubierta con sábanas blancas en el centro. Una silla plegable se sentaba en la esquina junto a una pequeña mesa auxiliar con una pila de revistas. Títulos y carteles colgaban en la pared. Extendí la mano para tocar uno de ellos. Mi dedo se arrastró a lo largo del diagrama de la trompa de Falopio mientras se curvaba hacia el útero y bajaba por el cuello uterino.
Hubo un suave golpe en la puerta. —Cassie, ¿estás lista? —La voz apagada de Emma, venía del otro lado.
Entre en pánico, apretando el material fino en mi cuerpo desnudo. —Vete.
La puerta se abrió y Willa Mae metió su cabeza dentro. —Emma te cuidara bien. Por favor déjala ayudar.
—Ella sabrá lo que pasó. Ella va a pensar que yo merecía esto —Me senté en el piso, poniendo mis rodillas en mi pecho. —Probablemente lo merecía.
Dejé caer mi cabeza y la cubrí con mis brazos, tratando de hacerme tan pequeña como podía.
Quería desaparecer.
—No hables así. Nadie merece lo que te pasó —Willa Mae entró en la habitación y arrastro una silla a mi lado. Una mano cálida acaricio la parte superior de mi cabeza.
—Emma es una buena enfermera. Sé que te ayudará. Recuerda, dijiste que harías esto por Cody. Pero es más importante que hagas esto por ti misma.
Mire a los ojos amorosos de Willa Mae. No había juicio en ellos en absoluto.
—¿Te quedaras conmigo?
—Si eso es lo que tú quieres.
—Lo es.
—Muy bien entonces. Vamos a ponerte en la mesa examinadora. Señor, ¿por qué hacen estas malditas sillas tan incomodas? —La silla chirrió cuando ella se levantó— Emma ya puedes entrar.
Emma se deslizó dentro de la habitación, sonriendo cálidamente. Incluso a través de sus ojos era amable y Willa Mae dijo que podía confiar en ella, en el momento en que me tocó, me quedé aturdida. Apenas lo sentí cuando Willa Mae tomó mi mano en la de ella. Estaba en la niebla cuando la suave voz de Emma me explicó lo que estaba haciendo. Intrépidamente seguí sus instrucciones: respiré hondo mientras el metal frío se colocaba en mi pecho y luego hacia atrás; tragando mientras fríos dedos se apretaban contra mi garganta; tumbarse mientras los dedos tocaban suavemente mi abdomen, sondeando.
Emma me miró disculpándose mientras sacaba dos barras de metal de un lado de la cama. Me preparé mientras colocaba suavemente mis piernas sobre los estribos cubiertos de calcetines.
Luego todo se volvió negro.
Y música suave se filtró en la habitación.
La sala de examinación desapareció y me encontré parada en el medio del gimnasio de la escuela secundaria. Parpadeé, confundida. Bajé la vista y un largo vestido rosa sin tirantes reemplazó la triste bata de examen. Toqué la cinta rosada y sedosa atada a mi cintura y luego moví mis manos sobre el encaje que cubría el vestido ondulante. Y lo recordé. Fue mi vestido de fiesta de graduación.
Las voces llenaron el gimnasio y vi a mis compañeros de escuela bailando. Nic hizo girar a Mandi, su vestido rojo ondeando mientras se movía. Luego chilló cuando Nic la sumergió. La música cambió a un vals country. Fue mi canción favorita de Anne Murray. Era el mismo al que Cody y yo bailamos bajo la lluvia.
Alguien toco mi hombro, y una voz de barítono susurró en mi oído. —Señorita, ¿me permite este baile?
Me giré para ver a Cody con esa sonrisa ladeada, destellos de hoyuelos. Su palma estaba hacia arriba, invitándome a tomar su mano.
Miré con asombro al verlo. Era impresionantemente guapo con su esmoquin. Su cabello estaba peinado hacia atrás, haciendo que su castaño claro fuera oscuro y brillante. Y sus ojos…esos hermosos ojos, que paraban corazones, me miraron como si fuera la única persona en la habitación. Podría ahogarme en ellos para siempre.
—Por el resto de mi vida —dije sin aliento, colocando mi mano sobre la suya.
Nos deslizamos con la música. Con cada paso, me acercaba más a él. Antes de darme cuenta, mi mejilla se presionó contra su pecho. Inhalé su delicioso aroma a almizcle y cuero. Mi corazón se aceleró cuando su mano se deslizó por mi espalda y se enredó en mi cabello. Sonreí ante el sonido de su corazón golpeando violentamente contra su pecho. Los labios suaves presionaron mi cabeza y suspiré, deseando poder estar así para siempre.
Su pecho vibró mientras tarareaba junto con la canción. Bailar con él fue magia. No había otro lugar en el que prefiriese estar que en sus fuertes brazos, viéndolo delirantemente feliz y cantando en clave. Él era todo lo que necesitaba. Él era mi piedra.

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