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Las aventuras del dragonesa Centella
Irene Eley
Había una vez una pequeña y adorable dragonesa llamada Centella. Era conocida por su corazón amable y su deseo de explorar el mundo. Centella vivía en un pequeño bosque rodeado de árboles altos y flores coloridas. Aunque siempre se había sentido feliz en su hogar, comenzó a soñar con aventuras más allá de los límites del bosque.

Las aventuras del dragonesa Centella

Irene Eley

Illustrator Letarica

© Irene Eley, 2024
© Letarica, illustrations, 2024

ISBN 978-5-0062-7672-7
Created with Ridero smart publishing system



Capítulo 1: El comienzo del viaje de Centella
Había una vez una pequeña y adorable dragonesa llamada Centella. Era conocida por su corazón amable y su deseo de explorar el mundo. Centella vivía en un pequeño bosque rodeado de árboles altos y flores coloridas. Aunque siempre se había sentido feliz en su hogar, comenzó a soñar con aventuras más allá de los límites del bosque.

Un día, mientras observaba el sol brillar a través de las hojas de los árboles, Centella decidió que era hora de emprender un viaje para ver las maravillas de la naturaleza. Quería presenciar la belleza de los paisajes y experimentar la magia que se escondía más allá de su hogar. Con su mochila llena de provisiones y su corazón lleno de emoción, Centella se preparó para su gran aventura.

El primer destino en su lista era un majestuoso río que fluía a través de un exuberante valle. Centella había escuchado historias sobre la pureza de sus aguas y los colores vibrantes de las flores que crecían a lo largo de sus orillas. Estaba ansiosa por verlo con sus propios ojos.

Mientras volaba sobre los árboles, Centella notó cómo el paisaje cambiaba gradualmente. Los tonos verdes del bosque se mezclaban con los azules y dorados del cielo, creando una paleta de colores que parecía sacada de un sueño. A medida que se acercaba al valle, el sonido del agua se hizo más fuerte y Centella pudo sentir la brisa fresca acariciar su rostro.

Cuando finalmente llegó al río, quedó maravillada. Las aguas cristalinas fluían suavemente, reflejando el resplandor del sol. Las flores, de todos los colores imaginables, bailaban al ritmo de la corriente. Centella se sentó en la orilla y observó cómo los peces nadaban con gracia y los pájaros cantaban en los árboles cercanos.

La dragonesa cerró los ojos y respiró profundamente, llenando sus pulmones con el aire puro y perfumado del valle. Podía sentir la energía de la naturaleza a su alrededor y una sensación de paz invadió su corazón. Este era solo el comienzo de su viaje, pero Centella ya sabía que cada paso sería una oportunidad para descubrir la belleza del mundo.

Después de pasar un tiempo disfrutando del río y su entorno mágico, Centella se levantó y continuó su viaje. Sabía que había muchos más lugares por explorar y estaba emocionada por lo que vendría a continuación. Con cada paso que daba, Centella se acercaba más a las maravillas de la naturaleza y a la realización de su sueño de descubrir la belleza del mundo.

Así, con su corazón lleno de curiosidad y sus alas listas para volar, Centella continuó su viaje, lista para enfrentar cualquier desafío que se le presentara en el camino.



Capítulo 2: En busca de los majestuosos cascadas
Después de despedirse del hermoso valle y el río, Centella se adentró en las montañas en busca de su siguiente aventura: los majestuosos cascadas. Había escuchado historias sobre su magnificencia y su poder para cautivar a cualquiera que los contemplara.

Siguiendo una antigua senda que serpenteaba por las montañas, Centella se encontró rodeada de árboles altos y rocas imponentes. El aire se volvió más fresco y lleno de vida a medida que ascendía por la empinada pendiente. Cada paso era un desafío, pero Centella estaba decidida a llegar a su destino.

A medida que avanzaba, el sonido del agua se hizo cada vez más fuerte y emocionante. Centella sabía que estaba cerca. Finalmente, después de horas de caminar, llegó a un claro en el bosque y vio ante ella una vista impresionante: una serie de cascadas que caían con fuerza desde lo alto de la montaña.

El agua caía en cascada sobre las rocas, creando un espectáculo de colores y sonidos. Centella se acercó cautelosamente y se paró al borde del primer salto de agua. El rocío fresco salpicó su rostro mientras observaba maravillada cómo el agua caía con gracia y se convertía en espuma blanca en el fondo.

Centella continuó siguiendo el sendero, explorando cada cascada con asombro. Algunas eran pequeñas y delicadas, mientras que otras eran enormes y poderosas. Cada una tenía su propia belleza única y Centella se sentía agradecida de poder presenciarla.

Después de un tiempo, Centella encontró una pequeña cueva detrás de una de las cascadas. Decidió entrar y descansar un poco, disfrutando del sonido ensordecedor del agua cayendo justo afuera. En la cueva, Centella encontró un arco iris que se formaba a partir del rocío que salpicaba de la cascada. Era como si la magia del lugar se hubiera concentrado en ese pequeño rincón.

Sentada en la cueva, Centella reflexionó sobre su viaje hasta ahora. Había visto la belleza del valle y la majestuosidad de las cascadas, y se sentía agradecida por cada experiencia. Sabía que aún quedaban muchas maravillas por descubrir y estaba emocionada por lo que vendría a continuación.

Después de descansar y recargar energías, Centella decidió continuar su viaje. Se despidió de las cascadas con gratitud y determinación en su corazón. A medida que avanzaba por el sendero, sabía que cada paso la llevaría más cerca de su sueño de descubrir la belleza del mundo y vivir aventuras inolvidables.

Y así, con el sonido del agua aún resonando en sus oídos, Centella continuó su viaje por las montañas, lista para enfrentar los desafíos y emociones que le esperaban en su camino hacia nuevas maravillas.



Capítulo 3: El arco iris en las montañas
Mientras Centella continuaba su viaje por la senda de las montañas, se encontró con un espectáculo sorprendente: un arco iris brillante y colorido que se extendía sobre el cielo. Nunca antes había presenciado algo tan maravilloso y se detuvo en seco para admirarlo.

El arco iris parecía flotar en el aire, sus colores vibrantes contrastaban con el fondo azul del cielo. Centella se sintió atraída por su belleza y decidió seguir el arco iris para ver adónde la llevaría.

Con cada paso que daba, el arco iris parecía moverse un poco más lejos. Centella caminó con determinación, siguiendo el rastro de colores mientras ascendía por las montañas. A medida que avanzaba, el arco iris parecía acercarse un poco más, como si estuviera guiándola hacia algo especial.

Finalmente, después de un largo camino, Centella llegó a una pequeña meseta en la cima de la montaña. Allí, justo en frente de ella, estaba el final del arco iris. Centella se quedó sin aliento al ver cómo los colores del arco iris se reflejaban en un pequeño lago cristalino.

El lago brillaba con tonos de rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Era como si los colores del arco iris se hubieran fundido con el agua para crear una obra maestra natural. Centella se acercó cautelosamente al borde del lago y vio cómo los reflejos de los colores danzaban en la superficie.

Se arrodilló junto al lago y sumergió sus dedos en el agua. El líquido fresco y claro envolvió sus manos mientras Centella sonreía de alegría. Era un momento mágico, como si el arco iris hubiera aparecido solo para ella, como un regalo de la naturaleza.

Centella se quedó allí por un tiempo, disfrutando de la paz y la serenidad del lugar. Sabía que este encuentro con el arco iris era algo especial y significativo. Le recordó la belleza y la diversidad del mundo que la rodeaba, y la importancia de seguir buscando nuevas maravillas.

Después de un rato, Centella se levantó y se despidió del lago y del arco iris con gratitud en su corazón. Sabía que tenía que continuar su viaje y descubrir más tesoros escondidos en las montañas.

Con el arco iris aún brillando en su memoria, Centella continuó su camino, llena de emoción y anticipación por las aventuras que le esperaban. Sabía que cada paso la llevaría más cerca de su objetivo de explorar el mundo y encontrar la belleza en cada rincón. Y así, con el arco iris como guía, Centella siguió adelante, lista para descubrir nuevas maravillas en su viaje por las montañas.



Capítulo 4: La belleza del cielo estrellado
Mientras Centella continuaba su viaje por las montañas, la noche comenzó a caer y el cielo se llenó de estrellas. Centella se detuvo para descansar y miró hacia arriba, maravillada por la belleza del cielo estrellado.

Las estrellas brillaban intensamente en la oscuridad, creando un espectáculo celestial. Centella se sintió pequeña en comparación con la inmensidad del universo, pero también se sintió conectada con algo más grande que ella misma.

Mientras observaba el cielo, Centella comenzó a reconocer las formas familiares de las constelaciones. Vio la Osa Mayor, con sus siete estrellas brillantes que formaban una especie de cazo. También vio a Orión, con sus tres estrellas en el cinturón y su espada colgando de él.

Cada constelación tenía su propia historia y significado, y Centella se sintió atraída por ellas. Se imaginó a sí misma como una exploradora del cielo, descubriendo nuevas constelaciones y creando sus propias historias.

Centella se acostó en el suelo y se dejó envolver por la belleza del cielo estrellado. Las estrellas parecían bailar en el horizonte, parpadeando y brillando con una luz mágica. Era como si el universo estuviera tratando de comunicarse con ella, susurrándole secretos y misterios.

En ese momento, Centella sintió una profunda sensación de paz y asombro. Se dio cuenta de lo vasto y maravilloso que era el mundo, y de cuántas cosas aún quedaban por descubrir. Se prometió a sí misma que seguiría explorando y buscando nuevas maravillas, tanto en el cielo como en la tierra.

Después de un tiempo, Centella se levantó y continuó su viaje, llevando consigo la imagen del cielo estrellado en su corazón. Sabía que cada noche, cuando mirara al cielo, recordaría la belleza de las estrellas en las montañas y se sentiría inspirada para seguir adelante.

Y así, con el cielo estrellado como su guía, Centella siguió explorando las montañas, lista para descubrir más tesoros ocultos y maravillas en su viaje. Sabía que había mucho más por ver y experimentar, y estaba emocionada por lo que le deparaba el futuro.



Capítulo 5: El toque de las nubes
Mientras Centella seguía su camino por las montañas, un día se encontró con una escena que la dejó sin aliento. Justo delante de ella, a poca distancia, había una densa capa de nubes que parecían tan cercanas que podía casi tocarlas.

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