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Hades Online: S?cubo
ITSIOS ALEX
Nac? en el mundo del juego virtual de Elysium. ?Ahora he sido expulsado al mundo real para luchar y morir! Me llamo Zephyros y he pasado toda mi vida dentro de un asombroso mundo de juego virtual, pero cuando hacke el servidor del mainframe, el Supervisor me sentenci al mundo real, donde ahora se me ordena sacrificar mi nueva y muy mortal vida por el cielo que me expuls. El mundo real es mucho ms horroroso y loco de lo que jams podr?a haber esperado, ya que la guerra que he sido enviado a luchar es contra criaturas fantsticas y demonios y el cuerpo humano que me han colocado es dif?cil de soportar, dada la forma en que sufre las agon?as de su existencia mortal. Por otro lado, este nuevo cuerpo m?o tambin ofrece incre?bles placeres con una intensidad que nunca hab?a imaginado que fuera posible. As? que no slo he podido reunir un equipo de mujeres guerreras guapas y sexys, sino que he encontrado a la chica de mis sue?os y es una s?cubo ardiente. El problema es que ella es el enemigo y si quiero recuperar la esperanza de subir de nivel lo suficiente para volver a mi mundo de juego, ?debo matarla! As? que me encuentro desgarrado. Haz lo que se me ordena y mata al enemigo para tener la oportunidad de recuperar la cmoda inmortalidad que mi mundo virtual me ofreci una vez? ?O traiciono a mi equipo de bellas y lujuriosas guerreras por la apasionante demonio que me ha llevado a las alturas del xtasis que ahora s que slo se puede experimentar con mi cuerpo humano, aunque tomar esa decisin probablemente suponga mi perdicin? Advertencia: La novela contiene escenas expl?citas de sexo, un harn, situaciones adultas, elementos de luz gamelit / litRPG, violencia grfica, escenas alucinantes, un s?cubo lujurioso y mujeres calientes chisporroteantes. Ests advertido, ?lee bajo tu propio riesgo!


HADES ONLINE: S?CUBO
UN FANTSTICO HARN LITRPG. VOLUMEN 1
Escrito por ALEX A. ITSIOS y A. A. ROI
JEFE DE EDITORES: CHARLES HEBERT
TRADUCTOR: ZionXVI
Copyright 2019, Alex A. Itsios
Todos los derechos reservados. Este libro o cualquier porcin del mismo no puede ser reproducido o utilizado de ninguna manera sin el permiso expreso por escrito del autor, excepto para el uso de breves citas en una rese?a de libro.
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TABLA DE CONTENIDO
CAP?TULO 1 (#ulink_a5547042-406b-5663-aa41-b3b2e80d9475)
CAP?TULO 2 (#ulink_2e2f8149-9941-5683-81ff-d46120b52672)
CAP?TULO 3 (#ulink_3f368b8b-f5fb-555c-8243-863d2ba8a347)
CAP?TULO 4 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 5 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 6 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 7 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 8 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 9 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 10 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 11 (#litres_trial_promo)
CAP?TULO 12 (#litres_trial_promo)
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CAP?TULO 1
? ?Soy Zephyros y estoy realmente jodido! Arruin toda mi vida virtual cuando intent hackear el servidor del mainframe de El?seo, el mundo de los juegos virtuales en el que vivo desde que nac?. Ahora, Rhadamanthus, el supervisor de El?seo, me est desterrando al mundo real, un lugar del que slo he o?do hablar en historias y mitos.
?Apelo el veredicto, ?exijo, mi avatar base de pie en el lugar del acusado, despojado de todo lo que he construido en l a lo largo de mi vida salvo por la ropa que llevo puesta.
De acuerdo con lo que yo pensaba que eran las reglas, yo, como jugador de Nivel 21, tengo este derecho (o pensaba que lo ten?a).
?Apelacin denegada, mi juez, jurado y verdugo retumba en el vasto y vac?o saln de juicios gris.
Se supone que los juicios como este permiten la asistencia, pero eso tambin ha sido negado. Parece que tengo ms razn de lo que imaginaba sobre lo que est mal en El?seo. Pero nada de eso importa ya.
?Tu sentencia comenzar inmediatamente, la gran figura vestida con un brillo rojo con forma de rostro, golpea el suelo con su bastn de justicia. As? como as?, todo me es arrebatado en un instante; mi familia, mis amigos, mis rivales, mi novia...
De repente estoy en otra parte, y me veo obligado a gritar.
El castigo por mi crimen est empezando a ser bastante duro. Acabo de ser condenado y el Juez del El?seo me ha trasladado junto con lo que parecen ser muchos otros delincuentes -tanto hombres como mujeres a los Campos de Duelo. Este es un lugar para aquellos que han cometido grandes cr?menes o han desperdiciado sus vidas en El?seo. Yo, al igual que los dems que veo a mi alrededor, he sido despojado a?n ms, nuestros avatares ahora desnudos, pero por un temporizador fundido a cada una de nuestras mu?ecas, haciendo tictac.
A m? alrededor resuenan los gritos, los estrangulamientos son forzados a salir, los gritos de dolor chillan, y yo me uno a ellos, y con razn.
Hace calor aqu?, agonizando, de una manera que nunca antes hab?a sentido en mi vida virtual. El calor se irradia sobre nosotros como el aliento completo del infierno desatado. A mi alrededor hay un desierto amarillo y abrasador, tan caliente que el aire brilla en los duros rayos de un sol tan intenso que hasta mirar hacia arriba es cegador. El aire caliente del horno quema nuestros pulmones, mientras que el calor penetrante asa la carne desnuda de nuestro avatar hasta el punto de que ya puedo o?r el m?o chisporrotear. La agon?a es intensa, mucho peor de lo que he experimentado antes, y definitivamente no est a un nivel permitido en el El?seo. Por mucho que lo ordene, no puede ser apagado.
? ?Ah?, agua, por favor! vienen los gritos de mis compa?eros delincuentes, compa?eros v?ctimas.
Ahora vemos ante nosotros un r?o poco profundo a poca distancia. Mis compa?eros de infortunio y yo inmediatamente buscamos all? el consuelo que debe ser capaz de proporcionar a nuestros malditos avatares. Me contengo. Soy castigado severamente por mi reticencia, mientras que los dems sorben desesperadamente el agua y la salpican sobre sus humeantes cuerpos. La sensacin de ardor en mi garganta se agrava cada vez ms cuando miro fijamente el agua fresca que fluye justo debajo de mis ojos, mientras me agacho a cuatro patas sobre ella, escuchando los gritos y los suspiros de alivio a mi alrededor mientras todos los dems participan de ella. Mi espalda ahora se siente como si estuviera en llamas.
?No! Que se jodan, que se joda la Supervisin del El?seo; no beber ni una sola gota de esa agua ni me sumergir en ella, por mucho que sepa que la saborear, por mucho que me tueste vivo. Dejen que la saliva espesa se acumule dentro de mi boca, dejen que mi carne se marchite. No tomar ning?n falso consuelo o compasin con la que mis torturadores se burlan de nosotros.
Mi dolor amplifica la cuenta atrs que ahora llena mis conocimientos para la natacin. El temporizador en mi mu?eca hace tictac como si fuera una bomba a punto de estallar, cada vez ms fuerte. Una vez que se detenga, me han dicho que ser desterrado a un mundo llamado Tierra, y no puedo hacer nada para detenerlo o disminuir su velocidad, o incluso acelerarla para detener la agon?a que estoy experimentando. Es indestructible y est fusionado a la mu?eca de mi Avatar. Como los otros ahora en las aguas, solo tengo que esperar aqu? hasta que nuestros nuevos avatares, llamados "cuerpos", sean creados. Una vez que estn listos, seremos enviados de la rbita y tra?dos a la Tierra, nuestro nuevo hogar. Eso es todo lo que nos han dicho. No voy a mentir. El miedo me posee ahora mismo tanto como el dolor. El reloj se detiene, terminando mi agon?a, pero aumentando mi terror de lo que ms est esperando. Mi hora ha llegado...
Pierdo el conocimiento y todo se pone oscuro.
No puedo decir cunto tiempo est transcurriendo ahora. Ya no puedo sentir nada, pero eso tambin significa que no hay dolor por haber sido quemado vivo, as? que no todo es malo. Un escalofr?o comienza a recorrer en mi conciencia y luego una navega en ella una balsa de sensaciones desconocidas. Abro los ojos y me encuentro tumbado en una superficie fr?a e inquebrantable, pero siento como si estuviera en estado de emergencia. Algo golpea rpida y duramente dentro de mi pecho y hay una sensacin extra?a en mi cabeza, dif?cil de describir, una pesadez incmoda, como si hubiera rocas ah?. Creo que he o?do hablar de esto en alguna parte, tal vez en un juego histrico. S?, he o?do que los cuerpos reales sienten sensaciones y dolores diferentes a los que sentimos en el El?seo, sufren mucho ms y sienten otras cosas mucho ms profundamente. Lo que est en mi pecho debe ser mi corazn que late. Las rocas en mi crneo deben ser la sensacin que se llama dolor de cabeza. No estoy completamente seguro, ya que es la primera vez que siento tal sensacin. A m? alrededor empiezo a o?r gemidos.
Hay algo de luz, aunque parece parpadear. Empiezo a levantarme hasta sentarme, y me concentro en mi entorno. Es una especie de cmara de estilo medieval, con paredes de piedra, iluminada por velas colocadas a lo largo de las paredes. Me doy cuenta de dnde vienen los gemidos. Varios otros se estn despertando a mi alrededor tambin, y como yo, estn todos vestidos con cortas t?nicas blancas. Comparados con los avatares que alguna vez usamos en El?seo, incluso en nuestras formas base estos "cuerpos" que tenemos son bastante similares en tama?o y forma e incluso en color, algunos un poco ms grandes, otros un poco ms peque?os, todos de color plido a marrn claro en el tono de la piel, el pelo va de blanco al negro, con predominio del marrn, rojo y rubio. Esto no se acerca ni siquiera a la amplia gama de tama?os y dise?os que los avatares son capaces de hacer.
Qu aburrido.
Por el lado positivo, hay algunas mujeres entre los hombres a las que identifico fcilmente como sexys. Pero no tengo ni idea de dnde hemos acabado todos ahora, por lo cual puedo decir son cuerpos tan incmodos para todos como el m?o me parece.
Trato de pararme con esfuerzo y lo hago de forma inestable. Todo el lugar emite una vibracin de edad visceral, y el aire es h?medo y mohoso. No pertenece al mundo virtual con el que estoy familiarizado; el mundo que conoc?. El suelo spero me raspa la piel cuando me pongo de pie. No hay vibracin en nada, ni siquiera en mis compa?eros. Me encuentro con la mirada de una de las mujeres que estn cerca de m?, inexpresiva, confundida, como si casi no hubiera nadie.
?Esto es todo? ?Es este el mundo real en el que estamos destinados a vivir toda nuestra vida a partir de ahora?
?La primera impresin? Este lugar apesta. Y la gente tambin, as? parece.
?Dnde estoy? pregunta de repente la chica guapa y pechugona de pelo largo y negro que est a mi lado. Se est sosteniendo y temblando mientras vuelve a mirarse a s? misma y a la cmara.
Otros son ms agresivos, vocales, temerosos, preocupados.
?Qu es este lugar? No puedo recordar cmo llegu aqu?. ?Qu es lo que est pasando? ?Lo ?nico que s es mi nombre! Un hombre al otro lado de la cmara grita, su voz resonando en las paredes.
No recuerdo nada. Lo ?ltimo que recuerdo es beber agua de un r?o, dice una mujer que est ms all de la multitud.
?Qu? ?No se acuerdan? ?Soy la ?nica que se acuerda? ?O bien El?seo, la condena, o la sentencia?
Yo tambin recuerdo haber bebido agua de un r?o, dice otra.
Cada vez ms gente se despierta y se pone de pie. Me doy cuenta de que somos muchos, tal vez cincuenta o as?. Todos estn en el mismo estado de amnesia y lo ?nico que recuerdan es beber agua del r?o, que ahora me doy cuenta que debe haber sido el r?o Leteo. Eso significa que toda esta gente son los otros delincuentes, criminales convictos cuyos avatares estaban conmigo en los Campos de Duelo. Y sus recuerdos han sido borrados por ello. Se hace ms claro que yo podr?a ser el ?nico que recuerda mi vida pasada, la condena penal, El?seo, quin soy, quin era. Me doy cuenta de que deber?a callarme la lengua sobre todo eso hasta que sepa ms. Se supone que no debemos recordar quines somos, de dnde venimos. Ahora lo entiendo.
Y estoy otra vez lleno de temor sobre la razn del porqu.

CAP?TULO 2
Aunque mi temor es de corta duracin. En lugar de so?ar despierto y recordar el pasado reciente, algunos de los amnsicos encontraron una salida.
Hay un pasillo por aqu?, grita un joven, musculoso y de pelo plateado.
Miro en esa direccin y est claro que hay un hueco en la pared, no lo hab?a notado antes, pero de nuevo, la habitacin no est exactamente bien iluminada.
?Deber?amos seguirlo? Se pregunta una joven pelirroja.
Es una maravilla, incluso considerando que la mayor?a de los cuerpos femeninos aqu? son jvenes y atractivos. Bueno, todos parecen tener cuerpos bsicos jvenes, si no muy diferenciados. Me encuentro excitada, aunque no tan excitada. La pelirroja podr?a cambiar mi opinin.
?Y si no nos movemos? ?Podr?a ser peligroso! Otro tipo se queja, encogindose de hombros en una frustrada trepidacin. ?No quiero morir! ?No s ni siquiera quin soy!
?Quin dijo que vas a morir, idiota? El tipo de pelo plateado lo rega?a. Es un tipo que se hace cargo de las cosas. Esta es la ?nica salida y tiene velas por todas partes. Me voy. S?gueme si quieres. O qudate aqu? para lloriquear todo lo que quieras. Si tuviramos que morir, ya estar?amos muertos.
?Ya voy! La pelirroja declara con decisin.
Decido que me gusta mucho, y el tono de su pelo, como el de una llama, destaca entre la monoton?a de aqu?.
Mientras el hombre de pelo plateado sale de la habitacin, el resto de la manada decide seguirla, aunque muchos de ellos parecen reacios a hacerlo. Espero mi turno mientras ellos se dirigen a travs del estrecho pasillo. As? que, en parte, mi esfuerzo por seguir es lento, pero no se debe slo a ning?n deseo de permanecer en este agujero o al cuello de botella de los amnsicos que tropiezan. Encuentro que mis pasos son un poco descuidados, ya que parece que me est llevando un poco ms de tiempo captar todo el potencial de mi cuerpo que muchos de mis compa?eros. Esto podr?a ser porque mi mente sigue comportndose como si fuera un avatar, supongo, y en realidad no lo es. La morena que est cerca de m? no se est portando mejor. Intento animarla.
No eres la ?nica que intenta averiguar cmo funciona esto, lo intento. ?Cmo te llamas?
India, creo, propone con inseguridad, pero me mira un poco sospechoso en respuesta. ?Dnde crees que estamos?
En alg?n lugar donde no merecemos estar, le digo.
Ella no responde bien a eso; hace una mueca en su cara, y luego se gira para unirse a la manada. Me encog? de hombros y la segu?.
El pasillo es uniforme, sus paredes y el suelo son de piedra gruesa, como la cmara. Incluso las velas se colocan a la misma distancia en cada paso del camino que todos barajamos. El duro suelo permanece fr?o bajo mis pies descalzos. Cada bloque de piedra y la luz parpadeante es tan similar, que es como si pasramos por un bucle, la misma longitud de pasillo una y otra vez. Es un poco surrealista, y quizs una definicin del infierno. Estoy seguro de que por el murmullo y el gru?ido es la misma nocin que todos tenemos. Es bueno que no sea el ?nico que piense as?.
Veo luz adelante, grita nuestro l?der de pelo plateado. ?Creo que es de d?a!
Varios respiros de alivio exclaman al un?sono a m? alrededor y todos deciden acelerar el paso, as? que hay muchos empujones y choques mientras los que estn detrs de m? se esfuerzan por llegar al augurio de la luz. Intento mantenerme firme, y con el tiempo, esa luz augurada aparece delante.
S?, gracias, maravilloso, ?libertad! Son algunos de los comentarios de los que me rodean.
?Dnde estamos ahora? Dice otro.
A pesar de recibirme una cmoda y habituada a expandirse fcilmente luz blanca-griscea, al salir del pasillo, una sensacin siniestra me hace temblar la columna vertebral. De pronto estamos todos fuera, o al menos en alg?n edificio exterior, tal vez un anfiteatro de alg?n tipo, abierto al nublado cielo y con sus columnas rotas que se extienden hacia la luz gris.
Estamos todos ahora en el suelo del teatro que se encuentra en una especie de vasta y antigua ciudad. Edificios y torres de piedra, pasillos elevados o acueductos se extienden en la distancia, desapareciendo de la vista. Es una ciudad primitiva, algo que recuerda a las que sol?a patear cuando jugaba a juegos que me enfrentaban a m? o a los equipos de los que era miembro, luchando contra monstruos m?ticos, dioses malvados y similares. El escenario me hace sentir un poco ms cmodo, aunque no por mucho tiempo.
Seg?n mis clculos, cincuenta y siete almas tambin han hecho este viaje a un mundo desconocido. Miro a mi alrededor y veo otra cosa: una nueva figura de pie en lo alto del teatro, ante un arco oscuro. l es alto, se queda quieto como una estatua dentro de su reluciente armadura, con una gran espada en sus anchos hombros. A primera vista, la figura me recuerda a uno de los jueces en El?seo. Parece un avatar, dado lo ornamentada que es su armadura roja y dorada y que tiene que ser una cabeza ms alta que la ms alta que tenemos entre nosotros.
Cuando la figura se da la vuelta, revelando un rostro de barba gris, de apariencia arrugada y ojos grises penetrantes, decido que tal vez no sea un avatar despus de todo. Tal vez es tan humano como el resto de nosotros ahora.
?Bienvenidos emisarios! l nos retumba con una voz spera y reverberante que me hace recordar mi sentencia. Soy Amyndas, su entrenador. Una chica a mi izquierda intenta hacer una pregunta, pero l sigue ignorndola y ella se rinde. S que tienes muchas preguntas, no temas, las responder a tiempo. Lo que necesitas saber primero, es que Hades, nuestro se?or y gobernante que vive en el cielo, te ha enviado a una cruzada sagrada para liberar a la humanidad de las monstruosidades que la asolan. ?Ustedes, como yo, son la lite y los pocos elegidos que han sido enviados desde el cielo en una misin para limpiar este mundo de todo mal!
Ya basta, le grita el tipo de pelo plateado a Amyndas. Es un tipo de pelotas bien puestas. Me pregunto si tambin recuerda las cosas como yo. ?Tengo mis propias preguntas y quiero que sean contestadas, ahora!
?Te dirigirs a m? como se?or y slo hablars cuando yo lo diga! Amyndas exige en un tono constante y amenazador. Mientras lo hace, toma su gran espada de su hombro y la coloca frente a l con la punta de la hoja tocando el suelo de piedra e incluso penetrando en l una o dos pulgadas.
Ciertamente parece lo suficientemente grande como para cortar a varios de nosotros en dos con un solo golpe, y Amyndas la empu?a con facilidad, como si pesara tanto como una ramita.
De repente, algo aparece frente a mi l?nea de visin que dice: Unidad de Control Neural Hades Online. Aparecen n?meros y letras sobre las cabezas de todas las personas a m? alrededor. Inesperado, considerndolo todo. As? que... aunque probablemente sol?amos tener mucha ms experiencia, observo que todos nosotros tenemos una notificacin de "Nivel de amenaza 1" sobre las cabezas de nuestros nuevos cuerpos, los cuerpos en los que hemos sido exiliados. Excepto por el chico de pelo plateado y Amyndas. Sus niveles son 2 y 56 respectivamente. Vaya. ?Significa esto que el Amyndas es 56 veces ms peligroso o ms fuerte que la mayor?a de nosotros? Ser?a as? en el El?seo, y si es as?, ?cualquiera que se ponga en su lado malo ser atornillado o ensartado! La experiencia me dice que debo tener cuidado con este tipo.
De todos modos, parece que hemos llevado alg?n aspecto del El?seo con nosotros, incluso en estos cuerpos humanos. Y al mirar alrededor, todo el mundo parece estar viendo los datos que aparecen, y yo veo la forma en que se ven.
Y, ?qu? ?Por qu el tipo de pelo plateado llega a ser de nivel 2? Eso es sospechoso. Su cuerpo no parece ms joven, atltico o duro que el resto. ?Qu le pasa?
Mi atencin se desvanece cuando nuestro Entrenador habla de nuevo. Es como si esa voz estuviera dise?ada para captar nuestra atencin. O estamos dise?ados para ser capturados por ella.
?Ahora, presten atencin a lo que digo, emisarios! Amyndas ordena, impaciencia en su tono mientras extiende un brazo armado para llamar la atencin sobre la vasta ciudad antigua que se extiende en el gris. Esto es Komana, una mega ciudad en el reino de Anatolia. La ciudad est dividida entre dos facciones. La faccin del Demonio gobierna el oeste, mientras que nosotros, los Emisarios del Hades, gobernamos el este. Hemos sido enviados en una misin sagrada por el Se?or Hades para liberar a todo Komana de los malhechores que asolan estas tierras. ?Jvenes emisarios! Sepan que ante nosotros se encuentra una prueba del tipo ms doloroso. Una que durar muchos, muchos a?os de lucha y sufrimiento, ?y aun as? habr gloria! Todos y cada uno de ustedes se preguntan ahora, ?por qu estoy aqu?? Puedo decirles esto. Estn aqu? para hacer la guerra con todas sus fuerzas, todo lo que se les ense?ar, y toda la fuerza de propsito que nuestro Se?or Hades les dar contra la monstruosa tiran?a de los demonios. Por eso estn aqu?, por eso estamos aqu?, por eso los entrenar para que maten a nuestros enemigos y luchen con toda la sangre de su corazn para ganar.

CAP?TULO 3
Dolor. Si hay una palabra para describir este mundo, es dolor. Cada maldita cosa en este cuerpo que me han forzado a hacer duele despus del duro entrenamiento al que Amyndas y sus entrenadores nos someten. Me muevo como si mis miembros no me pertenecieran realmente. Es como si estuviera negociando con mi cuerpo, en lugar de ordenarlo. ?Cmo se supone que voy a sobrevivir aqu??
Y eso es slo el primer d?a.
Muy bien, djame retroceder un poco a la introduccin del anfiteatro y de Amyndas.
Terminado su pontificado, Amyndas nos lleva a travs de los arcos detrs de l, a travs de la polvorienta calle a nuestro cuartel de entrenamiento de arenisca roja y naranja, una caminata decente a la gran ciudad de Komana. Todos podemos ver mejor la ciudad de cerca, y parece estar tanto desmoronada como intacta. La edad desmoronando el ornamentado trabajo en piedra a nuestro alrededor. Las malas hierbas y arbustos insin?an a?n ms la sensacin de decadencia y abandono que la Tierra ha sufrido en nuestra ausencia. El lugar huele a polvo y a desintegracin.
Marchamos entre los edificios hacia los "campos de entrenamiento" de arena sombreada que se encuentran en una amplia plaza entre las estructuras bajas rojizas. Los edificios son el lugar donde vamos a vivir durante, y quizs despus, nos ense?an a ser los guerreros que Amyndas espera ser. Pronto saca a sus entrenadores para ense?arnos a todos a luchar de nuevo como antes, aunque esta vez ms como bots que lo que todos nosotros debemos haber sido en nuestro mundo virtual.
All?, somos separados en grupos por los entrenadores, mujeres por un lado, hombres por el otro, y ms adelante en escuadrones de cinco a diez y luego nos proporcionan nuestras armas y armaduras seg?n la clase que se decida que seamos.
Eres un espadach?n, me dice el entrenador de mi grupo, que se hace llamar Sargento Obol.
A otros se les dice que son exploradores, lanceros, portadores de escudos y similares. Al principio, me gusta la idea de tener un arma y una armadura, y me siento menos desnudo de lo que me he sentido desde mi sentencia. Pero eso es antes de las horas y horas de ejercicios y entrenamiento de batalla a las que estamos sometidos, incluso si mi nivel de habilidad en ataque y defensa parece ser el ms alto de mi grupo. Al final del primer d?a, apenas puedo arrastrarme por la arena hasta el comedor para comer temblorosamente la carne y el pan que nos dan y saciar mi sed con varias latas de agua.
?Ahora lo entiendo! No slo nos han exiliado del El?seo, sino que tambin han borrado no slo los recuerdos de mis compa?eros, sino tambin toda nuestra experiencia anterior. Esto ocurri no slo cuando bebieron agua del r?o Leteo, sino probablemente cuando nuestras conciencias fueron puestas en estos cuerpos que pronto sern torturados.
Qu plan tan perverso, forjar un ejrcito de lienzos blancos sin cerebro, llenos de odio, con el cerebro lavado como los pocos de la lite, que vivirn el resto de nuestras vidas como subordinados sin cerebro al servicio de quien nos exili a este lugar olvidado por Dios. Un castigo adecuado para nuestros cr?menes, supongo, por elegir cuestionar la voluntad de Lord Hades. Hades es incluso ms cruel de lo que imaginaba, y que yo hab?a llegado a creer. Y parece que el crimen de pensamiento y cmo actu en l es lo que me ha tra?do aqu?.
Tiene que haber una forma mejor que esta, sin embargo... que slo pasar por los movimientos en el campo de entrenamiento cubierto de arena. Mientras me siento con los dems, miro a mi alrededor para ver a quin puedo utilizar. Si voy a encontrar alguna manera de adelantarme a la curva, ganarme mi camino a la cima aqu?, incluso encontrar una manera de volver al El?seo, no puedo ser uno de los est?pidos que hacen lo que se les dice y se dejan caer por las migajas que se les dan. Necesitaba formar mi propio equipo a partir de esta abigarrada coleccin de almas perdidas. Deber?an ser convencidos de que son mis soldados, no sin sentido, sino por su propia eleccin, una decisin tomada por su propia voluntad.
Los primeros d?as llego a la barraca exhausto a pie y caigo en un sue?o de muerte, slo para ser despertado al amanecer, con los m?sculos todav?a doloridos, para otro d?a de tortura. Pero eventualmente, me doy cuenta de que tengo alg?n tipo de sue?o cuando estoy fuera. Y pasa algo as? todas las noches:
La conciencia regresa a m?, aunque lentamente, comienza con sonidos de desmayos, raspando, crujiendo, tintineando, luego ms fuerte, gritos, gru?idos, el choque de metal contra metal. El olor me golpea a continuacin, el sudor, el cuero, la suciedad, el metal, la sangre. Entonces la visin sale de la oscuridad.
Estoy luchando, en medio de una batalla y que se est librando por lo que parecen ser miles, a mi alrededor. Humanos, avatares bsicos, blindados, cubiertos de barro y sangre luchando contra monstruos de todo tipo. Matrices de ventanas de estatus colgando sobre ellas, todas contando hacia atrs como los ataques se hacen en ambos lados. Parece que estoy luchando por mi vida, contra un monstruo que apenas puedo identificar. Todo son dientes, garras, escamas y hedor.
Con mi espada, cort, reban y apu?al. Mi oponente me corta, muerde y me golpea. Cada momento mi barra de estado de HP cae, pero tambin lo hace, y una vez cortada a cero, desaparece, pero es reemplazada por otra y otra y la batalla parece seguir y seguir y seguir.
Cuando termina, me quedo solo en un campo de cuerpos entre la sangre, el barro, el aire humeante, y las banderas rasgadas que vuelan en palos a lo lejos. ?Qu lado gan? No tengo la menor idea. Slo s que mi estatus dice que todav?a me quedan algunos puntos de vida.
Espera. No estoy solo. Alguien est caminando hacia m?. A medida que el humo se despeja, puedo ver que es una mujer con armadura que lleva el mismo tipo de cuchillo que yo. Me sonr?e y deja caer su espada, comienza a quitarse la armadura pieza por pieza, primero los brazaletes, luego las grebas, luego la pechera, la falda. Se desnuda, revelando un cuerpo exquisito bajo su armadura ensangrentada, cortada y su ropa debajo.
Lleno de emocin por la recompensa que s que me ofrecen, empiezo a desnudarme la armadura y la ropa tambin. En momentos en que ambos estamos completamente desnudos y listos.
La vista de su cuerpo desnudo enciende algo dentro de m?; instantneamente siento hormigueo en todo mi cuerpo mientras miro sus grandes pechos y su voluptuosa figura. Al acercarse a m?, mis ojos se atreven a bajar a?n ms, hasta el suave y calvo mont?culo de carne entre sus muslos. Veo los pliegues de sus labios asomando, y un flujo de calor y excitacin recorre todo mi cuerpo. Me asusta por un momento, pero en el fondo s carnalmente que la sensacin es natural en este cuerpo.
Ella me rodea con sus brazos en el cuello, y siento que todo su cuerpo se presiona contra el m?o. Esta sensacin es la primera sensacin agradable que he experimentado en este mundo. La sensacin es una que no es el dolor de la lucha, la sed, o la quemadura del sol. Es clida, suave, y en todas partes que toca deja los nervios encendidos en mi piel. De repente me siento abrumado. Mi aliento se me atrapa en la garganta.
Mis manos instintivamente van a la copa de sus grandes pechos, y me asombra lo suaves que son en mis manos. Ella me observa mientras rodeo experimentalmente mis pulgares sobre sus pezones, fascinada por cmo comenzaron a endurecerse bajo mi tacto. Cada golpe y grieta de su cuerpo me tiene maravillado, y parece que ella tambin lo est disfrutando. Sus manos comienzan a correr por mi espalda, hacindome temblar.
Nos tomamos unos momentos para explorar los cuerpos de los dems, aunque lo hacemos con bastante torpeza. El cuerpo de una mujer es diferente al de un hombre; es ms suave, ms curvo y aparentemente ms sensible en ciertas reas. Aprendo que cuando ella me toca, mi cuerpo siente un hormigueo cuando me acaricia la oreja, o los muslos. Sus manos vacilan en mis muslos, mientras que las m?as estn en sus caderas. Ambos nos miramos en preparacin, y finalmente nuestras manos empiezan a descender a nuestros lomos.
Tan pronto como sus manos se envuelven alrededor de mi miembro, mi respiracin cesa de nuevo. Un choque de excitacin intensa y xtasis sacude todo mi cuerpo, y mis caderas se doblan ligeramente. Sus dedos me rodean suavemente, asegurndose de que no me haga da?o. Observo como sus dedos se desplazan a lo largo de una vena de mi sexo y gradualmente ascienden a mi punta. Exhalo cuando hace contacto con ella, y la rodea con cuidado. En ese momento me doy cuenta de que la punta es mucho ms sensible que el resto de m?, y parece que ella tambin se da cuenta de eso. Aprovechando este nuevo conocimiento, ella traza la punta con ms presin. Respiro pesadamente en su pelo, con los ojos cerrados mientras disfruto de sus caricias.
Un l?quido claro comienza a acumularse en la punta mientras me acaricia, y lo frota entre las puntas de sus dedos con curiosidad. Toma la sustancia y mientras mantiene el contacto visual, se la lame del dedo. Contemplando el sabor por un momento, reanuda el movimiento de acariciar con una sonrisa.
Me lleva un momento recuperarme antes de empezar a explorar ms su cuerpo. Mis dedos encuentran ahora sus labios; la punta de mis dedos absorbe las sensaciones extra?as. Deslizo mi dedo dentro de su entrada, y la humedad inicial me alarma. Es viscosa y envuelve completamente mis dedos. Esto parece complacerla, sin embargo, y deja escapar un suave gemido en mi o?do. El sonido de su gemido desencadena otra ola de choques y presin a travs de mi cuerpo y aumenta las sensaciones que obtengo de su tacto.
Ambos nos acariciamos con ms intensidad, y la excitacin caliente abarca completamente mi cuerpo. Nos abrimos paso hasta el suelo, con ella debajo de m?. Nuestros cuerpos se muelen y se frotan entre s?, mi miembro presionando contra su muslo. Tanteo antes de darme cuenta de que el roce de mi virilidad contra ella inici una presin de mi ingle. La sensacin es abrumadora, y llega al punto en que mi mente est nadando. Mi visin se nubla, y mi corazn se golpea contra mi pecho. Las sinapsis de mi cerebro se sobrecargan con xtasis, y me desmayo en los brazos de mi virtual amante de la guerra, finalmente me despierto en mi catre, sintindome ahora ms fresco que antes.
?Qu fue eso? Me pregunto. ?Neuroentrenamiento, algo para que los hombres y mujeres mantengan sus mentes alejadas del sexo cuando estn despiertos? ?Otra forma de control? Ahora veo un cierto destello en los ojos de mis compa?eros de infortunio. Tanto los hombres como las mujeres se dan cuenta de que es probable que tambin hayan experimentado este entrenamiento subliminal, aunque nadie hable de ello. Bueno, no vinieron aqu? con sus personalidades o sus recuerdos intactos, as? que probablemente no tienen ni idea de lo que les est pasando.

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