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Juramento Vaquero: Parte Dos
L.G. Castillo
Cody Wilde no puede negar sus crecientes sentimientos por su amiga de la infancia, Cassie Strong. Pero con la amenaza de un viejo enemigo al acecho, Cody decide mantener a Cassie a salvo, aunque eso signifique sacrificar su propia felicidad.



Juramento Vaquero

Índice
Capítulo 1 (#u006aa179-5FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 2 (#u006aa179-6FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 3 (#u006aa179-7FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 4 (#u006aa179-8FFF-11e9-be98-0cc47a5f3f85)
Capítulo 5 (#litres_trial_promo)
Capítulo 6 (#litres_trial_promo)
Capítulo 7 (#litres_trial_promo)
Capítulo 8 (#litres_trial_promo)
Capítulo 9 (#litres_trial_promo)
Capítulo 10 (#litres_trial_promo)
Capítulo 11 (#litres_trial_promo)
Capítulo 12 (#litres_trial_promo)
“Juramento Vaquero: Parte Dos”
Escrito por L.G. Castillo
Copyright © 2018 L.G. Castillo
Todos los derechos reservados.
Traducido por Belén Witzel

Capítulo 1
Cassie
—¡Mira! ¡Por ahí! —gritó una voz.
Mi cabeza se levantó al sonido del agua salpicando. Una sombra se movió, cargando algo grande. Froté mis ojos borrosos, por las lágrimas o el alcohol, no lo sabía.
—¡Son ellos! —gritó Mandi.
Un resplandor azul parpadeó alrededor del cuello de la sombra.
—¡Cody!
Me puse de pie, corriendo hacia él. Ya se había formado una multitud cuando llegue ahí. El llanto de Bianca se podía oír por encima de los susurros de la multitud. —Nic, ¡despierta! ¡Nic!
Mandi y yo nos abrimos paso entre la multitud. Nic yacía de espaldas, pálido e inmóvil.
Mis ojos se movieron ansiosamente hacia Cody. Su pelo estaba pegado a su frente. El agua corría por su cuerpo empapado. Su cara no tenía expresión. Cuando sus ojos azules se encontraron con los míos, una sensación fría me golpeó en lo más profundo del estómago. Algo estaba mal. Antes de que pudiese decir nada, Mandi me apartó del camino y comenzó a ladrar órdenes.
—Le hare RCP. Cody, conduce hasta la casa del Sr. Wilson y llama al 911. Es lo más cercano. Cassie, ve con él y enséñale dónde es.
—Sabes RCP? —pregunté.
—No. Pero alguien tiene que hacer algo.
—¿Cómo sabes qué hacer? —La vi arrodillarse junto a Nic.
—Vi a Gopher dando RCP en un episodio de “El Crucero del Amor” —Ella quedó suspendida sobre Nic por un momento, dudando. Luego miró furiosamente a Cody—. ¿Por qué sigues aquí? ¡Ve! ¡Muévete!
El labio de Cody se crispó, y yo tarde en reaccionar. Froté mis ojos, preguntándome cuanto alcohol había en el ponche que había tomado. Él no podía estar riéndose en una situación como ésta. ¿O sí?
Mandi colocó sus manos sobre Nic, presionando sobre su pecho muscular. —Vamos Nic. Despierta.
Ella pellizcó su nariz, cerrando sus fosas nasales. Luego tomando una respiración profunda, ella colocó sus labios sobre los de él.
—Oh por Dios. Despierta, Nic —Sollozó Bianca.
Mandi levantó su cabeza, falta de aire. —No mueras, Marcelli —gruñó.
Justo mientras ella le cubría la boca, de repente los brazos de Nic se envolvieron alrededor de ella, tirando de su cuerpo sobre el suyo. Los brazos de Mandi se agitaron cuando su mano tejió debajo de su cabello, manteniendo su cabeza en su lugar mientras la besaba. La multitud gritó y silbó.
—Ve a por ello, Marcelli!
—¡Eres el hombre!
—Nic, ¡idiota! —Bianca pateó su pierna y se fue enojada con un par de sus amigas animadoras.
Mire a Cody, y su cara se rompió en una sonrisa.
¡Esa rata! Estaba muy preocupada. Pensé que lo habíamos perdido y todo lo que él podía hacer era pararse ahí viéndose todo sexy con la ropa mojada pegada a su cuerpo. Parte de mi quería darle un pedazo de mi mente, y la otra parte quería reírse del alivio.
Y una pequeñita parte de mi quería saltarle encima.
—Me alegro que estés bien —Dije finalmente cuando fui hacia él —Pero tan rápido como Nic deje ir a Mandi, es hombre muerto.
—Sí, se lo advertí, pero quiso hacerlo de todas maneras.
—Es probable que ella venga por ti luego.
—No estoy seguro de eso —Dejó caer su vista hacia abajo, viendo los pequeños puños de Mandi volando mientras golpeaba a Nic.
Y luego sucedió algo milagroso. Ella tejió sus dedos en su cabello oscuro, profundizando el beso mientras finalmente se rendía al apuesto mariscal de campo. Se veían tan lindos. Era obvio por la manera en la que estuvo actuando toda la semana, que Mandi se estaba enamorando. Sip, ella se estaba enamorando totalmente de él.
Cuando Nic finalmente dejó de besarla, Mandi se veía aturdida. Sus piernas parecían inestables cuando él la ayudo a parase. Nic corrió su cabello hacia atrás, sus ojos bloqueados con los de ella.
—Te falta una pluma.
Mientras Nic buscaba en el suelo, la cara de Mandi se retorció, tensionando su mandíbula. Casi podía ver el vapor saliendo de sus oidos. Ella no dijo una palabra cuando él encontró la pluma. Había un misterioso silencio. Era la calma antes de que llegara el huracán Mandi.

—Entonces, ¿eso significa que saldrás conmigo? —preguntó, colocando la pluma en su vincha, sus ojos centellando—. Supongo que lo harás...viendo cómo me salvaste la vida y eso.
Su boca se abrió y se cerró como si ella no supiera qué decir. Y si no fuese por la suavidad que vi en sus ojos cuando lo miró, hubiese pensado que ella realmente pensaba lo que dijo a continuación.
—Muerdeme, Marcelli —Giró sobre sus talones y volvió hacia el auto.
Nic se volvió hacia mí con una sonrisa increíble. —Ah, progreso —Luego trotó detrás de ella, gritando —¡Te recogeré mañana a las ocho!
Sacudí mi cabeza. Mandi y Nic estaban hechos el uno para el otro.
Todos comenzaron a irse ahora que la escena había terminado, dejándonos solos a Cody y a mí. Mirando a sus ojos, mi estómago entró en caída libre. Sus pestañas estaban mojadas, haciéndolas más oscuras, delineando la intensidad de los ojos azules escondiendo un secreto que deseaba ser contado.
Mi corazón palpitó sobre mi pecho, volviéndose más rápido con cada minuto que pasaba. Mis ojos cayeron sobre sus labios. Ellos se separaron ligeramente, mientras su respiración se volvía frenética.
—¿Estás bien? —Una gota de agua se deslizó por su mejilla. Sin pensarlo, me acerqué, quitándosela. De alguna manera, encontré mi mano sosteniendo tiernamente su mejilla sin afeitar, hipnotizada por la expresión de su bella cara.
Luego de un momento, su mentón tembló y se estremeció.
—Estas frío —Me saqué mi sweater, entregándoselo.
Él sacudió su cabeza. —Quédatelo. Lo mojaré.
—No te preocupes por eso —Tomé su mano, mi estómago revoloteó otra vez, y coloqué mi suéter en ella—. Puedes devolvermelo después.
—Gracias, Cassie —Su voz era baja y ronca.
Pensé que me desmayaría por la manera en que su sexy voz acarició mi nombre. Lo había escuchado decirlo una docena de veces, pero esta vez era diferente. Tal vez Mandi tenía razón. Tal vez no estaba saliendo con Lynette.
Mi corazón tronó cuando él se inclinó más cerca. Su dedo acarició el ojo de tigre que colgaba de mi cuello. Sonrió. —Lo estás usando.
—Si —Mi voz era jadeante —Lo uso todos los días. Me recuerda a… —Tragué densamente —ti.
Su mano se movió hacia mi cuello, acariciándolo. —Cassie, yo... Yo desearía...
—¡Cassie! ¡Vamos! —chilló Mandi.
¡Hija de una galleta! Salté, sorprendida por la serie de ruidosos bocinazos y luces que parpadeaban desde su auto.
—¡Ya voy! —Mandi debía de estar realmente fuera de sí. Ella nunca había sonado así antes. —Lo siento, Cody. ¿Qué ibas a decir?
Cody dejó caer su mano, poniéndola en uno de los bolsillos de sus vaqueros azules. —Nada. Solo que estoy contento de que hayas vuelto. Es bueno verte otra vez.
Gruñí. El momento había pasado.
—¡Cassie!
—¡Ya voy! —Juro que voy a matar a Mandi —Tengo que irme. Mandi está teniendo uno de sus ataques de histeria.
Se rió. —Nic va a tener sus manos llenas con ella, ¿no es así?
—Puedes apostarlo —Me reí, pero mi corazón no estaba en ello. ¿Cómo podía haberlo entendido tan mal? Tal vez fue solo una ilusión. Cody quería que seamos amigos y eso era todo.
En el camino a casa, mi cabeza latía mientras Mandi farfullaba, fingiendo estar irritada por haber sido estafada a otra cita con Nic. Sabía que estaba totalmente emocionada por la cita, no importa cuán desesperadamente quisiese esconderlo. Iba y venía entre estar feliz por ella y celosa de que tuviera a alguien dispuesto a arriesgar su ira sólo por tener un beso de ella.
¿Y yo? Bueno, mi amistad con Cody seguía siendo sólida. Tal vez podía aprender a ser feliz solo con eso.

Capítulo 2
Cody
El pequeño y destartalado tráiler que mi tío y yo compartíamos, estaba oscuro cuando finalmente llegué al patio. Era algo bueno, porque significaba que ya estaba dormido y realmente no quería decirle por qué mi ropa estaba mojada. Aunque todo lo que tenía que hacer era mencionar el nombre de Seth Baker y él ya sabría qué pasó sin necesidad de escuchar otra palabra.
Me senté en los escalones de la puerta delantera, apoyándome sobre la puerta. Mira hacia abajo, al suéter de Cassie. Mis manos ásperas, callosas por realizar trabajos extraños en los ranchos de los alrededores, lo sostuvieron con ternura. Era tan suave, justo como ella.
Acaricié el suéter, recordando la sensación de la piel cálida y aterciopelada de Cassie contra mi mano. No sé qué me poseyó cuando toqué su cuello de esa manera. Tal vez había sido toda la cerveza que bebí. Tal vez había sido ver a Nic ir por la chica que quería. Lo que sea que fuese, ver a Cassie a la luz de la luna, su cabello oscuro viéndose tan suave y ondulado alrededor de sus hombros, sus labios rosados y brillantes, sólo me dieron ganas de besarla en ese mismo momento.
Y si lo hubiese hecho, hubiese sido la peor cosa que podría haber hecho.
Gruñí, inclinando mi cabeza hacia arriba. «No sé cuánto más pueda aguantar, papá.»
Las estrellas brillantes iluminando el cielo negro no me dieron una respuesta. Bueno, no la respuesta que quería oír. Quería oír que debía estar con Cassie. Quería oír que a Seth no le iba a importar si estaba con la chica que me prefirió a mí sobre él. Quería oír que Seth era lo suficientemente maduro como para mirar más allá de todo eso y que nos dejaría en paz.
Cierto.
Me reí con dureza en el silencio de la noche. Seth solo estaba esperando su jugada para vengarse de Cassie por haberlo abofeteado en frente de toda la escuela. Cualquier interés que yo demostrase por ella, solo iba a hacerlo más determinado a castigarla por lo que había hecho. Tal vez, solo tal vez, si yo me mantenía alejado, él perdería interés o hasta se olvidaría de Cassie avergonzándolo.
Levanté el suéter, inhalando profundamente. El delicado aroma de cupcakes de vainilla y algo floral llenó mis sentidos. Cerré mis ojos, tratando de borrarla de mi mente; borrar esos conmovedores ojos marrones, la manera en la que su dulce voz decía mi nombre, y la manera en que su pequeña mano acarició mi mejilla. Borrar todo antes de que pensamientos sobre ella se deslizaran hacia mi corazón y se quedaran allí.
Hombre, esto iba a ser difícil.
Justo cuando me iba a levantar y a escabullirme a mi habitación, una luz brilló desde el interior del tráiler y la puerta se abrió. Me caí de espaldas con un golpe.
—Ey, Mike.
—¿Qué estás haciendo en el piso, hijo? ¿Y por qué estás todo mojado?
—Estaba en la fiesta del puente de Koppe y bueno...Las cosas se pusieron un poco locas.
—¿Baker estaba ahí? —Mike extendió una mano, ayudándome a levantarme.
—Sí.
—¿No estás en ningún problema, verdad?
—No. Nada como eso.
—Bueno, mejor que te metas adentro y te saques esa ropa mojada antes de que te dé un resfrío.
—Sí, seguro.
—¿Qué es eso? —Ojeó el suéter de Cassie —¿Te conseguiste una chica?
—No. Es de Cassie. Me lo prestó para que no tuviese frío.
—Ah ¿Eso hizo? —Él levantó una ceja, sus ojos azules relucientes —¿Sabes lo que eso significa, verdad?
—Significa que ella pensó que yo tenía frío. Y así era —Abrí la nevera, metiendo mi cabeza dentro, fingiendo que buscaba algo para comer.
—Significa que le gustas —Me alejó de la nevera, cerrándola —Y necesitas beber algo caliente. Te prepararé un poco del chocolate caliente que solía gustarte cuando eras pequeño.
Mientras Mike revolvía alrededor de la cocina, me saqué mis botas y mis calcetines mojados.
—Ten. Sécate —Me pasó una toalla —¿La invitarás a salir?
Me saqué mi remera mojada, arrojándola a un lado. —¿A Cassie?
—Claro que a Cassie. Ella es una buena chica.
Me quedé mirando al suéter y no respondí. Dolía demasiado pensar que hubiese tenido una chance con ella…saber cómo se sentiría sostenerla o besarla. Ni siquiera creía que podía seguir siendo su amigo como había prometido. Sería demasiado ser tan cercanos y no ceder.
—¿Qué pasa Cody?
—Yo... —¿Debería decirle? ¿Comprendería si lo hacía? Tal vez debería volver a Utah. Era miserable ahí pero también era miserable ahí, especialmente ahora que sabía que no podía estar con Cassie—. Creo que debería volver a Utah y vivir con mamá.
Mike puso una taza humeante en frente de mí y se sentó al otro lado de la mesa. Ojos preocupados me estudiaron mientras frotaba su mano en su mandíbula desalineada. —Si eso es lo que quieres. Pero no creo que eso sea lo que realmente quieres, ¿verdad?
—No —Mi voz se quebró.
—¿Es por Cassie?
Asentí, sin poder decir nada más. El bulto en mi garganta me estaba asfixiando.
Sus ojos se abrieron ante la expresión en mi cara. —Realmente te gusta, ¿verdad? Bueno, no tienes nada por lo que preocuparte. A ella le gustas.
—No soy yo. Es Seth.
Su cara se volvió seria. —¿Ese Seth está detrás de ella?
—Sí. La invitó a salir, pero ella lo rechazó.
—Chica lista —sonrió —Así que, ¿qué te detiene de invitarla a salir? Ustedes siguen siendo amigos ¿o no?
—Sí, lo somos. Pero si la invito a salir, sé que hará que Seth vaya detrás de ella con más determinación. Tú sabes cómo es él.
—si, lo sé. Como su padre —Tomo una respiración profunda, inclinándose hacia atrás sobre la silla. —Mira, Cody. Tú debes vivir tu propia vida. Sé que te mantienes alejado de gente como Seth, para poder mantener la promesa que le hiciste a tu papá. J.D. hubiese estado orgulloso. Pero hijo, no puede esconderte el resto de tu vida. Vale la pena pelear por algunas cosas.
—¿Dices que debería pelear por Cassie si Seth decide ir detrás de ella?
—Lo que estoy diciendo, es que no pelees contra ti mismo. Lamentarás dejar pasar la chance de amar. Tu papá tuvo su parte de arrepentimientos en su vida, pero amar a tu mamá nunca fue uno de ellos.
Se levantó, bostezando. —Se está haciendo tarde y tengo que conducir hasta el rancho Watson en la mañana. Piensa sobre lo que dije.
En mi cama, pensé en mi papá, deseando que estuviese aquí para decirme qué debía hacer. Todo lo que podía pensar fue en su último deseo de que yo no siguiese sus pasos. Y todo lo que siempre había querido, era ser como él. Ser el hombre que mi madre y yo conocimos; bueno, leal, gracioso y paciente.
Cerré mis ojos, escuchando los sonidos de los grillos chirriando. Luego, pensé en Cassie. Ella se merecía a alguien que no estuviese tan jodido como yo. En un par de meses, nos graduaríamos y ella se iría de Koppe. Probablemente iría con Mandi a la universidad. Y yo probablemente trabajaría con Mike en las plataformas.
Suspiré. No tenía sentido preocuparse por eso. En el fondo, sabía que aunque saliese con ella, solo sería hasta que ella se fuese. Ella tenía un futuro más allá de Koppe, y yo no podía estar en él.
Me di vuelta, alejando los pensamientos de Cassie y el sueño que nunca podría ser.

Capítulo 3
Cassie
Cody Wilde realmente apesta.
Habían pasado seis meses de esa noche en el puente de Koppe y Cody no me había dicho una sola palabra. Ni una.
Mordí furiosamente mi sándwich de pavo. Mire alrededor de la escuela llena de gente, esperando que aparecieran Mandi y Nic. No sé por qué tenía tanto mal humor. Tal vez era porque pensaba que Lynette era la razón por la cual Cody no me hablaba. Corría un rumor de que ella estaba saliendo con un chico de la Universidad de Texas.
Claramente ella estaba fuera del mapa. Y así y todo no había noticias de Cody, excepto el saludo ocasional cuando se dirigía a la salida a la hora del almuerzo. La primavera había llegado y ya estaba lo suficientemente cálido para sentarse en el patio otra vez, pero eso significaba tener que ver a Cody apoyado sobre la pared hablando con Barry e ignorándome…como siempre.
O peor, encontrarme con Seth.
Hasta ahora, Seth se había mantenido alejado. Aunque me miraba cada vez que nos cruzábamos. Pensarías que él ya habría superado la bofetada para ahora. De verdad, apenas debe haberla sentido.
—Rápido, Cassie. Dime qué le gustaría a Mandi para nuestro aniversario —Nic puso su bandeja en la mesa.
Suspiré mientras miraba su cara ansiosa. Vivía vicariamente a través de Mandi ahora. Nic y ella eran inseparables desde el incidente en el puente de Koppe. Él era el novio perfecto para ella. Era tan paciente. Y al mismo tiempo, él sabía cuándo no soportar su mierda.
Mandi estaba nerviosa por las cosas más pequeñas en estos días, como por ejemplo si puso o no la estampilla correcta en las aplicaciones a las universidades que envió o deseando poder re-escribir los ensayos de las universidades. Agitaba sus manos en el aire salvajemente mientras caminaba mientras Nic se sentaba dejándola despotricar, luego le aseguraba que todo iba a estar bien. Él era espectacular.
Yo comprendía por qué estaba tan ansiosa. Sus padres no se podían permitir pagar la universidad y la única manera en que podía ir, era si conseguía una beca completa. Le dije que no tendría problemas consiguiendo una. Si no fuese por los gemelos Watson, ella hubiese sido la primera o la segunda de nuestra clase.
—Lo que sea que le des estará bien —dije, alcanzando mi gaseosa. Levanté la chapa, abriéndola. Siseó, enviando un chorro de gotas de gaseosa al aire.
—Quiero que sea especial. Es nuestro aniversario de seis meses.
—Shh. Está viniendo —Tome un sorbo de mi gaseosa mientras veía a Mandi rebotar por la cafetería, trayendo una bandeja llena de comida. Ella estaba cantando. Era una buena señal de que ella estaba de mejor humor hoy. Los pendientes de aro dorado se balanceaban mientras rebotaba hacia nosotros cantando "Adicto al amor" de Robert Palmer. Ella llego al estribillo sobre la chica admitiendo que era adicta a estar enamorada.
—Adelante, acéptalo. Eres un idiota en un guante —Gotas de gaseosa cayeron en la mesa y en mi nariz. Me atraganté con la risa.
—¿Cuál es tu problema? —Mandi me miró como si estuviese loca.
Jadeé por aire. —Creo…la letra…no importa.
Me incliné, susurrando a Nic, —Puedes comprarle una de esas revistas con canciones. Hay algunas en el revistero del Piggly Wiggly.
Se rió. —Prefiero sus letras, pero eso me da una idea. ¿Conoces a alguien que toque la guitarra?
—¿De qué están hablando? —Mandi puso su bandeja con tres porciones grandes de pizza y cuatro brownies en la mesa. Creo que aumente 10 kilogramos solo de mirar eso.
—Solo me preguntaba si ella conocía a alguien que toque la guitarra.
—Oh —dijo ella, alcanzando uno de los brownies—. Cody sabe tocar, ¿brownie?
Sacudí mi cabeza. —No sabía que tocaba.
—Sí. Solía tocar en el patio durante el almuerzo el año pasado.
—¿Por qué ya no lo hace?
—No lo sé. Pregúntale. Él está por ahí.
Me di vuelta y lo vi caminar por la cafetería. Él miro hacia donde estábamos sentados, dándome una media sonrisa y luego continuó caminando hacia la puerta.
« Maldita sea, Cody Wilde! »
Resoplé, volviendo mi atención a la pila de chocolate. Agarré uno, mordiéndolo. —No importa. No quiero saber.
—Por qué has estado tan malhumorada últimamente? —Preguntó Mandi.
—No estoy malhumorada. Tú lo estás.
—No, oh. Yo estoy adorablemente ansiosa —Levantó su pizza, señalándome— Tu estas malhumorada. Ve a hablarle a Cody de una vez. Sabes que quieres.
—No. No quiero.
—Si, quieres.
—No quiero.
—Si, quieres.
—No.
—Sí.
—Muy bien! Tiempo fuera, por favor —Interrumpió Nic, riéndose— Creo que voy a experimentar mi primera migraña.
—Lloron —Ella le dio un codazo juguetón y luego se volvió hacia mí—. Cassie, deja de ser una gallina. Invita a salir a Cody.
Deje caer mi mandibula. —No puedo hacer eso!
—Chica, es 1989 no 1889. Ve por tu hombre —Ella me arrebató el brownie de la mano— Shoo! Y no vuelvas aquí sin él.
No podía creer que iba a hacerlo. Tome un sorbo rápido de mi gaseosa y me dirigí a la salida. Cuando alcancé la puerta, me volví a mirar a Mandi cautelosamente. Ella me dio los pulgares hacia arriba. Suspiré. Bueno, aquí va nada.
Caminé hacia fuera al patio en donde él estaría. Mi corazón palpitó cuando lo encontré. Estaba solo.
Mis pies estaban pegados al piso. A pesar de que había visto destellos de él caminando por el pasillo o pasando por la cafetería durante el almuerzo, no me había dado cuenta cuan alto se había vuelto durante estos seis meses. ¿Cómo era eso posible? Está bien, era posible. Pero ¿Cómo no me di cuenta?
Su cuerpo parecía estar más tonificado y muscular que lo que recordaba. Su Stetson marcaba una sombra sobre su cara. Había una ligera mancha de barba en su mandíbula cuadrada.
Mis ojos pasearon de sus anchos hombros a sus caderas estrechas. Estaba usando mi remera negra favorita. La que le encajaba firmemente a través de su pecho y sus brazos musculares. Me sentí como una mirona horrible, comiéndomelo con los ojos en el medio del patio, pero no podía parecer detenerme a mí misma.
Él debe haber notado mi presencia porque levantó su cabeza. Ojos azules de verano se encontraron con los míos.
—Ey, Cassie.
Cualquier enojo que hubiese sentido antes, se derritió al escuchar su voz decir mi nombre.
—¿Qué hay de nuevo?
Este era el momento. Si iba a hacer esto suceder, tenía que hacerlo ahora. Tome una respiración profunda. —Yo, uh, me preguntaba si te gustaría ir conmigo al cine alguna vez.
No puedo creer que lo hice. Lo invite a salir en una cita.
El tiempo pareció ir más lento mientras esperaba que me dé una respuesta. No sé cómo los chicos hacían esto; invitar a chicas a salir sin vomitar. Pensé que moriría. ¿Y si decía que no? O peor, ¿si se reía?
Mi corazón se aceleró mientras me inclinaba casualmente contra la pared, tratando de verme bien. Si él no decía algo rápido, iba a enterrar mi cara en el pasto al lado de sus botas. ¿Las mesas de picnic no deberían estar meciéndose así verdad?
Eche un vistazo por debajo de mis pestañas. Su cara estaba seria mientras me estudiaba. Mi corazón estaba palpitando muy fuerte, puedo jurar que él lo oía. Él se veía como si estuviese peleando con algo dentro de él. O tal vez solo comió algo que le cayó mal. Quien sabía. Todo lo que sabía era que en un minuto más, el brownie iba a hacer una reaparición.
¡Oh por Dios! ¿Y si todavía estaba con Lynette? Tal vez estaba buscando una manera de rechazarme gentilmente.
—Uhm, a menos que sigas saliendo con Lynette —dije rápidamente.
Él tiró su cabeza hacia atrás, sorprendido. —Lynette Baker? Nunca salí con ella.
Mi corazón cantó. —De verdad?
—Si. ¿Qué te dio esa idea?
—Bueno, ella siempre estaba alrededor tuyo y uh…bueno…
¿Debería decirle que lo estaba espiando en el juego de fútbol? Pensaría que era una acosadora loca.
Antes de que pudiese pensar en una excusa, algo maravilloso sucedió. Los cielos se abrieron y los pájaros comenzaron a cantar en armonía con mi corazón.
—Si. Me gustaría. ¿Qué te parece el sábado a la noche?
Está bien, estaba exagerando un poco sobre los cielos y los pájaros y el dueto. Pero la manera en la que me miró cuando dijo eso me hizo sentir como si pudiese volar.
—Genial. Um, creo que el autocine de Koppe pasa películas clásicas en su función de las ocho. Pero hay un estreno a las diez. Van a pasar La excelente Aventura de Bill y Ted.
Traté de no hacer una cara cuando mencione el nombre de la película. Estaba planeando obligar a Mandi a ir conmigo a la función de las ocho a ver Esplendor en la hierba. Era mi favoritay estaba muriendo por verla en la pantalla grande.
—¿Cuál es la otra película? —Preguntó.
—Esplendor en la Hierba.
—Vayamos a ver esa —Me dio una sonrisa de costado, mostrando su hoyuelo.
—De verdad?
—Sí, ¿por qué no? ¿Te recojo a las siete y media?
—Sí, eso sería perfecto.
Giré sobre mis talones y me dirigí a la cafetería. Creo que debo haber flotado hasta ahí en vez de caminar. No estoy segura. Todo lo que sabía era que el sábado por la noche no podía llegar lo suficientemente rápido.

Capítulo 4
Cody
—Dos cocas y un balde de palomitas de maíz —Alcancé una servilleta y limpié la transpiración de mi ceja. No sabía si era el calor o mis nervios que me estaban haciendo transpirar tanto.
Luego de pagarle al cajero, me tomé mi tiempo caminando de vuelta a la camioneta. Era primavera y el olor de las palomitas se mezclaba con la fragancia de flores silvestres. La puesta de sol era una mezcla de naranjas y rojos que caían detrás de una alfombra de bonetes azules que rodeaba las afueras del autocine. Era la noche perfecta para una cita.
La película no comenzaba por otros quince minutos y yo no tenía idea sobre qué hablar. Nunca habíamos tenido este problema cuando crecimos. Ahora, era como si mi cerebro se hubiese puesto en modo estúpido cada vez que miraba a Cassie.
Suspiré, deseando que se me hubiese ocurrido hacer de esto una cita doble. Mandi y Nic no paraban de hablar. Esperaba que estuviesen en el autocine también. Luego Cassie mencionó que Nic tenía una cena en la casa de los padres de Mandi. Ahí fue ese plan.
Nic era genial, no como la mayoría de los chicos de la escuela. Él era bastante fuerte también. Cuando salté al rio esa noche, hacía seis meses, él casi había deshecho las cuerdas. Estaba tan determinado a salir con Mandi, que no tuve el corazón para decirle “no” cuando me dijo su plan.
Lo envidiaba. Él sabía lo que quería y había ido detrás de ello. No había nada que se interpusiera en su camino, ni siquiera la misma Mandi.
No podía creer que dije “si” cuando Cassie me invitó a salir. ¿Cómo podía rechazarla cuando ella me hizo la pregunta que yo estaba muriendo por hacerle desde el día en que volvió a Koppe? Cuando esos grandes ojos marrones me miraron, llenos de esperanza, todos los pensamientos sobre las amenazas de Seth Baker se fueron volando de mi cabeza. Además, a Seth nunca lo atraparían vivo en una película de chicas.
Justo mientras alcanzábamos la camioneta, hice una pausa mirando a Cassie mientras acomodaba la manta en la cama de la camioneta. Su cabello castaño colgaba en ondas por su espalda. Tan diferente de las trenzas que usaba cuando éramos chicos. Cintas rosadas y blancas se trenzaban a través del pasador y caían sobre sus mejillas cada vez que se inclinaba hacia delante Ella llevaba una blusa ligera de melocotón con volantes en el frente. Era tan delicada que revoloteaba en la brisa. Todo sobre ella era suave: sus movimientos, su sonrisa, su voz. Era tan hermosa. Y quería pasar su tiempo conmigo. ¿Cómo me volví tan afortunado?
Tragué densamente, preguntándome cómo iba a dejarla ir después de esta noche.
Tal vez podríamos encontrar una manera de salir, sin que Seth se enterase. No, no en una ciudad pequeña como Koppe. Él estaba destinado a enterarse. Y no sería justo para Cassie tampoco. Ella se merecía tener a alguien que pudiese gritar desde los techos que ella era su chica. Eso era algo que yo quería hacer. Quería hacerlo desesperadamente.
La cara de Cassie se iluminó con sorpresa cuando Buster Mills y su padre se le acercaron. El Sr.Mills era el dueño del Bar y Grill Dixie, a menudo referido como El Dixie, por los locales. Ella saltó de la cama de la camioneta para saludarlos. Su pequeña mano desapareció en la del Sr. Mills mientras la sacudía. Mientras ella hablaba con ellos por unos minutos, admiraba la manera en que el viento volaba su cabello y cómo su cara se iluminaba cada vez que sonreía.
—Hola Buster. Sr. Mills —Le entregué una gaseosa a Cassie cuando finalmente me les acerqué.
—Hola Cody —Balbuceó Buster con la boca llena de palomitas.
—Llámame Travis —dijo el papá de Buster— Dios mío, Cody. Luces como J.D. cuando tenía tu edad.
—Él fue a la secundaria con mi papá —Le expliqué a Cassie.
—El papá de Cody fue el mejor mariscal de campo que la secundaria de Koppe jamás haya visto. Aunque ese chico Marcelli se le acerca bastante —Tomo un sorbo de su cerveza, mirando a la distancia, recordando—. Esos eran buenos tiempos. Yo era el hombre grande en la escuela en aquellos tiempos. Aunque sigo siendo bastante grande estos días —Se rió, dándole palmadas a su panza de cerveza.

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